/ miércoles 18 de septiembre de 2024

Fraseario / Igualdad salarial de género: Una cuestión de justicia

Hace 10 años Elizabeth Warren expresaba que no podía creer que todavía se estuviera hablando de igualdad salarial, refiriendo que el hecho de que, en la mayoría de las ocupaciones, los hombres ganaran más que las mujeres. Hecho que, en definitiva, no era resultado de un accidente, sino de la discriminación de género.

Total que han pasado 10 años desde que Elizabeth Warren expresara aquellas palabras, y todavía seguimos hablando de igualdad salarial, o más bien de desigualdad salarial.

Entendida como la diferencia entre el promedio de salario de los hombres y de las mujeres dentro de una organización, sector o país, la brecha salarial sigue siendo un problema persistente a pesar de los avances en materia de igualdad de género.

Se trata pues de un problema que, desde hace varios años, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos identifica como uno de los tres aspectos que más influyen en la desigualdad de género.

Es en ese contexto que la Organización Internacional del Trabajo advierte que la desigualdad de remuneración es un problema crónico difícil de superar si no se entienden claramente los conceptos e implicaciones que tiene tanto para el lugar de trabajo como para la sociedad en su conjunto.

Entonces el problema es que, actualmente, las mujeres todavía suelen ganar menos que los hombres por el mismo trabajo. Según datos recientes de la OIT, las mujeres ganan aproximadamente un 20% menos que los hombres, pero en algunos países y sectores la brecha puede ser mayor.

En el caso específico de México, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad, la brecha salarial entre hombres y mujeres es -en promedio- de 16%, cifra que evidencia que -en promedio- las mujeres reciben 84 pesos por cada 100 que gana un hombre. Sin embargo, dependiendo de la entidad federativa o sector, la brecha salarial puede ser de hasta 35%.

Por su parte, el Informe Global sobre la Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial coloca a México en el lugar 109 (de los 146 evaluados) respecto a la participación de mujeres económicamente activas y la proporción que ellas ocupan en puestos de alto nivel jerárquico en el sector privado, además de las condiciones laborales que enfrentan las mujeres como la brecha de ingresos por género, brecha que, según el mismo informe, es de los más altos, colocando a México en el lugar 119 del ranking.


Es evidente pues que todavía queda mucho por hablar -y por hacer- respecto a la brecha salarial de género. O sea, porque evidentemente no hay la suficiente voluntad (ni las ganas) política y la intersectorialidad necesaria para desaparecer la brecha salarial o, al menos, intentar reducirla al máximo posible.

En resumen, el meollo del asunto es que, como bien lo dijo Hillary Clinton, la igualdad salarial es una cuestión de justicia y es esencial para una economía que funcione para todos.

A modo de resumen complementario, finalizo parafraseando lo dicho alguna vez por la política y ex primera ministra británica, Margaret Thatcher: La igualdad salarial no es solo una cuestión de justicia, también es de sentido común.

Hace 10 años Elizabeth Warren expresaba que no podía creer que todavía se estuviera hablando de igualdad salarial, refiriendo que el hecho de que, en la mayoría de las ocupaciones, los hombres ganaran más que las mujeres. Hecho que, en definitiva, no era resultado de un accidente, sino de la discriminación de género.

Total que han pasado 10 años desde que Elizabeth Warren expresara aquellas palabras, y todavía seguimos hablando de igualdad salarial, o más bien de desigualdad salarial.

Entendida como la diferencia entre el promedio de salario de los hombres y de las mujeres dentro de una organización, sector o país, la brecha salarial sigue siendo un problema persistente a pesar de los avances en materia de igualdad de género.

Se trata pues de un problema que, desde hace varios años, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos identifica como uno de los tres aspectos que más influyen en la desigualdad de género.

Es en ese contexto que la Organización Internacional del Trabajo advierte que la desigualdad de remuneración es un problema crónico difícil de superar si no se entienden claramente los conceptos e implicaciones que tiene tanto para el lugar de trabajo como para la sociedad en su conjunto.

Entonces el problema es que, actualmente, las mujeres todavía suelen ganar menos que los hombres por el mismo trabajo. Según datos recientes de la OIT, las mujeres ganan aproximadamente un 20% menos que los hombres, pero en algunos países y sectores la brecha puede ser mayor.

En el caso específico de México, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad, la brecha salarial entre hombres y mujeres es -en promedio- de 16%, cifra que evidencia que -en promedio- las mujeres reciben 84 pesos por cada 100 que gana un hombre. Sin embargo, dependiendo de la entidad federativa o sector, la brecha salarial puede ser de hasta 35%.

Por su parte, el Informe Global sobre la Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial coloca a México en el lugar 109 (de los 146 evaluados) respecto a la participación de mujeres económicamente activas y la proporción que ellas ocupan en puestos de alto nivel jerárquico en el sector privado, además de las condiciones laborales que enfrentan las mujeres como la brecha de ingresos por género, brecha que, según el mismo informe, es de los más altos, colocando a México en el lugar 119 del ranking.


Es evidente pues que todavía queda mucho por hablar -y por hacer- respecto a la brecha salarial de género. O sea, porque evidentemente no hay la suficiente voluntad (ni las ganas) política y la intersectorialidad necesaria para desaparecer la brecha salarial o, al menos, intentar reducirla al máximo posible.

En resumen, el meollo del asunto es que, como bien lo dijo Hillary Clinton, la igualdad salarial es una cuestión de justicia y es esencial para una economía que funcione para todos.

A modo de resumen complementario, finalizo parafraseando lo dicho alguna vez por la política y ex primera ministra británica, Margaret Thatcher: La igualdad salarial no es solo una cuestión de justicia, también es de sentido común.