/ jueves 29 de agosto de 2024

La forma es fondo

#UnRetoMas


Hace una semana Ken Salazar, Embajador de Estados Unidos en México, expresó su preocupación por la reforma al Poder Judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador; señalando que la elección popular de jueces podría afectar la relación comercial entre Estados Unidos y México y facilitar la influencia de actores maliciosos en nuestro sistema judicial .


Un día después, el presidente López Obrador respondió, calificándo la declaración como intromisión inaceptable, llevándolo un paso más allá, poniendo “pausa” la relación dimplomática.


A pesar que las declaraciones del Embajador pueden considerarse injerencistas desde la perspectiva del gobierno mexicano al tratarse de una reforma que se debate dentro de nuestras instituciones; las declaraciones de Salazar reflejan la postura real de su país sobre la preocupación legítima por los efectos que la reforma podría tener en temas de interés compartido.


Se trata de principios diplomáticos básicos. En primer lugar está la “Protección de intereses nacionales”. Los embajadores tienen la responsabilidad de proteger los intereses de su país en el extranjero. Incluyendo expresar preocupaciones sobre políticas y reformas en el país anfitrión que puedan impactar la relación bilateral o afectar a ciudadanos, empresas, o inversiones de su país. En este caso, la preocupación deriva de su potencial impacto en la estabilidad del T-MEC y la seguridad de las inversiones estadounidenses en nuestro país.


Un segundo fundamento es la “Comunicación diplomática”; parte de la función diplomática es precisamente comunicar posturas oficiales del gobierno representado.

Aunque para algunos, las declaraciones son injerencistas, reflejan la postura de nuestros vecinos del norte, análisis que también debieramos estar considerando los mexicanos.


Por otro lado, no debemos pasar por alto las implicaciones para México de pausar relaciones diplomáticas, especialmente considerando el importante vínculo económico, político y social que existe entre nuestras naciones.


En lo económico, Estados Unidos y Canadá son nuestros principales socios. Cualquier deterioro en nuestra relación podría afectar el flujo de bienes y servicios, poniendo en riesgo exportaciones mexicanas que dependen en gran medida de estos mercados.

Además, la incertidumbre afecta la confianza de inversionistas y operaciones de empresas multinacionales. Desestabilizando el entorno de inversión en México, lo que podría reducir la entrada de capital y afectar nuestro crecimiento económico.


En política; viene a la mente la cooperación en seguridad. No debemos olvidar que Estados Unidos y México colaboran en temas de seguridad, como la lucha contra el narcotráfico, tráfico de armas y migración. Una "pausa" en las relaciones diplomáticas trae repercusiones negativas en la capacidad de México para gestionar estos desafíos.


Por último, pero no menos importante, existe también el impacto migratorio. Ambos, Estados Unidos y Canadá, son destinos importantes para mexicanos. El deterioro de relaciones diplomáticas, impacta las políticas migratorias, afectando tanto a migrantes mexicanos en estos países como a políticas de retorno y deportación.


Si bien es cierto que el presidente debe defender los intereses y soberanía de nuestro país, tambiés es cierto que la forma es fondo y, como representante del pueblo mexicano, un presidente o cualquier diplomático debe ver más allá y manejar con cautela cualquier declaración, vaya o no a favor de sus “caprichos”; porque casos como este pueden tener implicaciones que ponen en riezgo la estabilidad de nuestro México.


#UnRetoMas


Hace una semana Ken Salazar, Embajador de Estados Unidos en México, expresó su preocupación por la reforma al Poder Judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador; señalando que la elección popular de jueces podría afectar la relación comercial entre Estados Unidos y México y facilitar la influencia de actores maliciosos en nuestro sistema judicial .


Un día después, el presidente López Obrador respondió, calificándo la declaración como intromisión inaceptable, llevándolo un paso más allá, poniendo “pausa” la relación dimplomática.


A pesar que las declaraciones del Embajador pueden considerarse injerencistas desde la perspectiva del gobierno mexicano al tratarse de una reforma que se debate dentro de nuestras instituciones; las declaraciones de Salazar reflejan la postura real de su país sobre la preocupación legítima por los efectos que la reforma podría tener en temas de interés compartido.


Se trata de principios diplomáticos básicos. En primer lugar está la “Protección de intereses nacionales”. Los embajadores tienen la responsabilidad de proteger los intereses de su país en el extranjero. Incluyendo expresar preocupaciones sobre políticas y reformas en el país anfitrión que puedan impactar la relación bilateral o afectar a ciudadanos, empresas, o inversiones de su país. En este caso, la preocupación deriva de su potencial impacto en la estabilidad del T-MEC y la seguridad de las inversiones estadounidenses en nuestro país.


Un segundo fundamento es la “Comunicación diplomática”; parte de la función diplomática es precisamente comunicar posturas oficiales del gobierno representado.

Aunque para algunos, las declaraciones son injerencistas, reflejan la postura de nuestros vecinos del norte, análisis que también debieramos estar considerando los mexicanos.


Por otro lado, no debemos pasar por alto las implicaciones para México de pausar relaciones diplomáticas, especialmente considerando el importante vínculo económico, político y social que existe entre nuestras naciones.


En lo económico, Estados Unidos y Canadá son nuestros principales socios. Cualquier deterioro en nuestra relación podría afectar el flujo de bienes y servicios, poniendo en riesgo exportaciones mexicanas que dependen en gran medida de estos mercados.

Además, la incertidumbre afecta la confianza de inversionistas y operaciones de empresas multinacionales. Desestabilizando el entorno de inversión en México, lo que podría reducir la entrada de capital y afectar nuestro crecimiento económico.


En política; viene a la mente la cooperación en seguridad. No debemos olvidar que Estados Unidos y México colaboran en temas de seguridad, como la lucha contra el narcotráfico, tráfico de armas y migración. Una "pausa" en las relaciones diplomáticas trae repercusiones negativas en la capacidad de México para gestionar estos desafíos.


Por último, pero no menos importante, existe también el impacto migratorio. Ambos, Estados Unidos y Canadá, son destinos importantes para mexicanos. El deterioro de relaciones diplomáticas, impacta las políticas migratorias, afectando tanto a migrantes mexicanos en estos países como a políticas de retorno y deportación.


Si bien es cierto que el presidente debe defender los intereses y soberanía de nuestro país, tambiés es cierto que la forma es fondo y, como representante del pueblo mexicano, un presidente o cualquier diplomático debe ver más allá y manejar con cautela cualquier declaración, vaya o no a favor de sus “caprichos”; porque casos como este pueden tener implicaciones que ponen en riezgo la estabilidad de nuestro México.