/ miércoles 27 de noviembre de 2024

Los fracasos de los experimentos sociales del Siglo XX

Existe un enorme abismo entre los elevados objetivos de la ideología socialista y las realidades del socialismo tal como las experimentaron los países de la ya fallecida Unión Soviética y los que estuvieron tras el Telón de Acero; Polonia, Rumania, Alemania Oriental, Estonia y muchos más. La transición de regreso, del socialismo a una economía mixta no estuvo exenta de dolor, más liberó el extraordinario poder productivo de estos pobladores, lo que permitió que su nivel de vida creciera a más del doble de la tasa que prevaleció durante la era socialista, lo que evidencian el valor de la libertad económica, las consecuencias empobrecedoras de su negación y el a menudo doloroso proceso de recuperar las pérdidas de; la libertad, los organismos autónomos y la sociedad civil organizada.

El camino hacia el socialismo y su posterior retorno, nos enseña algo sobre el desarrollo intelectual del pensamiento económico. Destaca una falla fundamental en la planificación central socialista y una característica clave que permite el funcionamiento de los mercados. Los cuales funcionan porque permiten a los tomadores de decisiones económicas realizar cálculos racionales que dependen de la concepción de precios y costos, así como de la contabilidad de ganancias y pérdidas, de las decisiones libres de individuos que intercambian bienes y servicios. Esto permite distinguir entre los proyectos económicamente viables y aquellos que son solo factibles desde un punto de vista ideológico. Sin un sistema de precios, estos cálculos son imposibles y dicha distinción no ocurre. Como resultado, los recursos se desperdician de manera sistemática y las ineficiencias en la producción y el comercio se multiplican, provocando la economía de la escasez, las pérdidas de las libertades individuales, el abuso del poder, las tiranías y la pobreza generalizada, con excepción de la élite, los pocos que dirigen a estos pueblos.

A mediados del siglo XX, muchos teóricos económicos no comprendían un punto básico y crucial: el sistema de precios depende de los arreglos de derechos de propiedad dentro de los cuales opera, el surgimiento de la economía de los derechos de propiedad, los campos del derecho y la economía, la economía de la elección pública y la teoría emprendedora del proceso competitivo de mercado. Fueron estas teorías las que arrojaron luz sobre las economías socialistas fallidas de los años 80 y su colapso entre 1989 y 1992. Además, estas ideas formaron la base teórica para la transición del socialismo a una economía basada en la propiedad privada y en la libertad de comercio, protegidas por el estado de derecho y la democracia sin dádivas ni clientelismo.

Pero, una cosa es enunciar esta fórmula básica y otra muy distinta implementarla y sostenerla frente a las presiones políticas de una nueva clase de grupos de interés. A medida que se desvanecen los recuerdos y disminuye el número de testigos vivos del experimento socialista, la tentación de retomar el camino hacia el socialismo se vuelve más fuerte. A pesar de Venezuela, Cuba, Corea del Norte y otros más.


Existe un enorme abismo entre los elevados objetivos de la ideología socialista y las realidades del socialismo tal como las experimentaron los países de la ya fallecida Unión Soviética y los que estuvieron tras el Telón de Acero; Polonia, Rumania, Alemania Oriental, Estonia y muchos más. La transición de regreso, del socialismo a una economía mixta no estuvo exenta de dolor, más liberó el extraordinario poder productivo de estos pobladores, lo que permitió que su nivel de vida creciera a más del doble de la tasa que prevaleció durante la era socialista, lo que evidencian el valor de la libertad económica, las consecuencias empobrecedoras de su negación y el a menudo doloroso proceso de recuperar las pérdidas de; la libertad, los organismos autónomos y la sociedad civil organizada.

El camino hacia el socialismo y su posterior retorno, nos enseña algo sobre el desarrollo intelectual del pensamiento económico. Destaca una falla fundamental en la planificación central socialista y una característica clave que permite el funcionamiento de los mercados. Los cuales funcionan porque permiten a los tomadores de decisiones económicas realizar cálculos racionales que dependen de la concepción de precios y costos, así como de la contabilidad de ganancias y pérdidas, de las decisiones libres de individuos que intercambian bienes y servicios. Esto permite distinguir entre los proyectos económicamente viables y aquellos que son solo factibles desde un punto de vista ideológico. Sin un sistema de precios, estos cálculos son imposibles y dicha distinción no ocurre. Como resultado, los recursos se desperdician de manera sistemática y las ineficiencias en la producción y el comercio se multiplican, provocando la economía de la escasez, las pérdidas de las libertades individuales, el abuso del poder, las tiranías y la pobreza generalizada, con excepción de la élite, los pocos que dirigen a estos pueblos.

A mediados del siglo XX, muchos teóricos económicos no comprendían un punto básico y crucial: el sistema de precios depende de los arreglos de derechos de propiedad dentro de los cuales opera, el surgimiento de la economía de los derechos de propiedad, los campos del derecho y la economía, la economía de la elección pública y la teoría emprendedora del proceso competitivo de mercado. Fueron estas teorías las que arrojaron luz sobre las economías socialistas fallidas de los años 80 y su colapso entre 1989 y 1992. Además, estas ideas formaron la base teórica para la transición del socialismo a una economía basada en la propiedad privada y en la libertad de comercio, protegidas por el estado de derecho y la democracia sin dádivas ni clientelismo.

Pero, una cosa es enunciar esta fórmula básica y otra muy distinta implementarla y sostenerla frente a las presiones políticas de una nueva clase de grupos de interés. A medida que se desvanecen los recuerdos y disminuye el número de testigos vivos del experimento socialista, la tentación de retomar el camino hacia el socialismo se vuelve más fuerte. A pesar de Venezuela, Cuba, Corea del Norte y otros más.