/ viernes 14 de junio de 2024

El estado natural de la felicidad

Interesante saber, que la felicidad es un estado anhelado por la mayoría de las personas en todo el mundo. A través de la historia, este tópico sido objeto de estudio, reflexión y debate por parte de filósofos, psicólogos y especialistas en diversas disciplinas.

Si bien, la definición exacta de “felicidad”, puede variar según la cultura y las creencias de cada persona, existe un consenso general en cuanto a su importancia para el bienestar y la calidad de vida de las personas.

Es importante referir que la felicidad, no solo se trata de la ausencia de sufrimiento, sino que implica el cultivo de emociones “positivas”, relaciones saludables y el desarrollo de fortalezas personales.

De acuerdo a especialistas, la felicidad se basa en tres pilares esenciales que son: placer, compromiso y significado.

El placer, esta referido a la búsqueda de experiencias agradables y gratificantes.

El compromiso, implica la inmersión en actividades que nos brindan un sentido de flujo y la realización personal.

Y el significado, se relaciona con la búsqueda de propósito y trascendencia en la vida.

Pero curiosamente, el aspecto del placer está relacionado, con las palabras que guardan una relación cercana con el deseo de las cosas, de ahí que el verbo “desear” tiene su origen en un término de la lengua de los augures, por lo que desiderare, derivado del latín sidus, sideris, significa simplemente “astro”; que es precisamente de donde viene “sideral”. (extrañas armonías)

Así que mientras “considerare”, referido a ver, contemplar o examinar un astro, “desiderare” se emplea para lamentar su ausencia; por lo que literalmente es echar de menos la presencia de un astro favorable en nuestro firmamento.

De tal forma que el “deseo”, implica tener los ojos puestos en algo muy alto y al mismo tiempo, muy lejano e inaccesible, ya que cuando se alcanza nos brinda placer y felicidad.

Aquí también surge el término “florecimiento” para describir un estado;, en el que las personasexperimentan emociones positivas, cuando se involucran en actividades significativas y utilizan sus fortalezas personales, para enfrentar retos y desafíos, los cuales cuando se resuelven de manera positiva es muy gratificante.

Aquí debemos considerar, que las habilidades de una persona, están o deberían estar en equilibrio, por las demandas de una “tarea”, que es necesario resolver.

El resultado final, es una experiencia de concentración y disfrute pleno.

Por lo que el “florecimiento”, está estrechamente relacionado con la felicidad, ya que nos conduce a una mayor satisfacción y bienestar en la vida.

Es importante mencionar, que todo esto puede ocurrir en cualquier actividad, como: el trabajo, el estudio, el deporte o el arte.

El estado de florecimiento, se caracteriza por una sensación de tiempo dilatado, donde la persona pierde la noción del tiempo y se sumerge por completo en la tarea.

Estas experiencias pueden aumentar significativamente la satisfacción y elbienestar de las personas, contribuyendo así a su felicidad en la vida diaria.

Por lo que la satisfacción, se refiere a la evaluación global, que una persona hace de su vida en términos de calidad y cumplimiento de metas, sin embargo, la experiencia afectiva se refiere a los estados emocionales y/o afectivos que experimentamos en nuestro día a día.

Porque sin temor a equivocarse, aquí destaca por supuesto, la importancia de los factores culturales y contextuales en la evaluación subjetiva de la famosa “felicidad”, ya que las expectativas y valores culturales, pueden influir en cómo percibimos y evaluamos nuestra propia felicidad.

Al final, recordemos que, de acuerdo a los especialistas, todas las actividades que realicemos pueden aumentar la felicidad.

Sin olvidar, que debemos ejercer un valor primordial, que es la “gratitud”, además de cultivar relaciones sociales saludables, establecer metas alcanzables y practicar actos de bondad, generosidad, colaboración y cooperación; los que sin duda nos brindarán un gran significado, y de esta forma lograr nuestra felicidad y bienestar a largo plazo.

Así que estimado lector, lo invito a que haga un recuento de como ejerce los valores aprendidos, desde que era niño, y todos los que aun fortalece con su familia, para que obtenga el satisfactor del deber cumplido; y por supuesto, muestre una sonrisa de total felicidad.

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En el mundo dominado por las redes sociales, la premisa es publicar todo lo que hacemos; así. que es muy común, que las personas siempre estemos presumiendo de nuestros logros o nuestros méritos, buscando la admiración de los demás. Por lo que, exponernos y exponer todo lo que hacemos está de moda. Da igual de lo que se trate: lo que cocinamos, cuándo viajamos, qué ropa utilizamos y dónde la compramos, los logros de nuestros hijos, o qué hacemos cuando nos aburrimos, y hasta las peripecias que hace nuestro perro. El propósito es compartir y exponer la vida privada, la cotidianeidad de cada uno, para que la “vean” nuestras amistades más cercanas, pero además la mayor cantidad de gente. Así, en un mundo de infinitos escaparates, la discreción parece ser un valor que ha quedado en desuso, o en todo caso olvidado. La discreción, hace referencia a la cautela, para no contar lo que uno sabe o para guardar un secreto, cuando no hay necesidad de que lo sepan o conozcan los demás. A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos, que ni siquiera sabemos que existen, ni las consecuencias que nos van a generar. Además, es habitual entre nosotros, que compitamos con quienes nos rodean, para conseguir figurar en los primeros puestos, buscando el reconocimiento social. Curiosamente en este contexto, la discreción resulta ser una virtud escasa, que facilita la convivencia y las relaciones personales, tanto en los entornos laborales, como en los domésticos o familiares. Frente a estos escenarios, una persona discreta sabe ser cautelosa y callar cuando es conveniente; además también es reservada, especialmente con los asuntos de los demás. Curiosamente una persona con estas cualidades, es confiable y un confidente ideal, con la que podríamos compartir una preocupación, un problema o incluso confiarle un secreto íntimo o privado. Porque estos secretos, no serán compartidos, ni medio compartidos, con otros. Una persona discreta, sabe actuar y hablar con tacto, desde la cercanía, haciendo siempre sentir cómoda a otra persona. Suele ser sensata y no busca figurar, ni ser protagónico. Por lo general no habla de sí misma, ni de sus virtudes ni de sus méritos frente a terceros. Aunque es consciente de ellos y de su valor, se siente más cómoda haciendo visibles las virtudes y los méritos de los demás. No tiene prisa, ya que siempre sabe esperar, hasta que llega el momento oportuno para actuar. Es importante referir, que las personas faltas de discreción, se verán en dificultades para ocultar su verdadero ser, y tratarán de enmascarar todo con excusas. Podríamos mencionar que el valor de la discreción, es directamente proporcional a la prudencia. La discreción es simplemente la base de la confianza. Que extraño se “escucha” que la discreción es la base la confianza; recordemos que la confianza, es resultado de un proceso de conocimiento y aprendizaje, la cual podemos perder en un instante. Porque estimado lector sin dudarlo, usted y un servidor, no nos sentiríamos seguros de compartir información, con personas que puedan darla a conocer con otras personas, con quienes no tenemos empatía o no conocemos. Lo más recomendable es que, si usted desea ser generoso, hágalo con cualquier cosa, menos con la información de los otros. Recuerde que una persona prudente se comporta, con sensatez, eligiendo en cada momento el comentario oportuno, también tiene el control con la información, al ejercer la discreción evitando traicionar el secreto o la intimidad de otros. Esto es un ejemplo de respeto, hacia quien le ha confiado información personal y privada; además es una muestra de lealtad. Y lo más importante una persona discreta y prudente, entiende y valora las emociones que puede sentir el otro y procura no provocar su dolor. Porque una frase o una conducta imprudente, acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de usted. Recuerde que la confianza, es básica en las relaciones personales. Sin ella no podemos mantener relaciones profundas, tan solo frívolas, y superficiales. Porque una de las ventajas de ser prudente, es que usted consigue tener relaciones personales de calidad y respeto. Así que estimado lector, la pregunta obligada: ¿Y usted tiene el poder de la discreción?

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