/ miércoles 16 de octubre de 2024

Libertad económica y el socialismo

Aunque es muy tentador pensar en las economías como “capitalistas” o “socialistas”, y a los países como “demócratas” o “dictaduras” es más útil concebirlas en términos de un espectro en ambas clasificaciones. Algunos gobiernos permiten a sus ciudadanos un gran grado de libertad económica, mientras que otros la limitan. Cuando los individuos tienen mayor libertad económica, son libres de elegir qué producir, cómo producirlo, con quién intercambiar y bajo qué condiciones. También son libres de formar contratos con otros y pueden asumir que estos contratos serán respetados mediante normas sociales, organizaciones privadas como iglesias y grupos empresariales, o instituciones públicas dentro de un Estado de derecho. Además, son libres de adquirir y usar propiedades, confiando en que sus derechos de la propiedad privada estarán protegidos por las leyes correspondientes.

Aquellos que gozan de libertad económica no tienen derecho a hacer lo que quieran a los demás; deben respetar las libertades de sus semejantes. Con definiciones claras y buenos datos, es posible clasificar a las sociedades como más o menos libres económicamente. Como la clasificación que hace el Instituto Frazer, de la cual ya hemos escrito y demuestra que mientras más libertad económica haya, los ciudadanos tienen un mejor nivel de vida y bienestar.

Esto implica que los gobiernos tengan menos intervención y sólo lo hagan para evitar las distorsiones de los mercados, los abusos del capitalismo salvaje (los llamados libertarios), los monopolios, así como asegurar un buen nivel y accesibilidad de los servicios básicos: salud, educación, agua, energía y vivienda.

Los objetivos principales que tenían los creadores del comunismo y el socialismo: erradicar la pobreza, igualar las condiciones de vida de los ciudadanos y formar sociedades justas, quedaron en buenos deseos, porque los resultados en todos los experimentos en el mundo han provocado exactamente lo contrario.

Los términos "comunismo" y "socialismo" tienen una historia complicada y técnica. Los regímenes del siglo XX que se describían a sí mismos como comunistas estaban todavía en la etapa socialista. Se creía que estaban en transición de la anterior economía capitalista al pleno sistema comunista. Sin embargo, según las definiciones tradicionales, ninguno llegó a la etapa final del comunismo pleno, en la que el Estado desaparece. Por lo tanto, estos regímenes fueron y son economías socialistas.

Fue Karl Marx quien desarrolló la noción de las etapas de la historia. Opinaba que las sociedades progresan naturalmente a través de seis etapas: comunismo primitivo, sociedad esclavista, feudalismo, el capitalismo, el socialismo y el comunismo global sin Estado.

Desgraciadamente en México se ha iniciado ese tortuoso y destructivo camino al socialismo. La radicalización de la mal llamada 4T en esta segunda etapa, es sólo eso, buscar desaparecer; la separación de poderes, la participación ciudadana, la sociedad civil organizada, las instituciones que aseguran la democracia, el libre mercado y la propiedad privada. Al tiempo.


Aunque es muy tentador pensar en las economías como “capitalistas” o “socialistas”, y a los países como “demócratas” o “dictaduras” es más útil concebirlas en términos de un espectro en ambas clasificaciones. Algunos gobiernos permiten a sus ciudadanos un gran grado de libertad económica, mientras que otros la limitan. Cuando los individuos tienen mayor libertad económica, son libres de elegir qué producir, cómo producirlo, con quién intercambiar y bajo qué condiciones. También son libres de formar contratos con otros y pueden asumir que estos contratos serán respetados mediante normas sociales, organizaciones privadas como iglesias y grupos empresariales, o instituciones públicas dentro de un Estado de derecho. Además, son libres de adquirir y usar propiedades, confiando en que sus derechos de la propiedad privada estarán protegidos por las leyes correspondientes.

Aquellos que gozan de libertad económica no tienen derecho a hacer lo que quieran a los demás; deben respetar las libertades de sus semejantes. Con definiciones claras y buenos datos, es posible clasificar a las sociedades como más o menos libres económicamente. Como la clasificación que hace el Instituto Frazer, de la cual ya hemos escrito y demuestra que mientras más libertad económica haya, los ciudadanos tienen un mejor nivel de vida y bienestar.

Esto implica que los gobiernos tengan menos intervención y sólo lo hagan para evitar las distorsiones de los mercados, los abusos del capitalismo salvaje (los llamados libertarios), los monopolios, así como asegurar un buen nivel y accesibilidad de los servicios básicos: salud, educación, agua, energía y vivienda.

Los objetivos principales que tenían los creadores del comunismo y el socialismo: erradicar la pobreza, igualar las condiciones de vida de los ciudadanos y formar sociedades justas, quedaron en buenos deseos, porque los resultados en todos los experimentos en el mundo han provocado exactamente lo contrario.

Los términos "comunismo" y "socialismo" tienen una historia complicada y técnica. Los regímenes del siglo XX que se describían a sí mismos como comunistas estaban todavía en la etapa socialista. Se creía que estaban en transición de la anterior economía capitalista al pleno sistema comunista. Sin embargo, según las definiciones tradicionales, ninguno llegó a la etapa final del comunismo pleno, en la que el Estado desaparece. Por lo tanto, estos regímenes fueron y son economías socialistas.

Fue Karl Marx quien desarrolló la noción de las etapas de la historia. Opinaba que las sociedades progresan naturalmente a través de seis etapas: comunismo primitivo, sociedad esclavista, feudalismo, el capitalismo, el socialismo y el comunismo global sin Estado.

Desgraciadamente en México se ha iniciado ese tortuoso y destructivo camino al socialismo. La radicalización de la mal llamada 4T en esta segunda etapa, es sólo eso, buscar desaparecer; la separación de poderes, la participación ciudadana, la sociedad civil organizada, las instituciones que aseguran la democracia, el libre mercado y la propiedad privada. Al tiempo.