En definitiva, el principal asunto de interés general que más incita a debate es el regreso de las y los estudiantes a las aulas, no podría ser de otra manera, ya que retornar actividades docentes presenciales después de 16 meses de trabajo desde el hogar implica la ejecución de un protocolo sanitario que garantice ante todo la salud de docentes, administrativos y estudiantes.
La culminación del período vacacional de verano deberá -por lo menos en el discurso oficial- dar paso al anhelado regreso a clases, sin embargo, en la plaza pública transitan algunas implicaciones que, por su relevancia, son importantes de expresar:
La exigencia inocultable de volver a la normalidad de las actividades en todos los niveles del sistema educativo nacional.
Avances y retrocesos en la gestión de la contingencia sanitaria desde el gobierno.
La aparente incongruencia entre la vuelta a la normalidad en casi todas las actividades económicas, incluso las político-electorales, menos en las escuelas públicas y privadas.
El surgimiento de la variable Delta, que pareciera de mayor riesgo entre la infancia y la adolescencia.
El inexplicable abandono durante la contingencia sanitaria de las instalaciones que albergan centros educativos, sobretodo del grado básico y medio.
Dudas sobre la efectividad de la vacuna aplicada al personal de la educación en el estado de Chihuahua.
Incremento de violencia intrafamiliar y alteraciones de la salud mental de niños y adolescentes como daños causados por la pandemia.
Alarmante aumento de la deserción escolar, críticas al modelo de educación a distancia principalmente por el bajo aprovechamiento y la acentuación de la brecha tecnológica.
Las contradicciones y coincidencias en el cómo, entre el gobierno federal, el estatal, sindicatos, padres de familia y el personal docente y administrativo de las escuelas.
La inversión necesaria para garantizar espacios sanitizados, considerando que la desafortunada existencia de centros educativos sin acceso a agua potable.
Avances y retrocesos en el Programa Nacional de Vacunación Covid 19.
El listado anterior, ni finalizado ni excluyente, retrata solamente algunas de las implicaciones por resolver o considerar antes de autorizar el regreso a las aulas, desde mi perspectiva se debe apostar por procesos racionales, basados en información verídica, avalados por la ciencia, voluntarios, en etapas progresivas. Diversos gobiernos de igual número de países han demostrado que el retorno de la educación presencial no debe ser caótica, controvertida ni mucho menos representar riesgo para la salud.
Con los recursos de un país como el nuestro se debe garantizar el derecho a la educación de calidad en entornos seguros y saludables. Lamentable sería retornar por presiones políticas sin sustento u obedeciendo a opiniones de quienes no tienen razón científica.