No hay manera en la que un mexicano pueda imaginar un año sin la Navidad, pero por obvias razones de nuestro pasado, esta celebridad para nada es original de nuestros antepasados prehispánicos y fue tras la conquista española que pudimos comenzar a festejarla.
Y es que pese a no ser exclusivo de estas tierras, los mexicanos han sabido hacer a esta fecha a su manera y convertirla en una de las fechas más importantes, no obstante, en su momento fue traída de manera obligatoria y contra la voluntad de los nativos de estas tierras que hoy conocemos como México.
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¿Cuándo llegó la Navidad a México?
La primer Navidad en todo el continente de la que se tiene constancia en diciembre de 1492 en la isla ‘La Hispaniola’ que actualmente conforman los países de Haití y República Dominicana. Según la autora Virigina Nylander Ebinger, Colón realizaba un reconocimiento del área en la carabela ‘Santa María’ cuando esta registró problema, los tripulantes pudieron salvar la carga que tenían gracias a la ayuda de indígenas la isla.
Con la madera de la carabela decidieron construir un fortín donde se quedó parte de la tripulación. Los trabajos en el fuerte, que Colón llamó “La Navidad”, terminaron un 25 de diciembre fecha en que celebraron la primer Navidad en ‘el nuevo mundo’.
Años más tarde se registró la primer Navidad en tierras aztecas. Según una carta que envió Fray Pedro de Gante al Rey Carlos V, en el año 1526 se registró la primera celebración en conjunto: españoles e indígenas.
La Navidad fue parte de la evangelización
En la carta explica cómo, en su afán de evangelizar a los locales, decidieron buscar puntos de contacto que facilitara el acercamiento. En ese entonces, los aztecas, celebraban el nacimiento del dios Huitzilopochtli, señor de la guerra, en el mes de diciembre coincidiendo con la época de Navidad.
Pedro de Gante dedicó mucho tiempo a entender el idioma, así como las costumbres de los indígenas, describiéndole al Rey Carlo V como se pudo hacer una mezcla de ambas celebraciones, incorporando costumbres como las danzas y cantos en la celebración cristiana.
En la narración del Fray explica como mantuvo los cantos indígenas, pero con cambios en la letra, añadiendo detalles y versos solemnes en honor a Dios. Además de esto, las tilmas o mantos que los indígenas llevaban fueron pintados con temas alusivos a la navidad, llegando incluso a vestir a los niños como ángeles para que cantaran villancicos.
De alguna manera, esta fusión, dio como resultado las posadas, nacimientos y pastorelas, que se quedaron como elementos que no pueden faltar en Navidad. Estas costumbres se mantienen a día de hoy, muchos pasando de generación en generación y otros como cultura general, siempre uniendo a familias enteras en esta época del año.
Con información de El Sol de la Laguna