Ciudad Juárez, Chihuahua.- El estrés y la violencia que viven las niñas, niños y adolescentes afectará considerablemente su salud en su vida adulta, a tal grado que durante su adolescencia podrían tener pensamientos suicidas o tendrán problemas de salud en su vida adulta, dijo Óscar Armando Esparza del Villar, durante la conferencia denominada “Efectos de la violencia en niñas, niños y adolescentes”.
A partir de este día el Gobierno Municipal, a través del Sistema de Protección Integral para Niñas, Niños y Adolescentes para el Municipio de Juárez (SIPINNA), el Instituto Para la Cultura del Municipio de Juárez (IPACULT) y el Museo de Arqueología e Historia de El Chamizal, llevan a cabo una serie de conferencias gratuitas para que la ciudadanía conozca y atienda la violencia que viven las niñas, niños y adolescentes.
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El académico e investigador universitario Óscar Armando Esparza del Villar, mencionó que los niños, niñas y adolescentes viven situaciones estresantes o depresivas que en su vida adulta les provocará problemas de salud al grado que pueden vivir de 12 a 20 años menos.
Estudios revelan que el pensamiento suicida y la depresión se registran principalmente de los 11 a los 19 años, es decir mientras cursan la secundaria o preparatoria.
En base a un estudio que se aplicó en secundarias y bachilleratos de la ciudad, más de 40 por ciento han tenido pensamientos suicidas, dijo.
Lamentablemente la violencia contra los hijos y contra la pareja es algo que se ha normalizado al compararla con la violencia que se vive en las calles de la ciudad.
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En los trabajos y escuelas también se vive la violencia y nadie la controla.
Dependiendo del número de experiencias adversas que vive un infante le puede quitar hasta 20 años de vida.
Algunas de las situaciones pueden ser: humillaciones o agresiones físicas provocadas por los padres, ataques por parte de un extraño que dejó marcas, cuando una persona 5 años mayor que la víctima le hizo tocamientos, hacerle sentir que no era importante o le negaron cariño, usar ropa sucia o pasar hambre, padres adictos, divorcio de padres, observar que su madre sufre maltratos, vivir con un bebedor o consumidor de drogas problemático, tener un familiar con depresión o que intentó suicidarse o tener un familiar que fue recluido en la cárcel.
Quien ha sufrido cinco de esos indicadores puede tener en su vida adulta problemas cardiovasculares, depresión o intento de suicidio.