Con su primera incursión en el cine, el escritor Antonio Ortuño logró una nominación al Ariel como Mejor guion adaptado por la película “Recursos humanos”, por la que también compite Pedro de Tavira como Mejor actor. El filme aparece en las categorías Mejores efectos visuales y Mejores efectos especiales.
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La coproducción México-Argentina dirigida por Jesús Magaña Vázquez, fue escrita por el mismo director, Fernando del Razo, y Antonio Ortuño, quien cuenta en entrevista que quiso “contar la historia de una rebelión, pero centrada en el microcosmos de una oficina”.
Pedro de Tavira interpreta a “Gabriel Lynch”, un resentido oficinista que se ha propuesto ocupar el puesto de su nuevo jefe, “Constantino”, un inexperto “recomendado”.
En el filme actúan también Cecilia Ponce, como “Lizbeth”, Juana Viale (“Verónica”) y Giuseppe Gamba como “Constantino”.
Filmada en blanco y negro, la cinta le permitió al escritor colaborar en el guion y “estar en primera fila a lo largo de la planeación”.
El formato, agrega, “le parecía a Jesús que funciona para crear esta atmósfera opresiva, turbia, de las oficinas”.
UN PERSONAJE ENTRAÑABLE
A medio camino entre héroe y villano, el protagonista resulta inquietante por la frialdad con la que, por ejemplo, declara en el arranque de la cinta: “Esta es la historia de mi odio”.
“Lo que hizo Pedro de Tavira con ‘Gabriel Lynch’ me parece maravilloso, implica que también es un creador y aporta su visión de lo que yo escribí hace un montón, la novela es de 2007. ‘Gabriel Lynch’ se asume como la guerrilla de un solo hombre y “Constantino” es la cara del poder, que no pretende abolir, sino sustituir, que es lo que pasa en la mayoría de las revoluciones, que prometen cambiar las cosas y lo que hacen es un cambio de cara de quien ejerce el poder.
“También desde luego tiene que ver con una sátira al mundo laboral. Yo trabajaba en una redacción de un periódico cuando escribí ‘Recursos humanos’ y había muchas cosas de la atmósfera que me parecían dignas de llevarse a una novela, pero no creo que uno refleje la realidad como un espejo, la aprovechas, la distorsionas para explicarla mejor”.
EL PODER FEMENINO
En la trama todos los personajes son maliciosos, ambiciosos, pero en el caso de las mujeres, hay elementos que podrían parecer fuera de lugar en la actualidad, “Lizbeth” busca el asenso social a través de su belleza, mientras “Verónica” usa su atractivo de forma distinta, pues ya es poderosa, y la némesis de “Gabriel”.
“Desde luego mis personajes femeninos han evolucionado desde la época en la que escribí la novela, para mí es muy importante que no sean ‘floreros’, son personajes muy fuertes que juegan al nivel de los pares masculinos. No son personajes inermes, están buscando su propio beneficio y son parte de esta lucha sin cuartel. Fue algo en lo que se trabajó muy específicamente para que quedaran bien expresadas en la película, el protagonista es ‘Gabriel’, pero ‘Verónica’ y ‘Lizbeth’ son tan importantes como el resto de los personajes”.
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Esa atmósfera “turbia”, donde hay espacio para explosiones y asesinatos en medio del enfrentamiento de los oficinistas, resulta seductora para el espectador. Y es que, explica el escritor, la empatía también se encuentra en aquello que nos cuestiona.
“Muchas veces uno se siente ligado a la oscuridad de los personajes, porque también tiene esa malicia, es una idea que me ha interesado, no explica todos mis libros, ni siquiera la mayoría, pero sí he jugado con ella, me parece muy estimulante para la ficción, que no creo que sea solamente un escenario de ejemplos morales positivos, también sirve para explorar la propia oscuridad de las personas, de las relaciones entre ellas y del tipo de comunidades que formamos”.