El creador digital sonorense Alejandro Corrales Félix se fue hasta Janos, Chihuahua, para visitar a un amigo gabacho conocido como “El Vikingo Bronson Bluth”, para darle a probar unos chiltepines de Baviácora para saber cual son los más bravos, si los verdes o los rojos, que combinan con un chamorro, además de tacos de barbacoa y de carne asada.
En este video se pueden apreciar las diferentes reacciones del Vikingo, que sí parece un hijo de Odín, pero en versión vaquera, con jeans, botas y sombrero, pero el tipo es alto blanco y pelirrojo con una larga barba y que además habla muy bien el español, para la sorpresa de muchos.
“Mire compa Vikingo, estos chiltepines son curtidos, el chiltepín verde es como un adolescente, no sabe medir sus fuerzas, no sabe medir lo que tiene y puede ser muy bueno o puede ser muy malo y el chiltepín rojo es seco, es un señor elegante ricachón digamos, y te puede agarrar uno bien explosivo”, advirtió el presentador.
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Hasta se llega a atragantar un poco cuando prueba el chiltepín rojo, eso es natural porque ya sabemos al ser seco la piel del chile se queda pegada en la garganta y no resbala tan fácil que como cuando está fresco y ahí sí se va sin tanto lío para adentro, y de inmediato exclama: ¿Este pica más no?
Ambos personajes están sentados frente a una mesa y a manera de competencia van comiendo un chile cada quién, pero el sonorense ya está más habituado a esa quemazón que se siente al morder el chile y más cuando es solo, es decir, mezclado con la comida se pierde un poco el picante de cualquier chile.
El Vikingo tiene un rancho en Chihuahua y es agricultor por lo que la charla termina con temas relacionados a las prácticas que se tienen que respetar con la madre tierra, pues es un ciclo que se tiene que cuidar, mantener esos valores para que la tierra pueda seguir produciendo año con año, cosas que un productor consciente tiene que tomar en cuenta siempre.
Hubo segunda parte al otro día
Alejandro Corrales fue a visitar las oficinas del Vikingo y le llevó algunos recuerdos de Sonora, como dátiles de Caborca, Chiltepin molido, salsa de chiltepín, jamoncillo, bacanora y otros productos que representan el sabor de los sonorenses, además que le lleva un collar de chiles colorados conocido como ristra de chile.
Esta vez no hubo competencia de comer chile, todo fue más amigable y ya no hubo lágrimas ni saliva saliendo por ningún lado y fue más de conocer un poco de lo que hace el Vikingo, quien ya tiene nacionalidad mexicana y en su rancho se dedica a producir chiles verdes, cebollas y otro tipo de verduras, pero en extensiones de terreno muy grandes y a gran escala.
Nota publicada originalmente en El Sol de Hermosillo