Ciudad Juárez.- Ante las diferentes necesidades que viven familias de Riveras del Bravo, uno de los sectores más golpeados de la ciudad, directivos y docentes de la escuela Francisco González Bocanegra, turno vespertino, aportan su grano de arena repartiendo alimento a los alumnos de esta institución.
Elizabeth Nieto, directora del turno vespertino de esta escuela ubicada en Riberas del Bravo Etapa 9, explicó que este proyecto surge de la necesidad de alimentar a niñas y niños que en la mayoría de los casos, viven una situación económica bastante difícil en casa.
“Por allí al inicio, me dice la Secretaría de Educación que mi obligación como escuela no era alimentar a los alumnos, pero nuestro argumento fue muy sencillo; un niño que no está bien alimentado no tiene el menor interés de poner atención a una clase”, expresó.
Nieto, dijo que este proyecto inició desde hace seis años, sin embargo, cuando inició la pandemia se tuvo que ver pausado ante la ausencia de los menores en las aulas y con la finalidad de protegerlos en todo momento del virus.
Hace unas semana, el proyecto se echó a andar de nueva cuenta, pero bajo nuevas condiciones, ya que ahora se prepara el alimento y se entrega a los padres de familia para que finalmente ellos lo puedan llevar a casa y compartir con los demás integrantes.
Señaló que el proyecto fue gestionado y apoyado por Organizaciones no gubernamentales, en este caso, por Oxfam de México.
El alimento es entregado de lunes a viernes a partir de las 2:00 de la tarde. Las porciones que se entregan son por familias de tres o cinco integrantes, aunque la mayoría los rebasan. “La mayoría de las familias que vienen, rebasan hasta los 10 miembros por familia, con esto quiero decir que es insuficiente lo que nosotros hacemos para cubrir las necesidades”, resaltó.
La directora mencionó que son alrededor de 40 familias las que se ven beneficiadas, mismas que por cada cinco miembros, representan cerca de 200 personas diariamente.
“Por dar un ejemplo, ayer se les entregó un litro de caldo de pollo, un kilo de arroz y medio kilo de tortillas. Tratamos de que sea también algo nutritivo”, dijo.
Por su parte, el maestro Ramón Castillo, mencionó que antes de implementar el proyecto, la mayoría de los docentes se había percatado de que los alumnos tenían problemas de alimentación.
“Se dormían en las aulas, algunos presentaban sangrados de nariz, se veían muy débiles. Por eso nació la inquietud de pedir ayuda”, comentó.
Martina Castro Antonio, originaria de Tabasco, es una de las familias beneficiadas, quien cada día, acude con su nieta de 10 años a recoger el alimento.
Comentó que en la familia solo trabaja su hija y el dinero que gana en la maquiladora, no alcanza para todos los gastos, entre ellos para completar la canasta básica.
En la escuela se construyó un comedor, mismo que fue gestionado por la directora, sin embargo, este fue incendiado. Tiempo después, se volvió a pedir ayuda para volver a construir uno, el cual, debido a la ausencia de alumnos y autoridades docentes, fue vandalizado y casi destruido.