La Unión de las Américas
En la pasada reunión de cancilleres latinoamericanos, nos sorprendió nuestro presidente dando un discurso en donde propone eliminar a la OEA (Organización de Estados Americanos), y sustituirla por un organismo parecido a la Unión Europea. A ese organismo yo le llamaría “La Unión de las Américas”.
Sorprende que el presidente, después de dar un discurso antiyanqui, estableciendo sendos antecedentes históricos de la intervención estadounidense en los países latinoamericanos, haga luego una amplia apología, en el sentido de que los países latinoamericanos deben de establecer un bloque comercial con Estados Unidos y Canadá para contrarrestar una posible hegemonía China en materia comercial en el futuro cercano. El presidente fundamentó su propuesta con unas extrañas estadísticas que presuponen que China dominará el comercio internacional próximamente en más de un 80%.
Respecto de la propuesta del presidente quiero comentar lo siguiente:
1. Para variar, el presidente confunde a la Organización de Estados Americanos, que es un organismo eminentemente político, con lo que es un bloque comercial de libre comercio. Así vemos que las funciones principales de la OEA son:
“Afianzar la paz y la seguridad del continente. Promover y consolidar la democracia representativa dentro del respeto al principio de no intervención. Prevenir las posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de controversias que surjan entre los Estados miembros”
Cómo se puede ver, el presidente confunde a un organismo que se conformó para mantener la estabilidad política y la paz social, dentro de un entorno democrático en el continente americano, con un acuerdo de libre comercio y unión aduanera, con elementos de cesión de soberanía en ciertos aspectos relacionados con una unión regional, parecida a una federación, como lo es la Unión Europea.
2. Claramente el presidente presenta una visión por demás neoliberal al visualizar a un continente americano conformado en un solo territorio regional con reglas comunes para las manufacturas, servicios, inversión, con reglas de competencia económica, de ecología, relaciones laborales y demás normas para mantener a una federación de Estados en todo el continente. Claro está que el presidente, con su forma de ser, en donde nada más sus chicharrones truenan, no estaría en su hábitat natural en una Unión en donde se tuviera que sujetar a normas extraterritoriales y organismos supranacionales.
3. Las ideas contradictorias del presidente sorprenden, después de atacar la histórica intervención estadounidense en el continente, luego de alabar a Cuba como una nación que ha resistido los embates de Estados Unidos, propone una Unión de las Américas para contrarrestar a China.
4. Yo sí le tomaría la palabra al presidente de conformar un gran bloque comercial de las Américas, ya luego veríamos cómo el presidente tendría que navegar en un mundo eminentemente neoliberal como el que está proponiendo.
5. Ante una Unión como la que propone el presidente, primero se tendría que confrontar con los países que tienen una visión clara de la globalización, como lo son Estados Unidos y Canadá, cosa que está empezando a suceder con nuestro T-MEC, sobre todo en la reglas de mantener el statu quo de normas que impactan a la inversión, como sucede con los cambios en materia energética y de competencia económica que pretende el presidente que sucedan, para darle preferencia a las empresas del Estado mexicano.
6. En conclusión, salvo que el presidente haya recobrado de repente la razón (que lo dudo) y se haya convertido de la noche a la mañana en recalcitrante neoliberal, no le veo viabilidad a ese proyecto, porque estimo que cuando el presidente se dé cuenta de que el primer efecto de su propuesta es pérdida de un buen pedazo de soberanía para los países miembros, y aún más, pérdida de poder para el propio presidente, se echará para atrás para continuar con sus trasnochadas ocurrencias de regresar a México al siglo pasado.