A veces, es necesario quitar las malas hierbas del jardín, antes de que se conviertan en una verdadera plaga y dañe a otras plantas, por la falsedad de su verdor; es decir debemos quitar un mal menor, para evitar que se difunda un problema mayor.
La metáfora anterior, es referida un vicio tan común y extendido, que conocemos con el nombre denigrante e incómodo de “hipocresía”, que consiste en la simulación de buenos sentimientos e intenciones de una persona, con la única finalidad de engañar a alguien.
Recordemos que la palabra hipocresía tiene su origen del griego hypokrinesthai, el cual, entre sus varios significados, el que mejor se ajusta es el de "representar un personaje” así que mientras más se vea lo exterior, de quien ejerce la hipocresía, mejor se esconde el interior y sus intenciones.
Porque por mucho que nos hayamos acostumbrado a verlo de manera completamente natural, no deja de llamar la atención la profundísima y patente hipocresía de la vida moderna.
Un vicio tan común en políticos, personajes públicos, familiares, “amigos” y cualquier persona que nos encontremos en la calle.
Pero el asunto no queda ahí, también es muy frecuente, que en redes sociales a través de un clic; muchos muestran un icono o símbolo, cuya respuesta, tiene un significado de “gusto empatía o felicidad” para otra persona cuyo propósito, es simplemente elevar su autoestima y satisfacer su ego.
De tal manera que la hipocresía, se ha convertido en una ficción, que es implacable, porque está muy arraigada en la población, además también conlleva, otros vicios como son: la adulación y el egoísmo.
Curiosamente la hipocresía, es ";la calle más transitada del mundo"; a la que muchos de nosotros y en muchas circunstancias, a pesar de que no queramos; tendremos que caminar por este sendero.
Sin embargo, todos sin excepción, nos ponemos una máscara a la hora de caminar por esa calle, cuya realidad no podemos ignorar, aquí caben todas las mentiras habituales, una detrás de otra, como quien lee los créditos de una película.
El problema es que es esta ficción, es una realidad que muchos no quieren ver, o simplemente se rehúsan a aceptarla; hasta que intentan despojarse de ella frente al espejo, será entonces cuando se descubran tal y como son.
Por otra parte, el nivel de hipocresía y de falsedad al que hemos llegado, es tan profundamente absurdo, que cuando alguien lo descubre; intentará romperlo por algún lado.
Sin temor a equivocarse, no podemos seguir fomentando la hipocresía, como si se tratara de una industria, de todos aquellos que generan este antivalor.
Recordemos que, la hipocresía es considerada como un comportamiento indeseable; sin embargo, la convivencia social precisa de la hipocresía, debido a la flaqueza de la voluntad humana, que nos impide desenvolvernos con una conducta perfectamente racional.
Nadie lo ostenta de manera orgullosa; se guarda como un secreto vergonzoso. Y aquellos que son desenmascarados como hipócritas, resbalan en un instante al terreno de la inferioridad moral.
Es importante mencionar, que la moral es el resultado de la prolongación directa de losinstintos sociales; pero, debemos entender que los juicios morales, no proceden de la religión, la familia, el estado o las instituciones, sino que son un instrumento milenario de supervivencia heredado, que ha permitido que la sociedad progrese.
Por supuesto que este progreso es cultural, en donde se gestan elementos universales, como: costumbres, valores, normas, símbolos, lenguaje y tecnología; que permiten que el ser humano enfrente con éxito, los inevitables conflictos de la vida, en este mundo multicultural y diverso.
La moral es un requisito indispensable de supervivencia y adaptación humana, que permite desarrollar habilidades de altruismo y cooperación, mediante el aprendizaje, para cambiar o transformarse a sí mismo.
En cambio, la hipocresía, así como otros antivalores, entre, la violencia, el egoísmo y la irracionalidad, que se observan actualmente en un mundo caótico, siempre dañarán a un semejante.
Porque sin duda como seres humanos, tenemos honores, deberes y placeres, que su ejercicio derivan en una mayor visibilidad, por las emociones resultantes.
Sin embargo, la hipocresía tiene una consecuencia; siempre desfigura el rostro de quien la ejerce.
¿Será cierto?