En Ciudad Juárez a principios del siglo XX, una joven llamada Adela Velarde se preparaba para cambiar el curso de la historia cuando nació en el seno de una familia de clase media, al crecer, Adela tuvo el valor de adentrarse a la lucha revolucionaria que ocurría en ese momento.
A los 15 años, abandonó la comodidad de su hogar para unirse a las filas revolucionarias y su valentía y determinación la llevaron a convertirse en una de las primeras enfermeras de la División del Norte, bajo el mando de Pancho Villa, sin embargo, Adela recorrió los campos de batalla, atendiendo a los heridos y brindando consuelo a los soldados con una cruz roja bordada en su uniforme.
Con el tiempo, su papel trascendió el cuidado médico y se convirtió en mucho más que una enfermera, siendo ahora una mujer fuerte, independiente y audaz, que no dudó en tomar las armas en defensa de sus ideales, siendo así su presencia en el frente la que inspiró a sus compañeros de lucha y desafió las convenciones sociales de la época.
➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Heraldo de Juárez
Ciudad Juárez, con su vibrante vida fronteriza y su espíritu rebelde, fue el escenario perfecto para que Adela desarrollara su vocación revolucionaria, siendo un territorio que había sido testigo de innumerables batallas y levantamientos, se convirtió en un refugio para quienes buscaban un cambio radical, con sus diferencias étnicas y diversos ideales.
Adela, junto con otras muchas mujeres juarenses, demostró que las mujeres podían ser tan valientes y capaces como los hombres en el campo de batalla, por lo que se convirtió en un ejemplo que inspiró a generaciones posteriores de mujeres a luchar por sus derechos y a participar activamente en la vida pública.
La figura de Adela Velarde trascendió las fronteras de Ciudad Juárez y se convirtió en un símbolo de la participación femenina en la Revolución Mexicana, de modo qu el término "adelita", acuñado en su honor, se popularizó para referirse a todas aquellas mujeres que, como ella, combatieron o apoyaron la causa revolucionaria.
Hoy en día, el nombre de Adela Velarde sigue siendo recordado con admiración y respeto, y su legado nos recuerda la importancia de la lucha por la igualdad y la justicia, y nos inspira a seguir trabajando por un mundo más justo y equitativo.