Un albergue ubicado al poniente de la ciudad entró en crisis, luego de que autoridades les canalizaron a 15 centroamericanos que fueron retornados, pero dieron positivo a la prueba de Covid y no los quisieron recibir ni en el “hotel filtro” ni en ninguna institución hospitalaria.
Encargados del lugar solicitaron auxilio, para resolver el problema, ya que apenas comienzan a operar y no cuentan con las instalaciones adecuadas para una atención de ese tipo.
Enclavado en el corazón de Anapra opera el albergue para migrantes "Esperanza para Todos" , institución que atiende a 125 personas entre ellos 70 menores de edad, mismo que no cuenta con ningún tipo de apoyo gubernamental para su sostenimiento.
“Vivimos prácticamente de la caridad y de lo que las personas de buen corazón nos arriman aquí al albergue", refiere Grissel Ramírez, quién hace 4 meses fundó este refugio sobre un terreno que anteriormente era una guardería y por el cual paga 25 mil pesos de renta mensual, cantidad que se consigue con algunos de los patrocinadores privados de dicho albergue así como de una tiendita que está al interior del inmueble donde se venden sodas y otros insumos para los migrantes.
"Soy de Veracruz pero ya tengo varios años en esta ciudad y la verdad es que es bien duro ver todos los sufrimientos por los que atraviesan estás personas que lo único que buscan es huir de la violencia en su país y darles una mejor vida a sus hijos haya del otro lado del río", agrega Grissel, quien acababa de recibir el pasado martes por la noche, a 15 centroamericanos deportados bajo el esquema denominado Título 42, a 11 salvadoreños y 4 hondureños, quienes llegaron infectados de Covid, pero nadie se quiere hacer cargo de ellos.
"Les dijeron que allá en el hotel filtro ya no hay lugar y en ningún hospital los quieren recibir. Acondicionamos una sala aislada aquí en el albergue para tenerlos de momento pero necesitamos que alguna institución de salud se haga cargo de ellos", agrega la señorita Ramírez quién a través de donaciones privada consigue darles alimento 3 veces por día a todos los migrantes que habitan en este espacio de aproximadamente 170 metros cuadrados que anteriormente funcionaba como guardería.
"Tú puedes verlo: Estamos limitados en todo y es bien difícil mantener en pie este lugar pero pues tampoco puedes ignorar a toda esta gente y su sufrimiento. No contamos con ningún tipo de apoyo gubernamental y aquí hace falta de todo: Literas, baños , cocina, camas, comida, artículos de limpieza y todo lo básico para llevar una vida digna a la que tiene derecho cualquier ser humano", menciona Grissel, quien ayer por la tarde iba a sostener una reunión con funcionarios federales para ver qué se iba a hacer con los migrantes infectados de Covid 19.
El albergue de ubica en la esquina de las calles Pez Aguja y Cangrejo y la mayoría de quienes habitan en el inmueble están esperando cita del gobierno estadounidense para llevar a cabo solicitud de asilo, esto en el caso de los centroamericanos, pero también hay migrantes mexicanos procedentes de diversas partes del sur de la República como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz y Quintana Roo quienes van de paso por nuestra ciudad para llegar a los Estados Unidos.
¿Ni modo que los desaparezca verdad?, son seres humanos que tienen dignidad y así los vamos a seguir tratando", dice Grissel, al tiempo que ayuda a las cocineras a preparar el desayuno para los que ahí habitan y que reciben donaciones de iglesias y pastores cristianos, sobre todo de Estados Unidos, así como del padre Calvillo de la casa del Migrante quien fue el que dono las primeras 50 colchonetas para este albergue
"Aquí no se discrimina a nadie y la religión no importa. Tenemos inclusive chicas trans viviendo aquí con nosotros y la verdad es que no hay absolutamente ningún problema. Somos cristianos y estamos obligados a atender y querer a nuestro prójimo", finalizo Grissel Ramírez.