/ martes 27 de agosto de 2024

¿Lo sabías? Ciudad Juárez estuvo bajo el mar de Tetis hace 120 millones de años

En Ciudad Juárez y gran parte del norte de México se encuentran los vestigios del Mar de Tetis

Gran parte del territorio del norte de México estuvo sumergido bajo las aguas del Mar de Tetis en la Era Mesozoica, aproximadamente hace 250 a 300 millones de años.

El Mar de Tetis se formó hace aproximadamente 250 millones de años durante el periodo Triásico, resultado de la fragmentación del supercontinente Pangea.

Este mar se extendía desde el océano Atlántico hasta el océano Pacífico.

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De acuerdo con la teoría de Edward Suess, un geólogo austriaco, el territorio que hoy conocemos como México estuvo sumergido bajo las aguas del antiguo océano de Tetis durante la era Mesozoica.

El movimiento de las placas tectónicas ocasionó el cierre de este cuerpo de agua. La colisión entre las placas euroasiática e india dio lugar a la formación de la cordillera del Himalaya y a la cadena montañosa de los Alpes.

En el continente americano, este movimiento ocasionó la división de la placa Farallon y la placa norteamericana, así surgió la formación de las Montañas Rocosas o más conocidas como Montañas Rocallosas, ubicadas, en su mayoría, en Estados Unidos.

Además, la actividad tectónica influyó con la formación de las cadenas montañosas conocidas como Sierra Madre Oriental ubicadas en el territorio mexicano.

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En la Sierra de Juárez y a las afueras de la ciudad se han encontrado fósiles marinos como conchas, corales y amonites que datan de esta era prehistórica.

Además, el suelo está compuesto por rocas sedimentadas y depósitos de sal, lo que hace referencia a un pasado ecosistema marino.

Este antiguo ecosistema influyó en la formación de la flora y fauna que conocemos actualmente: es el motivo del descubrimiento de mantos acuíferos subterráneos, depósitos de minerales y la aparición de especies nativas que son antepasados de ejemplares marinos.

Una de las especies más comunes en ecosistemas marinos son los amonites, moluscos invertebrados que se resguardaban en una concha en forma de espiral para protegerse. Su aparición sugiere el pasado marino del territorio que conocemos actualmente.

La flora halófila, es decir, las plantas adaptadas a suelos con gran cantidad de sal que se encuentran en el territorio del norte de México, podrían tener un origen relacionado con las plantas marinas que habitaron el Mar de Tetis.

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Además, la aparición de ecosistemas dignos de una postal como las Dunas de Samalayuca está estrechamente relacionada con la desaparición de un entorno marino en la antigüedad.

Las evidencias de fósiles se encuentran en poblados pertenecientes a Chihuahua, como Ojinaga. Allí se pueden encontrar depósitos y sedimentos de carbón, de sal, además de fósiles de algas, caracoles, amonites y organismos invertebrados.

El surgimiento de tierra firme

Hace aproximadamente 70 millones de años, movimientos tectónicos elevaron el fondo marino, dando origen a lo que hoy conocemos como la República Mexicana. El antiguo océano de Tetis se transformó en vastas extensiones de tierra, dejando tras de sí una variedad de sedimentos ricos en minerales, que darían origen a la biodiversidad actual.

Gran parte del territorio del norte de México estuvo sumergido bajo las aguas del Mar de Tetis en la Era Mesozoica, aproximadamente hace 250 a 300 millones de años.

El Mar de Tetis se formó hace aproximadamente 250 millones de años durante el periodo Triásico, resultado de la fragmentación del supercontinente Pangea.

Este mar se extendía desde el océano Atlántico hasta el océano Pacífico.

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De acuerdo con la teoría de Edward Suess, un geólogo austriaco, el territorio que hoy conocemos como México estuvo sumergido bajo las aguas del antiguo océano de Tetis durante la era Mesozoica.

El movimiento de las placas tectónicas ocasionó el cierre de este cuerpo de agua. La colisión entre las placas euroasiática e india dio lugar a la formación de la cordillera del Himalaya y a la cadena montañosa de los Alpes.

En el continente americano, este movimiento ocasionó la división de la placa Farallon y la placa norteamericana, así surgió la formación de las Montañas Rocosas o más conocidas como Montañas Rocallosas, ubicadas, en su mayoría, en Estados Unidos.

Además, la actividad tectónica influyó con la formación de las cadenas montañosas conocidas como Sierra Madre Oriental ubicadas en el territorio mexicano.

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En la Sierra de Juárez y a las afueras de la ciudad se han encontrado fósiles marinos como conchas, corales y amonites que datan de esta era prehistórica.

Además, el suelo está compuesto por rocas sedimentadas y depósitos de sal, lo que hace referencia a un pasado ecosistema marino.

Este antiguo ecosistema influyó en la formación de la flora y fauna que conocemos actualmente: es el motivo del descubrimiento de mantos acuíferos subterráneos, depósitos de minerales y la aparición de especies nativas que son antepasados de ejemplares marinos.

Una de las especies más comunes en ecosistemas marinos son los amonites, moluscos invertebrados que se resguardaban en una concha en forma de espiral para protegerse. Su aparición sugiere el pasado marino del territorio que conocemos actualmente.

La flora halófila, es decir, las plantas adaptadas a suelos con gran cantidad de sal que se encuentran en el territorio del norte de México, podrían tener un origen relacionado con las plantas marinas que habitaron el Mar de Tetis.

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Además, la aparición de ecosistemas dignos de una postal como las Dunas de Samalayuca está estrechamente relacionada con la desaparición de un entorno marino en la antigüedad.

Las evidencias de fósiles se encuentran en poblados pertenecientes a Chihuahua, como Ojinaga. Allí se pueden encontrar depósitos y sedimentos de carbón, de sal, además de fósiles de algas, caracoles, amonites y organismos invertebrados.

El surgimiento de tierra firme

Hace aproximadamente 70 millones de años, movimientos tectónicos elevaron el fondo marino, dando origen a lo que hoy conocemos como la República Mexicana. El antiguo océano de Tetis se transformó en vastas extensiones de tierra, dejando tras de sí una variedad de sedimentos ricos en minerales, que darían origen a la biodiversidad actual.

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