Ciudad Juárez, Chihuahua.- Construido y puesto en marcha hace 43 años, ideado por el empresario Leopoldo Mares y otros comerciantes visionarios del Estado de Chihuahua, el centro comercial Río Grande Mall ha pasado por diversas etapas, que le han permitido formar ya parte de la historia de la economía de Ciudad Juárez y el Estado de Chihuahua.
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Tal y como lo explica el administrador del inmueble, Armando Núñez, quien señala que fue el empresario Leopoldo Mares junto con otro grupo de comerciantes destacados de la entidad, quienes decidieron invertir en lo que entonces era nuevo para Chihuahua y sus municipios, la construcción de un centro comercial.
Comentó que las tiendas ancla en aquel tiempo fueron dos, Grandalia como departamental y el supermercado identificado como Futurama, para posteriormente arrancar con la cadena de cinemas gemelos, que ya no existen.
Añadió que esto formó parte de las acciones que se emprendieron para aprovechar el surgimiento del llamado “programa de artículos gancho”, que tenía como finalidad ofrecer a los habitantes de la frontera la oportunidad de adquirir en territorio mexicano artículos que solo podían comprarse en la vecina ciudad de El Paso, Texas o traerlos de manera directa por parte de los compradores, de otras partes de la unión americana.
Esto provocaba millones de pesos en fuga de divisas, mayor a la que todavía se presenta, además de promover el contrabando, lo que se redujo en gran parte al entrar en vigor el programa, que antecedió al de importación que actualmente existe.
Señaló que a lo largo de estos 42 años se ha evolucionado de manera favorable, con la instalación en el “mall” de diferentes tiendas.
Los negocios ancla de aquellos tiempos, cambiaron tiempo después por Fábricas de Francia y ahora con la combinación de este concepto y Suburbia, a la postre del mismo corporativo, así como Smart propiedad de la familia Muñoz que tiene una amplia presencia por diferentes rumbos de la ciudad.
El centro comercial se ubica por la Avenida Paseo Triunfo de la República, al oriente de la Adolfo López Mateos, hasta la Adolfo de la Huerta, colindando al sur con la calle Vicente Guerrero y aunque hace tiempo que ya no opera en el lugar el supermercado y mueblería Futurama, propiedad de la familia Mares, la gente sigue conociendo el lugar por ese nombre.
En el centro comercial operan alrededor de 120 negocios, de diferentes ramas, desde el supermercado, zapaterías, un gimnasio, tienda departamental, de artesanías, Internet, reparación de computadoras, módulos y tiendas de ropa y restaurantes, entre otros.
Es precisamente en la última rama señalada, que se agregaron a finales del año pasado dos negocios más, uno dedicado a la comida china otro de alitas, que se ubican en el área donde también se ubican una nevería y el área de cajeros automáticos de la Comisión Federal de Electricidad.
En la zona también funcionan varios restaurantes de comida rápida, independientemente de los que se encuentran hacia el interior del edificio principal y un banco.
Dijo que regularmente cada año aumenta el número de visitantes y de compradores.
Sólo hubo un periodo en el que no se dieron las cosas como se esperaba, lo que ocurrió entre el 2008 y el 2010, años en los que se agudizó la inseguridad en la ciudad.
A finales del 2019, por ejemplo, se presentó un alza 12 por ciento, comparativamente con el año anterior.
Actualmente es del 10 por ciento en los dos primeros meses del 2020, dijo.
Comentó que el próximo mes inicia un proceso de remodelación en el exterior e interior del centro comercial, con una inversión superior a los 5 millones de pesos.
Núñez dijo que Río Grande Mall sigue como un referente del desarrollo económico de la frontera y por ello es que tiende a modernizar su estructura.
Destacó que como se trata de un sistema de condominio, los empresarios que tienen sus negocios en el lugar son propietarios de los espacios, por lo que hay muy pocos que no son utilizados.
En el lugar solo Suburbia tiene más de cien empleados, cantidad que puede ser superada por Smart, los que sumados al de los otros negocios, permite que cientos de personas dependan de manera directa del funcionamiento de Río Grande, más los que se generan de manera indirecta por quienes son proveedores de los mismos comercios, finalizó.
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