/ viernes 9 de agosto de 2024

Entre el halago y la adulación

En esta época de conectividad e informática, aun muchas personas confunden la adulación, con la motivación; así que, cuando alguien le halaga desmedidamente, se deleita y considera que una simple felicitación “merece”, a cambio un incentivo.

La adulación no es sincera, ya que siempre se busca un beneficio, para quien está adulando.

En contra de lo que es la adulación, el elogio es algo sincero. Habla de lo que realmente apreciamos de la otra persona, sin ningún interés personal; por lo que cuando se elogia a alguien, le estamos dando a conocer, que es consciente de sus cualidades y habilidades.

Recordemos que la adulación es muy antigua, ya que surge de forma paralela, desde que se tiene consciencia de ejercer el poder y acaparar riqueza, se define simplemente como “alabar” para conseguir intereses personales.

Por otra parte, es importante saber, que motivar es diferente a adular. La motivación es positiva, ya que no solo se felicita a alguien, cuando hace bien su trabajo o una tarea asignada.

Pero esto, tampoco es nada nuevo, ya que es natural que todos los humanos, necesitemos un reconocimiento y un halago.

El problema es determinar la delgada línea que separa el halago de la adulación.

Siendo lo mismo en apariencia, solemos definir la adulación como una conducta patológica y/o malintencionada de quien halaga falsamente, sin realmente pensarlo o sentirlo, a fin de manipular y obtener ventajas de la persona a la que adula.

El adulador mal intencionado intuitivamente detecta esto en algún superior de rango o jefe, dentro de una organización y empieza a halagarlo, con el fin de obtener ganancias secundarias; esto se conoce como -mediocrización- que por supuesto deteriora laeficacia de una empresa.

De acuerdo a especialistas, “adulados y aduladores” son dos formas complementarias de,corrupción y de patología de la personalidad, que podrían generar, severos problemas en una empresa o negocio.

Ejemplos de cómo desafortunadamente, muchas veces, la mediocridad triunfa y el profesionalismo puede quedar relegado.

Contrariamente a las personas sanas, que disfrutan del halago y la reafirmación, las personas con baja autoestima, necesitan la adulación enfermizamente.

Curiosamente el adulado, es aquella persona que asciende en la escala organizacional a través dediversas artimañas, quien además toma poses de gran ejecutivo, autoritario y dictaminador, pero en el fondo de su subconsciente, ejerce la mediocridad aparentando lo contrario.

Incluso, puede aparentar talentos que, por supuesto no tiene, olvidando por completo la esencia del ser humano en lo profesional, en lo emocional y en lo espiritual.

Además, el adulado, necesita una permanente reafirmación de su endeble ego.

Interesante saber, que el adulado es fanático y al mismo tiempo enfermizo, además es adicto de la aprobación ajena y de la aclamación rotunda.

El adulado “cree tener el poder”, pero en realidad el poder lo tiene el adulador, que es su contraparte y su complemento.

Frente a este escenario, prevalece la hipocresía y la falsa sumisión, así como la mediocridad.

De tal forma, que el pensamiento y la reflexión, no existen en el adulador, ya que no piensa, ni siente, con tal de halagar el ego del adulado, porque disfruta manipulándolo a la vez que obtiene impresionantes ganancias al hacerlo.

En algunas ocasiones, sucede que el adulado no aprende, o no le interesa aprender, por lo que eltrabajo sobre cualquier tema elegido, lo desconoce, razón por la que siempre necesita una multitud de “asesores”. Incluso de una forma constante necesita ayuda, o mínimo un instructivo básico para armar un rompecabezas de tres piezas o como dormir a un bebé.

Así que estimado lector, lo más recomendable es evitar ser presa del egoísmo, la egolatría, el narcisismo, la vanidad, la soberbia, y el sentimiento de superioridad, todos estos antivalores, los cuales tienen un papel determinante, entre aduladores y adulados.

Porque siempre estamos rodeados de aduladores, cuyo propósito es obtener un beneficio; así que, en estos tiempos de informática, es todo un espectáculo, observar el verdadero ejercicio político de la lisonja y el halago, donde el adulador lo ejerce, con el único propósito, de ganar la apreciación y voluntad del adulado.

Bueno, tal vez estoy exagerando, o. posiblemente estos personajes entre “adulados y aduladores” son de otro planeta.

¿Será cierto?

En esta época de conectividad e informática, aun muchas personas confunden la adulación, con la motivación; así que, cuando alguien le halaga desmedidamente, se deleita y considera que una simple felicitación “merece”, a cambio un incentivo.

La adulación no es sincera, ya que siempre se busca un beneficio, para quien está adulando.

En contra de lo que es la adulación, el elogio es algo sincero. Habla de lo que realmente apreciamos de la otra persona, sin ningún interés personal; por lo que cuando se elogia a alguien, le estamos dando a conocer, que es consciente de sus cualidades y habilidades.

Recordemos que la adulación es muy antigua, ya que surge de forma paralela, desde que se tiene consciencia de ejercer el poder y acaparar riqueza, se define simplemente como “alabar” para conseguir intereses personales.

Por otra parte, es importante saber, que motivar es diferente a adular. La motivación es positiva, ya que no solo se felicita a alguien, cuando hace bien su trabajo o una tarea asignada.

Pero esto, tampoco es nada nuevo, ya que es natural que todos los humanos, necesitemos un reconocimiento y un halago.

El problema es determinar la delgada línea que separa el halago de la adulación.

Siendo lo mismo en apariencia, solemos definir la adulación como una conducta patológica y/o malintencionada de quien halaga falsamente, sin realmente pensarlo o sentirlo, a fin de manipular y obtener ventajas de la persona a la que adula.

El adulador mal intencionado intuitivamente detecta esto en algún superior de rango o jefe, dentro de una organización y empieza a halagarlo, con el fin de obtener ganancias secundarias; esto se conoce como -mediocrización- que por supuesto deteriora laeficacia de una empresa.

De acuerdo a especialistas, “adulados y aduladores” son dos formas complementarias de,corrupción y de patología de la personalidad, que podrían generar, severos problemas en una empresa o negocio.

Ejemplos de cómo desafortunadamente, muchas veces, la mediocridad triunfa y el profesionalismo puede quedar relegado.

Contrariamente a las personas sanas, que disfrutan del halago y la reafirmación, las personas con baja autoestima, necesitan la adulación enfermizamente.

Curiosamente el adulado, es aquella persona que asciende en la escala organizacional a través dediversas artimañas, quien además toma poses de gran ejecutivo, autoritario y dictaminador, pero en el fondo de su subconsciente, ejerce la mediocridad aparentando lo contrario.

Incluso, puede aparentar talentos que, por supuesto no tiene, olvidando por completo la esencia del ser humano en lo profesional, en lo emocional y en lo espiritual.

Además, el adulado, necesita una permanente reafirmación de su endeble ego.

Interesante saber, que el adulado es fanático y al mismo tiempo enfermizo, además es adicto de la aprobación ajena y de la aclamación rotunda.

El adulado “cree tener el poder”, pero en realidad el poder lo tiene el adulador, que es su contraparte y su complemento.

Frente a este escenario, prevalece la hipocresía y la falsa sumisión, así como la mediocridad.

De tal forma, que el pensamiento y la reflexión, no existen en el adulador, ya que no piensa, ni siente, con tal de halagar el ego del adulado, porque disfruta manipulándolo a la vez que obtiene impresionantes ganancias al hacerlo.

En algunas ocasiones, sucede que el adulado no aprende, o no le interesa aprender, por lo que eltrabajo sobre cualquier tema elegido, lo desconoce, razón por la que siempre necesita una multitud de “asesores”. Incluso de una forma constante necesita ayuda, o mínimo un instructivo básico para armar un rompecabezas de tres piezas o como dormir a un bebé.

Así que estimado lector, lo más recomendable es evitar ser presa del egoísmo, la egolatría, el narcisismo, la vanidad, la soberbia, y el sentimiento de superioridad, todos estos antivalores, los cuales tienen un papel determinante, entre aduladores y adulados.

Porque siempre estamos rodeados de aduladores, cuyo propósito es obtener un beneficio; así que, en estos tiempos de informática, es todo un espectáculo, observar el verdadero ejercicio político de la lisonja y el halago, donde el adulador lo ejerce, con el único propósito, de ganar la apreciación y voluntad del adulado.

Bueno, tal vez estoy exagerando, o. posiblemente estos personajes entre “adulados y aduladores” son de otro planeta.

¿Será cierto?

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viernes 23 de agosto de 2024

¿Y usted tiene discreción?

En el mundo dominado por las redes sociales, la premisa es publicar todo lo que hacemos; así. que es muy común, que las personas siempre estemos presumiendo de nuestros logros o nuestros méritos, buscando la admiración de los demás. Por lo que, exponernos y exponer todo lo que hacemos está de moda. Da igual de lo que se trate: lo que cocinamos, cuándo viajamos, qué ropa utilizamos y dónde la compramos, los logros de nuestros hijos, o qué hacemos cuando nos aburrimos, y hasta las peripecias que hace nuestro perro. El propósito es compartir y exponer la vida privada, la cotidianeidad de cada uno, para que la “vean” nuestras amistades más cercanas, pero además la mayor cantidad de gente. Así, en un mundo de infinitos escaparates, la discreción parece ser un valor que ha quedado en desuso, o en todo caso olvidado. La discreción, hace referencia a la cautela, para no contar lo que uno sabe o para guardar un secreto, cuando no hay necesidad de que lo sepan o conozcan los demás. A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos, que ni siquiera sabemos que existen, ni las consecuencias que nos van a generar. Además, es habitual entre nosotros, que compitamos con quienes nos rodean, para conseguir figurar en los primeros puestos, buscando el reconocimiento social. Curiosamente en este contexto, la discreción resulta ser una virtud escasa, que facilita la convivencia y las relaciones personales, tanto en los entornos laborales, como en los domésticos o familiares. Frente a estos escenarios, una persona discreta sabe ser cautelosa y callar cuando es conveniente; además también es reservada, especialmente con los asuntos de los demás. Curiosamente una persona con estas cualidades, es confiable y un confidente ideal, con la que podríamos compartir una preocupación, un problema o incluso confiarle un secreto íntimo o privado. Porque estos secretos, no serán compartidos, ni medio compartidos, con otros. Una persona discreta, sabe actuar y hablar con tacto, desde la cercanía, haciendo siempre sentir cómoda a otra persona. Suele ser sensata y no busca figurar, ni ser protagónico. Por lo general no habla de sí misma, ni de sus virtudes ni de sus méritos frente a terceros. Aunque es consciente de ellos y de su valor, se siente más cómoda haciendo visibles las virtudes y los méritos de los demás. No tiene prisa, ya que siempre sabe esperar, hasta que llega el momento oportuno para actuar. Es importante referir, que las personas faltas de discreción, se verán en dificultades para ocultar su verdadero ser, y tratarán de enmascarar todo con excusas. Podríamos mencionar que el valor de la discreción, es directamente proporcional a la prudencia. La discreción es simplemente la base de la confianza. Que extraño se “escucha” que la discreción es la base la confianza; recordemos que la confianza, es resultado de un proceso de conocimiento y aprendizaje, la cual podemos perder en un instante. Porque estimado lector sin dudarlo, usted y un servidor, no nos sentiríamos seguros de compartir información, con personas que puedan darla a conocer con otras personas, con quienes no tenemos empatía o no conocemos. Lo más recomendable es que, si usted desea ser generoso, hágalo con cualquier cosa, menos con la información de los otros. Recuerde que una persona prudente se comporta, con sensatez, eligiendo en cada momento el comentario oportuno, también tiene el control con la información, al ejercer la discreción evitando traicionar el secreto o la intimidad de otros. Esto es un ejemplo de respeto, hacia quien le ha confiado información personal y privada; además es una muestra de lealtad. Y lo más importante una persona discreta y prudente, entiende y valora las emociones que puede sentir el otro y procura no provocar su dolor. Porque una frase o una conducta imprudente, acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de usted. Recuerde que la confianza, es básica en las relaciones personales. Sin ella no podemos mantener relaciones profundas, tan solo frívolas, y superficiales. Porque una de las ventajas de ser prudente, es que usted consigue tener relaciones personales de calidad y respeto. Así que estimado lector, la pregunta obligada: ¿Y usted tiene el poder de la discreción?

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