Desde hace siglos, existe una conexión de los pueblos mexicanos con la naturaleza en la que se tiene una mística ventaja; trata sobre la posibilidad de predecir y si los dioses escuchan pueden controlar el clima.
En muchas comunidades del mundo y especialmente en México aún se llevan a cabo estas prácticas religiosas en las que se entrega la fe y voluntad humana para el beneficio de toda una comunidad.
La sequía y las temporadas prolongadas de olas de calor en distintas partes del mundo han llevado a muchos a buscar soluciones para detener esto, por lo que algunos recurren a rezos, rituales para que caigan precipitaciones.
Para rescatar el campo y recuperar los niveles de algunos cuerpos de agua se pone la fe en uno con la meteorología, y pese a que no son sinónimos algunas veces van de la mano para muchas culturas.
San Isidro Labrador, el santito de la lluvia
La historia de San Isidro Labrador, santo patrono de los agricultores, tiene su origen en España, donde cuentan que el humilde campesino de origen musulmán fue capaz de hacer brotar el agua con tan sólo golpear una roca con una vara.
En decenas de capillas del país, comunidades enteras que viven de lo que produce el campo; acuden a misa llevando consigo flores, granos, herramientas y animales de trabajo, para que estos sean bendecidos y obtengan el favor de San Isidro Labrador a fin de obtener una buena cosecha durante el año.
Al santo le atribuyen principalmente milagros relacionados con el agua; una de las tradiciones orales narra que el hijo de San Isidro salió con vida de un pozo cuando, al caer dentro, su padre rezó para que las aguas desbordaran y lo hicieran salir a flote sano y salvo.
En Chihuahua, estado de tradición agrícola y ganadera, los productores saben bien lo que es obvio: gran parte del territorio se encuentra en zona desértica y para los habitantes de la sierra, la lluvia también es esperada con ansia por los cultivos de temporal.
¿Por qué se realizan estos rituales para que llueva?
Quizás has escuchado hablar sobre la danza de la lluvia, pero ¿De dónde viene? Esta práctica es más antigua de lo que se piensa además de ser común y global, su objetivo es invocar la lluvia y así asegurar el éxito de una cosecha y bonanza.
Numerosas culturas las han llevado a cabo a lo largo de los siglos, por decir algunas en Egipto, Etiopía, los Balcanes y tribus indígenas como la de los rarámuris y otras remotas del continente americano.
Estos ritos y danzas se celebran para promover las precipitaciones así como de limpiar a la Tierra de espíritus malignos.
La mayoría son muy parecidos.
¿Cuáles son los ritos más famosos para hacer llover?
En Chihuahua, el pueblo indígena que realiza este rito son los rarámuris, practican este ritual llamado yumari, uno de los más importantes bailes, el cual realizan durante la noche entera para ayudar al Padre Sol y la Madre Luna para producir lluvia.
Esta danza se caracteriza por imitar los movimientos de los venados.
En algunas partes del sureste de Estados Unidos, de acuerdo a la leyenda de la cultura Cherokee, sostiene que la lluvia provocada a través de los rituales contiene los espíritus de los antiguos jefes tribales. Ya en la Tierra, esas almas se enfrentan a los espíritus malignos en un plano medio que está entre la realidad y el mundo espiritual.
Mientras que en Europa, exactamente en Rumania llevan a cabo un ritual mágico el cual está presente en casi toda la península de los Balcanes. Consiste cuando el Sol quema los campos y se pierde la cosecha, grupos de chicas, convirtiéndose en la personificación de la pureza de la Tierra, caminan y bailan para llamar a la Diosa de la lluvia
En España, existe la costumbre de realizar peticiones religiosas ante las condiciones climáticas adversas y sus efectos socioeconómicos negativos. Consiste en oraciones públicas hechas a Dios y a los santos para conseguir remedio ante una grave necesidad. Las primeras que se conocen datan del siglo IV, hasta nuestros días.
En Namibia y otras partes de África, la lluvia es una razón para celebrar. Cuando caen precipitaciones adultos y niños corren y bailan entre las gotas y los charcos. Familias enteras se reúnen y celebran la lluvia y la tan preciada agua
En Poona, India, cuando necesitan que llueva, las personas visten a uno de ellos con hojarasca y le llaman el rey de la lluvia. Van en en grupo dando vueltas por entre las casas de la aldea, donde se remojan con agua al rey de la lluvia y les dan cosas variadas para comer. Cuando han recorrido todas las casas deshojan al rey de la lluvia de su cubierta meriendan.
Los ritos se dividen de acuerdo a la gravedad del asunto
Si se ruega por lluvia y de acuerdo al grado de sequía las acciones se dividen en cinco niveles que comprenden de la más leve con una oración simple y el nivel más crítico se realiza una peregrinación.
Estas acciones se hacen debido a la situación de preocupación ante la restricción del agua o la falta de lluvia. Y es que para muchos no queda más que rezarle a los santos.