Realmente este gobierno que México eligió resultó de lo peor. Estimo que la gente se ha dado cuenta de ello, aunque sea poco a poco. En efecto, sí hemos tenido malos gobiernos; pero, a decir verdad, ninguno tan engañoso, manipulador y perverso como el que actualmente tenemos.
Se nos ha presentado como un gobierno justiciero, pero prácticamente nadie ha sido ajusticiado; se manifiesta justo, pero las injusticias imperan por doquier.
El crimen organizado pavoneándose por todo el país con absoluta impunidad, cobrando piso por todo tipo de actividades económicas, matando, torturando, desapareciendo, quemando, robando, violando con absoluta impunidad.
Este gobierno se vendió con los ciudadanos diciendo que combatiría la corrupción, pero mucha faramalla con los expresidentes y luego no hace nada, mucho ruido con la estafa maestra, mete a la cárcel a Rosario Robles, pero sin fundamentar debidamente su denuncia, y la exoneran.
También hace ruido sin resultados concretos con el exdirector de PEMEX Lozoya Austin y también sin buenos resultados, de la gran estafa de SEGALMEX (mayor que la de la estafa maestra), nada concreto, dándole puestos a su director con total impunidad. La supuesta corrupción en el aeropuerto de Texcoco ni siquiera fue denunciada ante las autoridades.
Se ha dejado que los hijos del presidente, y su círculo cercano, se dediquen a hacer negocio con la miseria en la que se encuentran las instituciones de salud y con las mega obras del presidente.
La gran mayoría de las obras públicas se hacen sin licitación. Los programas sociales, que son la mayor fortaleza política del régimen, también se truquean para sacarles raja, al no existir reglas de operación, al estar llenos de beneficiarios que, con el desastre administrativo que tienen, se quedan sin pensión, pero los fondos no se saben a dónde van.
El desastre en salud no tiene precedente alguno, el presidente, con su afán de sacar dinero hasta de las piedras para enfocar recursos para la consolidación política de su poder, ha dejado desprovisto de recursos económicos al sector salud, y con la repulsión que tiene a todo lo que él no ha creado y destruirlo, acabó con el tramado institucional del Sistema Nacional de Salud y el Seguro Popular, habiendo actuado de forma por demás irresponsable en el manejo de la pandemia del Covid-19, generando una tragedia genocida en México.
Ahora estamos sufriendo las consecuencias de la trasnochada política energética del presidente, con apagones causados por la carencia de inversión de la CFE en infraestructura de transmisión y distribución de energía eléctrica, así como el impedimento generado por el gobierno de inversión privada en generación eléctrica.
Todo ello, aunado a la quiebra de PEMEX, que de por sí se encontraba deteriorada, causada por las irresponsables decisiones de su dirigente, empujadas por el Ejecutivo Federal, de impedir el desarrollo de la extracción y concentrarse en la peor área de inversión de hidrocarburos, que es la refinación de combustibles.
Y, para cerrar con broche de oro, lo más importante que debemos cuidar, es nuestro orden constitucional y Estado de Derecho, que, con el actual régimen, se ha visto severamente afectado con los constantes intentos presidenciales de presentar o promover iniciativas de leyes que se oponen abiertamente a la Constitución, con los intentos persecutorios dictatoriales de querer imponer una prisión preventiva oficiosa (que los jueces priven de la libertad a personas que presuntamente han cometido un delito, sin que medie sentencia alguna, y que permanezcan en prisión mientras se decida su culpabilidad), para toda clase de delitos, para con esto tener un poder amenazante constante en contra de los ciudadanos que no se ciñan a lo que desee el presidente o el poder público.
En adición de la cancelación de las suspensiones en amparos que declaren leyes como inconstitucionales, consolidándose con todo esto una dictadura que nos tenga subyugados.
Es por todo ello y otras cosas más, que debemos los mexicanos tomar plena conciencia de que estamos en el último trecho de una campaña presidencial y del Congreso de la Unión, en la que debemos de cerrar filas para defender nuestras libertades, nuestra seguridad, vida y patrimonio, que estas elecciones son decisivas para el futuro nuestro y de nuestras próximas generaciones.
Así que este domingo 19 de junio, salgamos a las plazas públicas a manifestarnos en favor de la libertad, de la vida y de nuestro futuro, apoyando el voto por la Coalición Fuerza y Corazón por México, conformada por el PAN, el PRI y el PRD, que, en conjunción con millones de ciudadanos, han postulado a Xóchitl Gálvez Ruíz, como su candidata a la presidencia de la República, para que abandere y dirija esta gesta ciudadana por México.