Si hay algo que los niños más esperan durante las fechas decembrinas, es precisamente el día de navidad, cuando por fin, ese 25 de diciembre, reunida la familia junto al árbol, se procede a abrir los regalos que Santa Claus dejó para quienes se portaron bien durante todo el año.
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Ver a los pequeños gritar de emoción y mirar en sus rostros la evidente alegría que genera el recibir aquél añorado juguete, hace que, de alguna manera u otra, también nosotros, como padres, tíos o abuelos, volvamos a ser niños por un instante.
Y aunque los tiempos cambian, esta sería una de esas tradiciones que en esencia se mantiene intacta. La emoción es la misma, la sensación igual… lo único que cambia, son los tipos de juguetes o regalos que nuestros niños reciben hoy en día; tablets, celulares…
Corría la década de los 80, cuando las principales marcas de juguetes aprovechaban lo que podría denominarse una era dorada de la animación en la tele para promocionar astutamente sus productos. Personajes como He-Man, She-Ra, My Little Pony, J.I. Joe o Transformers se colaban en nuestras casas con descarada publicidad animada.
Sin embargo, y aunque sin lugar a dudas eran estos personajes precisamente aquellos que encabezaban la lista de regalos durante la época navideña, en una casa con niños nunca podrían faltar las barbies, balones de fut, bicicletas, patinetas, carritos o patines.
Eran otros tiempos, y en efecto, las calles de aquellas épocas estaban llenas de niños; rodillas raspadas, codos sangrantes, gritos, ropa sucia y rostros felices… las mañanas del 25 de diciembre durante los ochenta, eran sin lugar a dudas especiales.
Asimismo, con la llegada de los noventa, una nueva generación de infantes hacía sus peticiones a Santa, y con ella, una nueva lista de personajes también figuraban en las cartas navideñas, siendo en esta ocasión, los Power Rangers, las Tortugas Ninja, el microornito y esa fascinante nueva consola de última generación, el SuperNintendo, los reyes de los almacenes de juguetes.
¿Cómo olvidar a Leonardo, Donatello, Rafael y Miguel Ángel debajo del árbol navideño junto a su vehículo Acorazado? ¿Cómo olvidar el aroma de nuestros primeros panquecitos recién salidos de esa maravilla culinaria de los noventa llamada Microornito, o el primer nivel superado en tu primera consola SuperNintendo?
No importa qué regalo recibieras en navidad, si era nuevo, usado o hechizo, o si aún los conservas o ya solo están guardados en tus recuerdos, lo importante es que hoy sabemos, que si estos obsequios estuvieron allí, fue gracias al gran esfuerzo de un generoso “Santa” que trabajaba de sol a sol para hacer que cada navidad, con todo y carencias financieras o problemas familiares, fuera mágica, y tuvieras una sonrisa en tu rostro.
Después de todo, los regalos en sí son solo plástico, madera, metal o cualquier otro tipo de frío material, lo verdaderamente importante ha sido siempre, enseñar a nuestros niños el valor de la generosidad y el esfuerzo para conseguir lo que desean por medio de la vía del “niño bueno”…