Hace unos días, el Banco Mundial publicó un reporte titulado “World Development Report 2024: The Middle-Income Trap”, en el que se analiza el desarrollo económico de países y la estructura y desempeño de sus empresas. La conclusión principal es que los países con ingresos medios, entre 1,136 y 13,845 dólares anuales per cápita, están atrapados en una situación que les impide crecer debido a ciertos factores estructurales.
México se encuentra en ese segmento y, al revisar los hallazgos del informe, se puede observar con claridad los retos a los que nos enfrentamos los empresarios constantemente.
Los países con ingresos medios suelen tener una mayoría de micro y pequeñas empresas, a diferencia de los países desarrollados, donde se observa un crecimiento de negocios que permite una mayor presencia de empresas medianas y grandes en la economía. Además, de forma preocupante, las estadísticas muestran que en México la mayoría de las empresas permanecen estancadas; muy pocas logran crecer. Mientras que en Estados Unidos, después de 40 años, una empresa puede crecer en promedio ocho veces, en México apenas lo hace al doble.
Las causas de este estancamiento son factores estructurales de la economía nacional, como una creciente regulación para las empresas en expansión; es decir, cuando una empresa es micro, tiene pocas exigencias regulatorias en comparación con las que se le imponen al crecer, como más trámites, mayores inversiones para cumplir regulaciones e incluso una disminución de beneficios fiscales. Este ambiente frena el crecimiento de los negocios.
Asimismo, existen grandes empresas que dificultan la competencia exitosa de las PYMEs, creando barreras de entrada. En los países desarrollados, la competencia es más abierta, lo que fomenta la productividad, la innovación y el desarrollo del ecosistema empresarial. Otro problema es la falta de acceso a talento que permita a las empresas innovar o incorporar buenas prácticas para escalar operaciones. Normalmente, el talento disponible se concentra en las grandes corporaciones.
Finalmente, un problema común en los países de ingresos medios, que afecta a cerca de 100 de ellos, es el alto costo del capital y la escasez de financiamiento. El reporte también sugiere que, en la fase en la que estamos, la prioridad es atraer buenas prácticas, tecnologías o conocimientos de países desarrollados para poder apalancar nuestro crecimiento.
Esta realidad nos invita a reflexionar sobre el equilibrio necesario entre incentivar el emprendimiento, y el apoyo a los empresarios que hoy luchamos por crecer. Se pueden implementar políticas como ventanillas únicas de trámites para empresas, simplificar las normas gubernamentales que regulan a las empresas, innovar en esquemas de financiamiento que pueden acercarse a tasas cercanas al TIIE, dar subsidios para aceleración empresarial, programas de exportación y para transferencias de tecnologías, entre otros. Urge un cambio radical en el sistema regulatorio, incentivos concretos para las empresas y el fortalecimiento del ecosistema de aceleración empresarial que inspire, habilite y simplifique el crecimiento de las empresas.