/ lunes 21 de octubre de 2024

Retrato Hereje / El dilema del canciller De la Fuente

El nuevo secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, enfrenta un desafío ante la crisis surgida por señalamientos contra un cercano colaborador acusado de reiterados atropellos laborales contra mujeres funcionarias durante su desempeño como cónsul general en Nueva York.

Las imputaciones hacia el cónsul Jorge Islas se multiplicaron luego de que De la Fuente creó exprofeso la posición de coordinador general de Consulados. Estas reacciones incluyen una carta abierta dirigida a Sheinbaum Pardo con la firma de titulares actuales de consulados en Estados Unidos, así como de extrabajadoras de la sede neoyorkina, que narran un patrón de acoso, insultos y presiones a efecto de imponer renuncias.

De la Fuente tiene el dilema de prescindir de su colaborador, de manera ejemplificante y en congruencia con la existencia de una presidenta mujer, o eludir que dentro de su ámbito ocurra el primer fracaso del discurso de respeto a las causas de las mujeres.

Cualquiera que sea la decisión del canciller, supondrá un mensaje hacia los integrantes del servicio exterior de México, marcado durante décadas por reportes confidenciales de atropellos laborales y todo tipo de acosos por parte de diplomáticos varones sobre el personal femenino, de cualquier rango. Se trata de una cultura que suele dar lugar a cónsules y embajadores atrabiliarios al amparo de una suerte de ley de silencio e impunidad.

La Asociación del Servicio Exterior Mexicano, que reúne a los diplomáticos de carrera, anunció oficialmente haber solicitado directamente a De la Fuente “la conveniencia de revisar la designación del señor Jorge Islas como responsable de la operación consular”.

Las denuncias, soportadas en documentos oficiales, refieren “gritos”, “amenazas” y “humillaciones sistemáticas” por parte del ahora alto mando en la cancillería. Ha quedado demostrado que el Comité de Ética de la dependencia abrió desde 2020 un expediente sobre el patrón de conducta del funcionario, limitándose a recomendar que se sometiera a cursos de “sensibilización en materia de derechos humanos y género”, “con el fin de preservar un clima laboral adecuado”.

(Declaración de conflicto de interés: la denuncia inicial de este caso fue realizada en un artículo publicado en el sitio “Opinión51” por Graciela Rock Mora, hija de este columnista).

Cuando este patrón de conducta comenzó exhibido públicamente, Islas respondió -a través de sus redes sociales personales- negando los alegatos y esgrimiendo descalificaciones contra las denunciantes. La respuesta fue la revelación de nuevos documentos oficiales, sobre quejas adicionales y evidencias de que Islas desdeñó la indicación de someterse a los referidos cursos.

Los señalamientos contra el ex cónsul general atrajeron preocupación en redes sociales por parte de integrantes de la diplomacia mexicana, que han compartido con colegas actos de hostigamiento desde la cancillería por pedir que los códigos de conducta establecidos para estos casos sean debidamente aplicados.

Islas López ha sido por años un personaje cercano al ahora canciller De la Fuente, en particular durante su rectorado en la UNAM (1999-2007), cuando aquél se desempeñó como abogado general de la casa de estudios entre 2004 y 2008.

A partir de esa posición, con el aparente respaldo de De la Fuente, Islas buscó obtener la dirección de la Facultad de Derecho, en la que se había desempeñado como profesor. Su aspiración resultó frustrada debido, entre otros motivos -según testimonios recabados por este espacio- por la existencia de señalamientos similares de acoso en ese espacio académico.

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