/ viernes 17 de mayo de 2024

Dones y habilidades olvidadas

“La grandeza del ser humano no radica en su poderío tecnológico o su dominio sobre la naturaleza, sino en su capacidad para crear y trascender”

Sin duda, la vida de los seres humanos, no acontece en aislamiento, o lugares cerrados desprovistos de interacciones, con otras personas.

El acontecimiento vital sucede cada día; pero es necesario darse cuenta, que en ocasiones no alcanzamos a comprender la dinámica del mundo caótico que habitamos.

Curiosamente todo ser humano, de acuerdo a la cultura, edad y tradiciones, intenta definir la muerte, pero esto es algo, que no podemos evitar y simplemente nos seguimos nos muriendo.

En muchas regiones del planeta, se habla y se reflexiona, sobre las perspectivas de la paz y también seguimos privándole la vida a otro ser humano por un conflicto; hacemos lo mismo sobre la violencia, cada quien tiene su teoría y sus argumentos; pero seguimos ejerciendo la violencia en muchas regiones del país; como una forma de vida, a tal grado que ya no nos asombra.

Algunos debaten y formulan reglas, sobre la justicia, la salud, la pobreza y el hambre, que aqueja a millones de seres humanos en todo el planeta; también señalamos, debatimos y condenamos la corrupción; hablamos de calidad de vida y curiosamente nuestras relaciones son más inmediatas y pasajeras.

Pero estimado lector, con todo esto; llegaremos a la conclusión de que estamos perdiendo el sentido de esta realidad, colocando al margen la vida cotidiana de los seres humanos y sus circunstancias vitales del día a día.

Porque allá afuera, precisamente en las calles, donde todos los seres humanos, encontramos el acontecimiento vital y nos enfrentamos a la vida misma y en muchas ocasiones a situaciones desfavorables para la famosa “humanización”.

Porque no solo en nuestro país, sino también en esta ciudad; la violencia, el hambre, la desazón, la marginación, la angustia, la infamia, la corrupción, la desigualdad y la injusticia, acontecen día a día.

Pero cuando intentamos comprender, todas estas situaciones, nocivas para la vida de los seres humanos, y tratamos de hacerle frente, nos damos el valor de hacer una crítica a las instituciones para atribuirle al “sistema” la responsabilidad.

Se nos olvida, que quienes hacen las instituciones o los sistemas, y quienes están detrás de ellos; son seres humanos.

Debemos percatarnos que la apariencia y distracción del famoso "sistema"; ahí donde incurren la política, la economía, e incluso las expresiones religiosas, son simplemente controladas por personas, y que sus decisiones, acciones y/o las consecuencias de estas, afectan todas las actividades y relaciones con otras personas.

Importante mencionar que todo ser humano tiene dones, que cada vez menos los ejerce, o tal vez ya los ha olvidado.

Cualidades que nos hacen sentir, especialmente útiles, válidos, creativos, y bondadosos; capaces de impactar a los demás, pero lo más importante, de poder manifestarlo en nuestro día a día.

Recordemos que el ser humano, a lo largo del tiempo, ha sido dotado de habilidades y capacidades, que por supuesto lo distinguen de otras criaturas.

Estos dones, tanto innatos y otros aprendidos, han sido fundamentales para nuestra supervivencia, evolución y desarrollo como especie; ejemplos como: Inteligencia y Creatividad, Empatía y Comunicación, Curiosidad y Aprendizaje, Resiliencia y Adaptabilidad.

Y bueno estimado lector podría preguntar; de todos los anteriores ¿Cuál habilidad usted sigue ejerciendo? Es necesario repensar, que las relaciones con otras personas; no tienen por qué ser o estar en el orden de la depredación, la agresión, la violencia o el salvajismo; como un recurso de su vida diaria.

Recuerde que todo cambio, es tan solo una actitud. Podría ser interesante, restablecer la confianza, en las relaciones humanas, fincada en el respeto la amistad, sociabilidad, solidaridad, generosidad y reciprocidad; mediante una racionalidad, que no descuide el aspecto de la intención, y de las acciones de otras personas.

Todo lo anterior; con el simple propósito de tener un mundo mejor para todos; pero lo más importante, y que no podemos perder, es la imaginación y nuestra capacidad para adaptarnos y aprender de la adversidad.

Recuerde que usted tiene habilidades y capacidades, para enfrentar los problemas que se le presenten, y la solución a estos, ha sido determinante, en vida que comparte con su familia.

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viernes 23 de agosto de 2024

¿Y usted tiene discreción?

En el mundo dominado por las redes sociales, la premisa es publicar todo lo que hacemos; así. que es muy común, que las personas siempre estemos presumiendo de nuestros logros o nuestros méritos, buscando la admiración de los demás. Por lo que, exponernos y exponer todo lo que hacemos está de moda. Da igual de lo que se trate: lo que cocinamos, cuándo viajamos, qué ropa utilizamos y dónde la compramos, los logros de nuestros hijos, o qué hacemos cuando nos aburrimos, y hasta las peripecias que hace nuestro perro. El propósito es compartir y exponer la vida privada, la cotidianeidad de cada uno, para que la “vean” nuestras amistades más cercanas, pero además la mayor cantidad de gente. Así, en un mundo de infinitos escaparates, la discreción parece ser un valor que ha quedado en desuso, o en todo caso olvidado. La discreción, hace referencia a la cautela, para no contar lo que uno sabe o para guardar un secreto, cuando no hay necesidad de que lo sepan o conozcan los demás. A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos, que ni siquiera sabemos que existen, ni las consecuencias que nos van a generar. Además, es habitual entre nosotros, que compitamos con quienes nos rodean, para conseguir figurar en los primeros puestos, buscando el reconocimiento social. Curiosamente en este contexto, la discreción resulta ser una virtud escasa, que facilita la convivencia y las relaciones personales, tanto en los entornos laborales, como en los domésticos o familiares. Frente a estos escenarios, una persona discreta sabe ser cautelosa y callar cuando es conveniente; además también es reservada, especialmente con los asuntos de los demás. Curiosamente una persona con estas cualidades, es confiable y un confidente ideal, con la que podríamos compartir una preocupación, un problema o incluso confiarle un secreto íntimo o privado. Porque estos secretos, no serán compartidos, ni medio compartidos, con otros. Una persona discreta, sabe actuar y hablar con tacto, desde la cercanía, haciendo siempre sentir cómoda a otra persona. Suele ser sensata y no busca figurar, ni ser protagónico. Por lo general no habla de sí misma, ni de sus virtudes ni de sus méritos frente a terceros. Aunque es consciente de ellos y de su valor, se siente más cómoda haciendo visibles las virtudes y los méritos de los demás. No tiene prisa, ya que siempre sabe esperar, hasta que llega el momento oportuno para actuar. Es importante referir, que las personas faltas de discreción, se verán en dificultades para ocultar su verdadero ser, y tratarán de enmascarar todo con excusas. Podríamos mencionar que el valor de la discreción, es directamente proporcional a la prudencia. La discreción es simplemente la base de la confianza. Que extraño se “escucha” que la discreción es la base la confianza; recordemos que la confianza, es resultado de un proceso de conocimiento y aprendizaje, la cual podemos perder en un instante. Porque estimado lector sin dudarlo, usted y un servidor, no nos sentiríamos seguros de compartir información, con personas que puedan darla a conocer con otras personas, con quienes no tenemos empatía o no conocemos. Lo más recomendable es que, si usted desea ser generoso, hágalo con cualquier cosa, menos con la información de los otros. Recuerde que una persona prudente se comporta, con sensatez, eligiendo en cada momento el comentario oportuno, también tiene el control con la información, al ejercer la discreción evitando traicionar el secreto o la intimidad de otros. Esto es un ejemplo de respeto, hacia quien le ha confiado información personal y privada; además es una muestra de lealtad. Y lo más importante una persona discreta y prudente, entiende y valora las emociones que puede sentir el otro y procura no provocar su dolor. Porque una frase o una conducta imprudente, acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de usted. Recuerde que la confianza, es básica en las relaciones personales. Sin ella no podemos mantener relaciones profundas, tan solo frívolas, y superficiales. Porque una de las ventajas de ser prudente, es que usted consigue tener relaciones personales de calidad y respeto. Así que estimado lector, la pregunta obligada: ¿Y usted tiene el poder de la discreción?

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