Francisco Villa: Los ofrecimientos que le hicieron al revolucionario para retirarse de la lucha

En la primera semana de julio de 1920, el Ingeniero Elías L. Torres quien era amigo personal del presidente sustituto Adolfo de la Huerta y del propio Pancho Villa, se propuso conseguir la sumisión del guerrillero

Cinthia Paola Reynoso | Archivo Histórico Secretaría de Cultura

  · domingo 8 de septiembre de 2024

Memorias de Chihuahua

Héroe, bandolero, sanguinario, villano y un sinfín de adjetivos calificativos que pudiera o no cargar el famosísimo Doroteo Arango, alias Pancho Villa.

José Doroteo Arango Arámbula nació en San Juan del Río Durango, en el año de 1878; fue hijo de los señores Agustín Arango y Micaela Arámbula, genio de la guerrilla, hombre luchador por la justicia y la resistencia por la opresión. Para muchos, ha sido figura emblemática de la Revolución Mexicana; pero ¿qué hay detrás de este famoso personaje?, ¿a qué lo orilló a convertirse en hombre justiciero?, ¿cuál fue su pensar ante la situación en la que estaba atravesando en aquel entonces?

Rafael F. Muñoz es el autor del libro La azarosa vida del Centauro del Norte Pancho Villa, Rayo y Azote en el que nos presenta una narrativa dictada por el mismísimo Francisco Villa y escrito por uno de sus médicos de cabecera el doctor Ramón Puente, un estilo de diario en el que nos deja ver como Villa tuvo que pelear de día y huir de noche; relatando a santo y seña la visión de la realidad en los años álgidos de la Revolución Mexicana.

Se sabe que el odio y el resentimiento que externaba Pancho Villa hacia el régimen de Porfirio Díaz era por la simple y sencilla razón, de ver como el Gobierno de Díaz esparcía represión, violencia, corrupción y desigualdad asus hermanos de sangre y de raza” por lo que lo llevó a liderar una lucha armada contra el mencionado régimen.

Para Porfirio Díaz la vida de los pobres no vale nada, añadía. ¿No ves cómo ha invadido la ley fuga, que manejan a su antojo los gobernadores y los jefes políticos?, y yo, que me había visto en las orillas de ser fugado, cuando oía estas palabras, hasta se me enchinaba el cuerpo”

Entre tanto huir y valerse por sí mismo, el guerrillero narraba la fatiga que reflejaba la posibilidad de rendirse ante aquel gobierno de Diaz; “por su parte, Villa se sentía un tanto cansado de la vida inquieta que llevaba, y solo quería que fuera el gobierno que le hiciera proposiciones para estar él en posibilidad de exigir algo muy gordo por rendirse”

Historia gráfica de la Revolución Mexicana, tomo 5. Colección Gustavo Casasola. Foto: Archivo Histórico de la Secretaría de Cultura.


Para la primera semana de julio de 1920, el Ingeniero Elías L. Torres quien era amigo personal del presidente sustituto Adolfo de la Huerta y del propio Pancho Villa, se propuso conseguir la sumisión del guerrillero buscándolo por todo el estado de Chihuahua, para lograr un encuentro entre Huerta y el famosísimo Villa con la finalidad de obtener un acuerdo formal para lograr una pacificación del norte del país. “Una mañana, el ingeniero Torres, acompañado de dos o tres personas de su confianza, se presentó en el lugar señalado, donde se encontraban los jefes Nicolás Fernández, y Sóstenes García con un grupo numeroso de rebeldes. Villa llegó como dos horas después y dio una breve disculpa al ingeniero: -estaba combatiendo- dijo. Y principió una conferencia que duró siete horas.

Como coloquialmente se diría entre dimes y diretes, todos los que estuvieron presentes en la mencionada conferencia aportaban alguna opinión para el acuerdo de sumisión del guerrillero Villa, de manera que el ingeniero Torres enlistaba todas las peticiones que Villa le estaría solicitando a Adolfo de la Huerta. Para el domingo 11 de julio, los periódicos metropolitanos publicaron las declaraciones del secretario de la Guerra, el General Calles, en el sentido de que no serían aceptadas las condiciones formuladas por Villa.

“El Gobierno no aceptará ninguna de esas condiciones -dijo-, no aceptará otra que la retirada de Villa al trabajo, privadamente. Entrar en tratos con él sería concederle personalidad y fuerza que no tiene”

Al enterarse Villa de las declaraciones del General Calles, el guerrillero procedió atacar el desierto que separa Chihuahua y Coahuila; cayendo en Sabinas y capturando trenes de carga y sesenta hombres. Tanto fue el revuelto que nuevamente generó Villa, que hasta las compañías mineras que tenían interés en el norte del país hicieron una tentativa formal para apaciguarlo; de tal manera que enviaron a dos comisionados para buscar a Villa y darle un millón de pesos mexicanos, con la finalidad de rendirse al nuevo Gobierno, o bien de mudarse a cualquier parte de América Latina el cual le facilitarían los pases de pasaporte a través del territorio americano tanto para él y su gente que quisiera acompañarle.

Por supuesto que, para Villa, la segunda propiciación la negó diciendo que el no moriría en tierras ajenas Por algo nací aquí-decía-, y aquí he de morirme ya sea de muerte matada o de cualquier otra cosa, pero en mi tierra”. Debido al éxito no obtenido Villa se retiró a la Sierra en Chihuahua y los americanos volvieron a la población más cercana. “Por la noche le fue entregada copia del decreto que ofrecía cien mil pesos por su cabeza, y llegó a pensar aquellos dos güeros tenían el propósito de tantearlo para ganarse la primera ofrecida”.

Foto: Colección Francisco R. Almada, Archivo Histórico de la Secretaría de Cultura del Estado de Chihuahua..jpeg


Para Villa ver este decreto le prendió mecha y confirmó su necesidad de seguir luchando, que para al día siguiente regresó con los americanos con la copia en mano diciéndoles Lean esto, gringos maloras, y díganme que plan pelean ustedes”.

La reacción de los americanos fue como si les hubieran echado un balde de agua fría poniéndose amarillos como la cera, viendo su muerte inminente. No obstante Villa continuaba con sus ataques armados, hasta que en el año de 1923 fue atacado a disparos hiriéndolo de gravedad y provocando su muerte en Hidalgo del Parral, Chihuahua.

La muerte de Villa fue un golpe significativo para la Revolución Mexicana marcando el fin de una era. Su legado como líder revolucionario y defensor de los derechos de los campesinos y trabajadores sigue siendo recordado y celebrado en México y en todo el mundo.

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