Más que a puedan padecer coronavirus, los juarenses temen a la paralización de la economía y no poder disponer del dinero necesario para sostener a sus familias durante el tiempo que dure la crisis.
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Juan Chavira Fernández, encargado de un negocio en el que se reparan y venden sombreros de diferentes tipos, así como artículos de piel, a un costado del mercado Venustiano Carranza, en la zona centro, dijo que es preocupante lo que ocurre a nivel mundial y que, aunque no se llega todavía al cierre de empresas, ya se ha notado una baja en el número de clientes que llegan al lugar.
Agregó que con base a lo que se conoce sobre la enfermedad, es algo serio y es necesario tomar las medidas preventivas necesarias.
Sobre el posible cierre de su fuente de empleo por un tiempo, mientras se mitiga la crisis de salud que actualmente se padece, dijo que en este momento le preocupa más cómo va a hacerle para ganar dinero y comprar lo que requiere su familia, que enfermarse.
Por su parte Guadalupe Valadez Gómez, madre de familia que tiene un puesto en el que vende alimentos preparados, por la avenida Francisco Villa, dijo que ella no puede hablar del salario que un patrón estaría obligado a seguirle pagando si cierra el negocio, porque todo depende de ella y su familia, que vende burritos y tortas a los transeúntes.
“En la casa somos ocho de familia, mi esposo, cuatro hijos y yo, más mi papá y mi mamá que son personas grandes de edad. No puedo decir que me voy a la casa y esperar pacientemente a que pase el problema, porque tenemos que comer, vestirnos, pagar servicios y cubrir otros gastos”, recalcó.
Dijo que su marido trabaja en una maquiladora como operador y es probable que su empresa pueda cerrar o bajar la actividad. “Él va a seguir probablemente ganando un sueldo, pero no es suficiente”, enfatizó.
José Luis Gallegos, vigilante de automóviles o “parquero”, dijo que su ingreso depende de las propinas que le den los propietarios de autos para que los cuide y deposite las monedas requeridas en los estacionómetros mientras regresan de sus actividades.
“Si no viene nadie, imagínese qué voy a hacer, señor”, dijo.
Gallegos es una persona de la tercera edad que dice no lo contratan en cualquier parte y si cierran los negocios, menos.
José Chavira Sáenz, bolero, dijo que él tiene su puesto, al que llegan clientes para la limpieza y cuidado de sus zapatos, y ya se observa una baja importante en el número de personas a las que proporciona sus servicios.
Indicó que la gente ya comienza a tener miedo y no salir de sus casas, sobre todo a divertirse, por lo que el número de clientes tiende a la baja.
Lo comentado en este sondeo muestra una parte de la población que no tiene una fuente de ingresos segura y, de acuerdo con lo señalado por ellos mismos, tampoco el apoyo suficiente del gobierno para sostenerse.
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