Por L.T.S. Nora Martínez Hernández
Hemos visto que la situación de nuestra sociedad local nos muestra que continúan aconteciendo situaciones latientes de los casos donde nuestros jóvenes que teniendo una vida por delante, han atentado contra su propia vida, han lastimando a otros, y donde la drogadicción y el alcoholismo han tenido su presencia siendo una situación por atender que requiere ver más intervenciones óptimas contando con servicios públicos de calidad que resulten de gran utilidad y donde se pueda ver que el cambio se dará de la mejor manera contrarrestando eficazmente esos acontecimientos para poder avanzar.
La mirada de esperanza que muchos tenemos hacia los jóvenes es que cuentan con una dedicación amor hacia ellos mismos y hacia su prójimo, progresando y contribuyendo para edificar el presente y futuro de la ciudad en que viven.
Los queremos ver sanos, contentos, estudiando ó trabajando, aportando en hacer de ellos una vida productiva que les permita ser felices, demostrando su capacidad para obtener con éxito sus logros personales y/o profesionales, que tengan el entusiasmo de un sano crecimiento que prometa ir hacia la búsqueda de su seguridad e independencia, así como las otras virtudes que haya elegido alcanzar cada entorno familiar, demostrando a sus progenitores y a la sociedad misma que son generadores de prosperidad.
Verlos ahora y a futuro como los seres inteligentes y capaces de obtener sus propias soluciones ante los retos que a diario se enfrentan, ó de solicitar la ayuda necesaria, y que puedan superar lo que les preocupa ya sea sobre algún tipo de depresión ó de ansiedad, un fracaso escolar, laboral, bullying, diferencias en su relación de pareja, adicciones pero también confrontaciones, etc.
En los casos que ponen en riesgo su salud, será necesario que reciba el apoyo de las personas con las que convive a diario, y vea que son de su confianza, personas que le puedan recordar que a pesar de todo podrá salir adelante y que estarán a su lado, sea de su propia familia, ó familiares que tenga, los buenos amigos que le saben comprender escuchando, con los cuales se comunica y puede desahogarse, ó bien buscar a quienes saben orientarles a dónde acudir en un caso de emergencia.
Por todas las experiencias acontecidas que han pasado muchos jóvenes juarenses mientras adolecen en su crecimiento ante las circunstancias duras que han atravesado, es oportuno que constantemente haya interés en que se realicen las labores de inclusión de parte de las Instituciones educativas, comunitarias, asociaciones civiles, además de contar con el apoyo del gobierno, para continuar con la labor de abrirles las puertas del servicio, llevando en conjunto las formas de abordaje precisas, instruyendo directamente a la población vulnerable de niños, adolescentes y jóvenes, para brindarles la orientación a las familias que requieran de los proyectos, talleres, cursos, terapias, y/o pláticas donde la información oportuna recibida vaya alimentando y fortaleciendo la esperanza de recrear las nuevas formas de relacionarse y salir de la situación que les afecta para mejorar la convivencia en el hogar, impacto por influir en la sociedad positivamente permitiendo disminuir los índices de riesgos.
Hay familias preocupadas que no procuran recibir atención alguna pero también hay otras que buscan el cambio al solicitar la información que les ayuda, colaboran con los programas de atención que están a su alcance con la finalidad de tener mejores formas de vivir y convivir sanamente, que se permitan ser ayudados ante algún motivo que les ha acontecido atentando contra su propia vida, y con otras vidas como sucede en los casos de violencia. Al encontrarse en una etapa de crisis va a ser necesario actuar lo más pronto posible, para tener más posibilidades de mejorar la condición actual.
Nuestras familias merecen vivir en un ambiente grato en el hogar y fuera de él, facilitarles la información oportuna para prevenir los delitos, riesgos a la salud y seguridad, asistiendo a los centros de ayuda más cercanos para proporcionarles las información que solicitan, en aspectos que emocionalmente les afectan individualmente y si es necesario que asista toda la familia sería lo ideal, porque será muy favorable su participación.
Los hogares donde hay jóvenes requieren del diálogo afectivo y comprensible por los cambios en el desarrollo que continuamente están experimentando desde su espacio vital, y donde sea posible llegar a un común acuerdo. Es fundamental expresarles el amor y el interés que se tiene hacia ellos, contar con alguna conversación sobre sus circunstancias, tal vez sea necesaria la presencia más cercana siendo el tiempo de acompañarlos y con la reciprocidad que pueda existir, trabajar en conjunto por sus ideales ó sueños que desean ver realizados algún día, como una forma de mejorar la condición que viven, y en la cual se enteren que efectivamente existe el aprecio de sus padres tutores hacia ellxs y el deseo perdurable de verlos crecer sanos y felices.