Calificada como una de las voces más importantes de la poesía mexicana y una referencia para las generaciones, actuales y futuras, que buscan encontrar y escuchar a la poesía, e incluso responder a su llamado.
Una mujer que fue fiel a ella misma y de esto hay mucho que aprender, ya que llevó esta insistencia, hasta las últimas consecuencias, logrando un poema de toda una vida, llamado “Migraciones”, el cual escribió durante cuarenta años, agregando y cortando, permitiendo que la respiración la llevara a ella y no al revés.
“Migraciones”, lo inicio entre agosto y septiembre de 1976, prácticamente su único proyecto, fue creciendo con ella y madurando como un universo que no cesa de expandirse, como un árbol que jamás se secará.
Era como ver al poema, como una tela que se expande y se transforma, donde interviene la belleza y el juego.
Con Gloria Gervitz, la poesía cobró vida y rompió lo establecido, dejando un vacío de sabiduría que no puede llenarse.
El vacío que deja es tan grande, quizá por la capacidad que tuvo para conmover. Se trata de un poema que escribió desde el alma.
De tal forma que la autora, tuvo una gran capacidad para combinar dos cuestiones, como son: la religión y la vida personal.
Cabe recordar que la religión está muy presente en la obra de Gervitz, pero no se trata de una poesía religiosa. Es una poesía del “yo”, específicamente de un “yo” femenino, que transita o, precisamente, migra a través de la experiencia de la vida.
Sin embargo, la religión está ahí, así como están la abuela, la madre, la hija y la nana, lo que implica una verdad que conmueve.
Cuando la poeta refiere: “No tengo el lugar solo la añoranza del lugar la rutina/y el tiempo que pasa”.
Los sentimientos que toca son profundamente personales, pero también los comparte con todos aquellos que la descubren.
Su poesía conmueve, porque apela a lo más grande como es la religión a través de la reflexión y la filosofía, pero también a lo más íntimo y personal.
Es importante mencionar, que la autora comenzó a escribir los primeros indicios de su proyecto, en el año 1976, cuando tenía apenas 33 años.
La voz poética de Gervitz la encontraremos junto a otras grandes poetas que la precedieron, como: Rosario Castellanos, Dolores Castro, Enriqueta Ochoa, Concha Urquiza, por mencionar algunas. Pero su influencia está ahí, suspendida en el aire.
Lo que Gloria Gervitz nos deja es mucho, quizá demasiado, por ahora quedan algunas de sus enseñanzas. En primer lugar, ser fieles con uno mismo y a nuestros proyectos, sin importar el tiempo que tomen, incluso si es una vida entera.
El poema “Migraciones” termina el 19 de abril del 2022 cuando su autora signa el punto final, y cierra la travesía lírica, que abarca más de cuatro décadas.
Tan solo recordar lo que mencionaba: “Intenté dar voz a los recuerdos olvidados, voz a esas mujeres que emigraron de Rusia y de Europa Central”, mujeres, pues, en el exilio: mujeres que oyen con asombro su propia voz ‒llamado, plegaria, desencuentro‒ sin saber quién es la que habla, ni desde qué oscuridad o desde qué latitud de la memoria.
Estas voces de mujeres, para las cuales el suspenso de la identidad parece ser esencial, y dar paso a una exploración de lo femenino, esa condición de lo humano, que asume las formas de una radical desgarradura. Carencia y deseo insatisfecho, lo femenino se muestra, como ese reclamo universal, que asegura la continua generación de la vida.
“Mejor soñar que estoy muerta/ y no morirme de los tantos sueños que me inventan/ me vuelvo a dormir y ya no sueño/ y la luz atropellándose en el filo del día/ y el grito de los árboles ensordeciéndose/ y la tarde solo dice lo mismo/ no abre esa pausa entre lo real/ único espacio habitable/ geometría momentánea/ insomnio lento y cerrado/ el alba desaguándose/ un sol de abejas”.
Gloria Gervitz, falleció el 19 de abril de 2022, siempre mencionaba “Y yo que estoy hecha de palabras no tengo palabras”
Y aquí podría preguntar: Y usted, yo y nosotros, tendremos las palabras adecuadas y precisas para no atropellarnos?