Preocupado por los miles de niños que actualmente enfrentan abusos, explotación y violencias en los conflictos armados entre Rusia y Ucrania, e Israel y Palestina, el premio Nobel de la Paz 2014 Kailash Satyarhi, asegura que estos enfrentamientos deben detenerse, no sólo por sus consecuencias inmediatas, sino por los traumas que podrían marcar el destino de las generaciones más jóvenes.
“Los niños son los que más sufren en las guerras. Muchos de ellos están siendo asesinados justo ahora, mientras que otros son heridos o mutilados, quedando con grandes cicatrices en sus cuerpos. Pero lo que está pasando con ellos es algo mucho más serio, porque para un niño experimentar esos bombardeos y mirar asesinatos de ese modo representa una cicatriz aún más profunda en su mente que jamás olvidará y que puede hacer que pierda su fe en el futuro y la sociedad”.
En entrevista con El Sol de México, el activista indio por los derechos de los niños, que visitó recientemente nuestro país para participar en el Hay Festival Querétaro, agregó que “existe la posibilidad de que esos niños se vuelvan vengativos y que vivan en el odio esparciéndose hasta el futuro, volviéndose violentos e incluso extremistas”
Satyarhi se pregunta cuántas comunidades y vidas serán afectadas si esto continúa y argumenta que “no sólo se trata de cuántos niños han sido asesinados, aunque es muy importante que ningún niño sea asesinado nunca, pero los que sobreviven enfrentan una grave consecuencia psicológica que será perjudicial y muy peligrosa”.
APRENDER DE LOS NIÑOS
Satyarhi pide no permanecer indiferente, tomando en cuenta que los niños representan la promesa de un futuro, de la cual los adultos tienen cosas muy valiosas que aprender, frente a los nacionalismos, la discriminación y el odio.
“Los niños son transparentes, los adultos somos los que les enseñamos a mentir. Los adultos tenemos demasiadas capas entre las que están las identidades. Los niños sólo son niños, pero nosotros les decimos sin son hindúes, musulmanes, cristianos, judíos, y a ellos no les importa. Nosotros somos los que deberíamos aprender de ellos, que no tienen esos criterios sobre religiones ni filosofías, ni muros ni fronteras”, afirma.
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GLOBALIZAR LA COMPASIÓN
Este año, el ganador del Premio Nobel por sus iniciativas en contra de la explotación laboral infanti en India, creó el Movimiento Satyarthi para la Compasión Global, que busca restaurar la justicia, la paz y la equidad de las naciones del mundo.
“Este el momento de globalizar la compasión. La compasión no es un sentimiento débil ni blando, sino el más poderoso poder de transformación capaz de unir el mundo. La conexión más profunda, por la que podemos sentir los problemas de los otros como nuestros y tomar acción para resolverlos. Este es el momento de que creemos una cultura de la resolución de problemas y no del sufrimiento, no identificar nuestras diferencias, sino encontrarnos en la unión”, finalizó.