A sus 77 años, descubrió su vocación de enseñar

El mensaje que ahora la señora Teresa desea transmitir a todos los adultos mayores, es que no hay edad para seguir aprendiendo

Brenda Herrera | El Heraldo de Juárez

  · sábado 8 de agosto de 2020

Foto: Cortesía | Teresa Fernanda

Ciudad Juárez, Chihuahua.- Doña Teresa, trabajó durante más de 20 años en tiendas departamentales de El Paso, Texas, al jubilarse fue invitada por una amiga para asistir a clases de yoga o alguna otra disciplina a una casa de retiro para adultos mayores, en la cual encontró algo más que donde pasar tiempo, encontró la oportunidad de enseñar a sus compañeros el lenguaje de origen anglosajón, aquel que había aprendido durante el tiempo que radicó y estudió en el vecino país.

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A sus 77 años de edad, la señora Teresa Fernanda Toledano Montelongo, inició a ofrecer clases de ingles a tres personas que pertenecen al Centro de Desarrollo Integral para el Adulto Mayor “Girasoles”, algo que no imaginó después de haber sido pianista y de haber dedicado tantos años al servicio al cliente en el país americano.

En entrevista con el Heraldo de Juárez, platicó que al inicio de haberse jubilado, todo le parecía bien, lo que más le gustaba pensar era que ya no iba a tener que ver el reloj, iba a poder levantarse a la hora que quisiera y además, iba a tener tiempo para poder hacer todo lo que antes por falta de tiempo no podía realizar, como leer, por ejemplo.

“Comencé a disfrutar mi casa, porque pues uno siempre anda corre y corre, y así me la pasé como tres años, y durante el último, una mamá de una amiga de mi hija me dijo que asistiera a Girasoles aunque fuera para hacerle bulto en su clase, ella es maestra de gastronomía. Entonces, pues me anime a ir y me di cuenta que me había gustado mucho el ambiente”,explicó.

Fue allí, donde la señora Teresa, pudo encontrar a personas que tenían casi su misma edad, sus mismos gustos y pensamientos, pero sobretodo lo que más llamó su atención, fue el ánimo que había en cada uno de los adultos que estaban allí.

“Mucha gente a esta edad solo dice: que flojera, y se la pasan en pijama, ya no quieren salir, no quieren hacer ni de comer y caen en depresión”, señaló.

Sin embargo, la rutina que ella llevaba allí dentro, le permitió divertirse y motivarse aún más, hasta que le llegó la oportunidad de dejar de ser una afiliada para comenzar a ser maestra de inglés para principiantes.

Este reto, no solo le sirvió para conocer esta nueva pasión en su vida, sino que además , le permitió desmentir el tabú que dice que a cierta edad se deja de aprender, pues hasta el momento ella ha visto muy buenos resultados en sus alumnos, por lo que resaltó que basta con echarle ganas para poder aprender.

“Puede que nosotros ya no lo necesitemos tanto así, pero es una satisfacción que a uno le da por poder decir: ¡Sí puedo! Hace poco una alumna me comentó que había ido a un restaurante de Estados Unidos y que había logrado pedir todo en inglés, para mi eso es motivación para poder seguir haciendo mi trabajo porque quiere decir que lo estoy haciendo bien”, expresó.

Al iniciar la pandemia por Covid-19, tuvo que dejar de asistir a Girasoles y comenzó a dar sus clases por la plataforma de WhatsApp.

Sin embargo, Doña Teresa seguía avanzando sin límites, puesto que también comenzó a dar clase de inglés a 13 personas más a través de la plataforma Zoom, ellos son trabajadores de maquiladora, y estudiantes de secundaria y preparatoria.

A los trabajadores de maquiladora les da clases una vez a la semana con una duración de 40 minutos, a los de secundaria y preparatoria dos veces a la semana con la misma duración, mientras que a los adultos mayores de Girasol les imparte clases solo un día con duración de una hora.

El adaptarse a las redes sociales, no fue un problema teniendo a su hija Natalia a lado, quien ha sido su apoyo para poder hacer lo que tanto disfruta y lo que tanto hace falta en la frontera; más personas que hablen este idioma universal.

“He aprendido mucho con la tecnología, ahora ya se escribir mis clases y puedo mandarla a todos mis alumnos por correo, para mi no fue difícil, he logrado adaptarme muy rápido”, afirmó.

El mensaje que ahora la señora Teresa desea transmitir a todos los adultos mayores, es que no hay edad para seguir aprendiendo. Su intención es seguirle dando vida a los años y que mejor, aprendiendo y disfrutando lo que le hace feliz.

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