Las esperanzas de recuperación de la economía en Ciudad Juárez están centradas en lo que ocurra en la Industria Maquiladora Manufacturera de Exportación (IMMEX), pese a las presiones que se han ejercido en torno a ella por la vuelta a la nueva normalidad, hasta ahora, del 90 por ciento de las plantas, aunque solo con el 50 por ciento de sus empleados en el caso de la automotriz que en Ciudad Juárez representa casi el 70 por ciento de las empresas.
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En este porcentaje están incluídas todas aquellas empresas que fabrican algún componente o piezas para el ensamble de un auto, aquellas que se encargan de ensamblar arneses, tablillas electrónicas, vestiduras, faros, limpia brisas y otros.
En opinión de los economistas Alejando Sandoval Murillo, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) y de Miguel Ángel Díaz Marín, del despacho Kreston, va a ser muy difícil que a este sector se le quite el calificativo de “el motor de la economía juarense”, si se toma en cuenta también que es el principal generador de empleo.
Ambos coinciden en que al entrar en vigor el nuevo tratado de libre comercio, ahora identificado como T-MEC, con la participación de México, Estados Unidos y Canadá, se le presentarán nuevos retos a las empresas automotrices establecidas en Ciudad Juárez y el resto del país, pero de alguna manera van a tener que adaptarlas para continuar dentro de la competencia global en la que están inmersas.
Señalaron que el paro de actividades que tuvieron que enfrentar por las medidas emergentes establecidas, no solo en México, también en el resto del mundo, y lo que se tardó en publicar los reglamentos que establecen la forma en la que deberán operar ahora, dificultaron la adecuación de sus operaciones y la búsqueda de nuevos proveedores para poder crear la cadena de suministro requerida para poder cumplir con el grado de integración regional exigido, que en algunos casos deberá llegar al 75 por ciento.
Las empresas, señalan, no estuvieron preparadas para iniciar el primero de julio, con la entrada en vigor del T-MEC, con las nuevas disposiciones, pero esto no es tan preocupante porque las empresas tienen un periodo de transición que les otorga dos años adicionales a los tres establecidos en el Tratado, que incluye a las armadoras establecidas en México y que exportan sus autos a Estados Unidos y Canadá sin pago de aranceles.
El problema puede presentarse si en los plazos establecidos no pueden cumplir y los países integrantes, sobre todo Estados Unidos, el más interesado, pueden establecer aranceles más altos que pueden sacar de mercado a los fabricantes de autos y, como consecuencia, la posibilidad de que retornen a los países donde están sus corporativos para evitarlos.
El arancel inicial se estima en el 2.5 por ciento, si no se cumple con todos los requisitos establecidos, entre los que se define también que al menos el 40 por ciento de los trabajadores de las empresas relacionadas con el sector ganen un salario de 16 dólares la hora como mínimo, comentaron.
Esto definitivamente tiene un efecto directo en los proveedores que tienen en Ciudad Juárez, que están sujetos a condiciones similares.
Se entiende que las ensambladoras ya presentaron su solicitud para acceder al Régimen de Transición Alternativo, cuyo plazo venció precisamente 1 de julio y la resolución de la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos, está prevista para finales de agosto.
Entre enero y junio, los fabricantes de vehículos exportaron un millón de unidades aún bajo las reglas del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
La misma información señala que para este 2020 la meta es enviar al exterior 2.3 millones de unidades, 33 por ciento menor a los 3.33 millones exportados en 2019.
Estados Unidos, según la AMIA, es el principal destino de los autos ensamblados en México, al abarcar el 80 por ciento.
A un poco más del mes de haber regresado a la nueva normalidad, las armadoras de autos enfrentan nuevos retos, entre los que se encuentra la baja en la producción de piezas automotrices que se elaboran en nuestra frontera, señalaron por su parte Sandoval y Diaz.
Esto ha provocado también cierta preocupación de los corporativos ubicados en Estados Unidos, porque trabajan actualmente al 100 por ciento, y el hecho de que aquí las maquiladoras automotrices no tengan permitido trabajar con el 100 por ciento de su personal, puede ocasionarles problemas.
Aunque hay versiones en el sentido de que ya han buscado y encontrado proveedores en otros países, lo que pone en riesgo la inversión en Juárez y otras poblaciones del país en donde tienen diferentes plantas.
Destacaron que ante esta situación no es difícil que México decida pasar al semáforo amarillo en lo que se refiere a la industria automotriz y posiblemente al verde, al menos en ese sector, para que puedan cumplir con sus compromisos y evitar que estas inversiones salgan y con ello se pierdan miles de empleos.
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