La etnia comcáac, también conocida como seri, es una de las más emblemáticas de Sonora y sus costumbres, festividades y su gente siempre son de reconocer.
El nombre de este grupo indígena significa “gente” en la lengua materna y como el resto de las etnias de México, proceden del norte del continente americano.
Anteriormente, los comcáac eran un pueblo nómada cuya movilidad giraba en torno a los recursos acuíferos, así cómo a los ciclos de la flora y la fauna, mismos que son básicos para su supervivencia.
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Los seris, también son llamados por algunas personas como “tiburones” debido a que estaban asentados en la Isla Tiburón y en la región que queda frente a la zona.
Con el paso de los años los comcáac se han modificado de manera parcial, pues desde hace un tiempo se situaron en el Desemboque, municipio de Pitiquito y en Punta Chueca, lugar que pertenece al municipio de Hermosillo.
¿Quién es Ary, la chica del cuervo?
La etnia comcáac, además de ser conocida por sus importantes actividades, cuenta con personajes distinguidos en el mundo artístico.
Por otro lado, recientemente se volvió viral Ary, una integrante del grupo indígena que tiene como mascota a un enorme cuervo negro.
Esta mujer originaria de Punta Chueca, es reconocida por tener como compañero a un singular animal.
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La historia cuenta que Ary encontró un cuervo en un estado grave incluso al borde de la muerte, por lo que decidió brindarle ayuda.
Lo curó y durante un tiempo lo cuido y alimento hasta que el ave estuviera en buenas condiciones cómo para liberarlo.
Llegó el día en el que el cuervo se recuperó y al dejarlo en libertad, el animal adoptó a Ary como su madre.
Actualmente se pasea por toda la zona, se pasea por las montañas y cerca del mar pero al tiempo siempre regresa.
La mujer comcáac y el cuervo se entendieron tanto, que incluso ella se comunica con él por medio de un silbido.
Puesto a que se trata de un animal considerado por algunas personas como salvaje, Ary se coloca un guante para aves en su mano izquierda para que su singular mascota pueda postrarse.
Publicada originalmente en El Sol de Hermosillo
