/ lunes 26 de abril de 2021

Políticos libidinosos

Con suma vergüenza para todos los mexicanos, los personajes públicos no dejan de ultrajar y denigrar a la noble labor de la política mexicana. En esta ocasión señalaremos sus actos libidinosos y su enorme descaro para aprovecharse de su puesto y abusar de mujeres, e incluso de menores.

Como si a MORENA no le faltara nada más para mostrarle a la población lo carcomido de su plataforma política, en la semana pasada salió a luz que el actual diputado y candidato Saúl Huerta, habría abusado sexualmente de 3 menores de edad a los que les prometía trabajo y apoyos económicos.

El asunto no es para menos y hay que tener poquísima (progenitora) para creer que es un invento de algún adversario político, como suelen decir los de la 4T. El mismo diputado fue grabado hablando por teléfono con la mamá de uno de los menores, a quien le suplicaba que no revelara lo ocurrido ya que su vida pública se vería seriamente afectada.

Prácticamente a la par, por las redes sociales comenzó a circular un vídeo, que sumaron tres, en donde David Monreal Ávila, candidato de MORENA por la gubernatura en Zacatecas, manoseaba a la aspirante a la alcaldía de Juchipila, Rocío Moreno. Lo más trágico, lamentable, de no creerse, fue que por la madrugada la misma aspirante subió un video a su cuenta de Facebook para decir que el señor Monreal era una persona ‘‘respetuosa’’.

Pero las personas respetuosas y educadas no van por la calle haciendo campaña y tocando los cuerpos de las mujeres; o mejor aún, a los hombres decentes no les pasa por la cabeza realizar ningún acto que pueda denigrar la dignidad de las mujeres y mucho menos salen en cadena nacional para decir que sus contrincantes editaron el video para dañar su imagen.

Y ni cómo pasar desapercibidas las acusaciones en contra de Félix Salgado Macedonio por el delito de violación cometido en perjuicio de una exempleada suya; tema que los morenistas y el mismo presidente han tratado de ocultar. Incluso ahora con la perdida de su registro, varias mujeres olvidaron ese gravísimo hecho y lo acompañaron en sus protestas frente al INE.

Lo más penoso de todos estos señalamientos es que la izquierda se ha autoproclamado “protectora” de las mujeres y ha abrazado la causa feminista para decirle a las personas que ellos sí comprenden los temores y sufrimientos que les causa una sociedad hedonista e hipersexualizada.

Se han aprovechado de un discurso sumamente ruidoso y triste con el que se lucra para obtener banderines mediáticos que favorezcan una carrera política, pero que en el fondo no atiende a las causas mismas de la violencia y las agresiones sexuales contra las mujeres y los menores de edad.

Lo que se ha perdido en la sociedad es el respeto absoluto por la dignidad de la persona humana y ha sido suplantado por el individualismo que lleva a muchas personas, no sólo políticos y no sólo varones, a dañar a otros por el deseo frenético de satisfacer algunas fantasías y absurdos placeres.

Cuánta falta nos hace el deseo de lo bueno, de lo justo y de lo virtuoso; es que, para cambiar a México, tenemos que amar y buscar lo más alto, lo más digno. Para ello habrá que emprender una reconquista real que transforme la vida pública; dejémonos de vanos discursos y pintas en las calles, exijamos el respeto y no permitamos que personajes indignos menoscaben la dignidad de nadie.

Ya es denigrante el hecho mismo de la violación, del abuso, del tocamiento, pero es mucho más grave y penoso para nuestro pueblo que el cinismo y la inmundicia de ciertos hombres siga paseándose por las calles y ahora pidiendo el voto para seguir gozando de impunidad.

Con suma vergüenza para todos los mexicanos, los personajes públicos no dejan de ultrajar y denigrar a la noble labor de la política mexicana. En esta ocasión señalaremos sus actos libidinosos y su enorme descaro para aprovecharse de su puesto y abusar de mujeres, e incluso de menores.

Como si a MORENA no le faltara nada más para mostrarle a la población lo carcomido de su plataforma política, en la semana pasada salió a luz que el actual diputado y candidato Saúl Huerta, habría abusado sexualmente de 3 menores de edad a los que les prometía trabajo y apoyos económicos.

El asunto no es para menos y hay que tener poquísima (progenitora) para creer que es un invento de algún adversario político, como suelen decir los de la 4T. El mismo diputado fue grabado hablando por teléfono con la mamá de uno de los menores, a quien le suplicaba que no revelara lo ocurrido ya que su vida pública se vería seriamente afectada.

Prácticamente a la par, por las redes sociales comenzó a circular un vídeo, que sumaron tres, en donde David Monreal Ávila, candidato de MORENA por la gubernatura en Zacatecas, manoseaba a la aspirante a la alcaldía de Juchipila, Rocío Moreno. Lo más trágico, lamentable, de no creerse, fue que por la madrugada la misma aspirante subió un video a su cuenta de Facebook para decir que el señor Monreal era una persona ‘‘respetuosa’’.

Pero las personas respetuosas y educadas no van por la calle haciendo campaña y tocando los cuerpos de las mujeres; o mejor aún, a los hombres decentes no les pasa por la cabeza realizar ningún acto que pueda denigrar la dignidad de las mujeres y mucho menos salen en cadena nacional para decir que sus contrincantes editaron el video para dañar su imagen.

Y ni cómo pasar desapercibidas las acusaciones en contra de Félix Salgado Macedonio por el delito de violación cometido en perjuicio de una exempleada suya; tema que los morenistas y el mismo presidente han tratado de ocultar. Incluso ahora con la perdida de su registro, varias mujeres olvidaron ese gravísimo hecho y lo acompañaron en sus protestas frente al INE.

Lo más penoso de todos estos señalamientos es que la izquierda se ha autoproclamado “protectora” de las mujeres y ha abrazado la causa feminista para decirle a las personas que ellos sí comprenden los temores y sufrimientos que les causa una sociedad hedonista e hipersexualizada.

Se han aprovechado de un discurso sumamente ruidoso y triste con el que se lucra para obtener banderines mediáticos que favorezcan una carrera política, pero que en el fondo no atiende a las causas mismas de la violencia y las agresiones sexuales contra las mujeres y los menores de edad.

Lo que se ha perdido en la sociedad es el respeto absoluto por la dignidad de la persona humana y ha sido suplantado por el individualismo que lleva a muchas personas, no sólo políticos y no sólo varones, a dañar a otros por el deseo frenético de satisfacer algunas fantasías y absurdos placeres.

Cuánta falta nos hace el deseo de lo bueno, de lo justo y de lo virtuoso; es que, para cambiar a México, tenemos que amar y buscar lo más alto, lo más digno. Para ello habrá que emprender una reconquista real que transforme la vida pública; dejémonos de vanos discursos y pintas en las calles, exijamos el respeto y no permitamos que personajes indignos menoscaben la dignidad de nadie.

Ya es denigrante el hecho mismo de la violación, del abuso, del tocamiento, pero es mucho más grave y penoso para nuestro pueblo que el cinismo y la inmundicia de ciertos hombres siga paseándose por las calles y ahora pidiendo el voto para seguir gozando de impunidad.