El comedor de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe se ha visibilizado mucho, sobre todo con la llegada de las personas en situación de movilidad de otros países, pero en este espacio también reciben alimento los connacionales.
Las personas que entran en el concepto de desplazados por la violencia, dentro de la misma república mexicana llegan a Ciudad Juárez solo con pocas pertenencias como lo son documentos, muy poca ropa y objetos de valor o incluso sin estos por dejar sus tierras ante el temor de ser víctimas de quien a la fuerza toma sus predios.
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Actualmente, acuden al comedor de catedral alrededor de 15 connacionales semanalmente por alimentos y otros servicios como lo son asesorías legales, revisiones médicas o canalización a la Casa del Migrante, la llegada de estas personas puede ser a diario y se contempla que no acuden de manera inmediata al comedor.
Personal que brinda apoyo en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, aseguró que llegan con la esperanza de poder incluso cruzar a Estados Unidos, para evitar ser localizados en su trayecto o a su llegada a esta ciudad.
En este espacio reciben alimento caliente, incluso de ser necesario dos o tres veces al día, revisiones médicas si llegan con condiciones médicas que estén padeciendo, asesoría legal, ya que algunos buscan exponer sus situaciones para ser candidatos de asilo político.
En los albergues locales, sobre todo la Casa del Migrante, mencionó semanas atrás que tiene un aproximado de 100 personas de distintos estados de la república.
Mientras que en los que administra el Municipio hay albergadas personas del estado de Guerrero, de Zacatecas y Michoacán, estos llegan unos días a solicitar espacio humanitario y luego se van, comentó Santiago González Reyes, director de Derechos Humanos del Municipio.
En datos proporcionados por el Colegio de la Frontera del Norte COLEF) señalaron que en el 2023, llegaron en su mayoría desplazados connacionales de Michoacán, Guerrero y Zacatecas, pero esta situación afecta a otros estados más.
Ellos vienen huyendo de la violencia que se genera en sus estados de origen y la única salida que encuentran es huir hacia el norte de la república mexicana, para irse a refugiar a Estados Unidos, donde a algunos los esperan familiares y otros van a “iniciar de nuevo”.