Memorias de Chihuahua
La Ciudad de Cuauhtémoc, Chihuahua, reciente joya patronímica del estado de Chihuahua, ha vivido en el recorrido de sus casi 100 años escenas que no pasan desapercibidas, una de ellas que generó bastante revuelo en la localidad, poniendo en jaque político-religioso al interior de las familias fue sin duda el alboroto ocurrido el domingo 19 de marzo de 1961.
La catedral de San Antonio de Padua se erguía vigorosamente a las orillas de la entonces villa por gestiones locales del párroco en turno Jesús Esquivel Molinar, se encontraba en crecimiento y remodelación desde hacía ya unos meses, era de tarde y el sermón dominical había terminado, la población de ese entonces era poca, la mayoría se refugiaba en el abrigo de sus hogares, otras personas paseaban por las calles y otro sector de la población se encontraba en el entonces “Cine Plaza” ahora Auditorio de las Tres Culturas viendo el estreno de la película “La Virgen de Guadalupe”, un estruendoso grito se escuchó al interior de la sala, un transeúnte bajo el canto de “se quema” alertó a la población, el humo se veía hacia el lado del templo.
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El fuego abrasó todo lo que quiso, pareciendo una escena dantesca donde lo sacro y lo profano se encontraron en batalla, desafortunadamente en esta ocasión el templo quedó en ruinas, el trabajo arquitectónico que se había estado realizando con esfuerzo y dedicación de años a consecuencia de las donaciones de los feligreses en las actividades realizadas por la parroquia, se habían esfumado en una sola tarde.
Cuando se logró sofocar el incendio fue fácil empezar a crear especulaciones: una lata de algo que pudiera contener liquido inflamable se vislumbraba a las orillas de las ruinas, todo señalaba a que eran las evidencias necesarias para encontrar a un culpable. En ese entonces la feligresía influenciada por el entonces párroco nombró a ciertos actores intelectuales que pudieron cometer el crimen apoyados por sus influencias comunistas traídas desde otros continentes y otras naciones que no simpatizaban con la mayoría de las ideas locales, otros, nombrados antieclesiásticos por no acudir a los sermones del padre, otros asumidos como libres pensadores.
Varias fueron las figuras que se enumeraban en la lista del párroco, sin embargo, otras evidencias apuntarían a que el mismo párroco fue quien intencionalmente provocaría el incendio para supuestamente realizar el cobro de algún seguro y con ello liquidar algunas cuentas pendientes que tenía, además de seguir suministrando económicamente proyectos familiares patrocinados por las cooperaciones para la construcción de la iglesia, no pasado mucho tiempo la arquidiócesis envió al párroco a otra parroquia, quedando sin esclarecer la realidad de los hechos.
No se logró capturar a algún responsable del acontecimiento que dejó huella en la memoria de la ciudadanía, desafortunadamente no se encuentra registro en las oficinas parroquiales que puedan dar testimonio de lo que fue el incendio y lo que representó en la época, con lo que si contamos son con los testimonios orales de personas que acudían a las celebraciones del templo, quienes recuerdan la fecha como parte importante de la historia de la ciudad.
Facebook: Archivo Histórico Municipal de Parral