Hay un chiste que se cuenta con bastante gracia, en el que se hace referencia a un grupo de docentes que están en un avión y les comunican que sus estudiantes son quienes lo han fabricado, lo cual les alborota de manera nerviosa, por temor a cómo lo manufacturaron, estando uno del grupo muy calmado por considerar que conocía a tales estudiantes y estaba seguro que ni el avión despegaría. Este chiste, debería de ser algo impensable de contar, pues estaría hablando de la formación endeble que brindan las instituciones de educación superior.
Y es que el chiste se cuenta sólo, pues en manos de las instituciones de educación superior está el último eslabón de la formación que deriva en el impacto directo de la competitividad de las regiones y del país. Hay un compromiso real, una responsabilidad social muy grande en lo que las universidades otorgan a la sociedad en general, al dotarles de herramientas críticas y creativas para que cada persona que estuvo en sus manos egrese con las competencias necesarias para ser una o un agente de cambio activo.
En este sentido, el gobierno del estado de Chihuahua, encabezado por Maru Campos, a través de la Secretaría de Educación y Deporte, tiene la total disposición de impulsar dos iniciativas que se traducen como herramientas de vida, pues influirían de manera positiva sobre quiénes egresan de una institución pública de nivel superior perteneciente al subsistema tecnológico en la entidad. Se trata de la agenda estatal de inglés y la atención de la salud emocional, una combinación que resultará infalible en el mediano y largo plazo al egresar a profesionistas con competencias laborales y personales que les abrirán muchísimas puertas y les asegurará una adecuada movilidad social.
El tema tan acertado de la agenda estatal de inglés ya lo había tocado en mi colaboración anterior, pero es importante ahora mencionar el profundo interés que está mostrando la dependencia educativa en la salud emocional, tópico al que se le trata con desdén, cuando las habilidades esenciales son básicas para el éxito profesional, si se suman a lo que se pretende hacer en materia de lengua extranjera. Y es que en estos momentos los retos que enfrentan las y los profesionistas son mayúsculos y en las contrataciones se privilegian los talentos antes que los perfiles, dándole mayor peso a la inteligencia emocional, el liderazgo, la comunicación efectiva y asertiva, la resiliencia, la resolución de conflictos, entre otros. Es decir, es mejor la capacitación técnica por la facilidad de aprendizaje que la capacitación social que requiere de mucha práctica diaria.
Recientemente la Secretaría de Educación y Deporte en el estado llevó a cabo una reunión multidisciplinaria, con directivos, para abordar el tema de la salud emocional en las aulas, en esos espacios de formación integral que el estudiantado toma como un lugar de paz y el escaparate de quienes viven condiciones complicadas en sus hogares, con la intención de en el corto plazo impulsar talleres de concientización y contención para docentes que están frente a grupo, para apoyar mayormente a sus estudiantes que atraviesan por situaciones críticas que les perjudican en su desempeño académico, en su desarrollo interpersonal y les pueden llevar a acciones que dañen o les priven de su vida.
Que positiva la estrategia que se está haciendo en educación, sin duda una de manera integral que ve por el futuro y por una mejor calidad de vida, más allá del asistencialismo limitado a un muy corto plazo y momentáneo. Ojalá pronto veamos los resultados en nuestra juventud profesionista, porque evidentemente esto impactará en la sociedad en general, al ser más armoniosa, próspera y consciente.