Al igual que miles de mujeres en Chihuahua, soy jefa de familia y comparto las responsabilidades de un hogar. Cada día hacemos cuentas para decidir en qué gastar el dinero que entra cada mes. Primero se piensa en lo esencial: comida, salud, educación de los hijos e hijas, seguridad familiar y, si queda algo, mejoras para el futuro.
Si gastamos en cosas innecesarias, nos quedamos sin recursos para lo importante. Algo similar ocurre con el Presupuesto de Egresos de la Federación 2025: el gobierno organiza cuánto dinero destina a áreas clave para el país, pero este año parece haber dejado fuera temas vitales para millones de mexicanas y mexicanos.
El presupuesto de egresos es como el de una familia, pero a nivel país. Es el plan para administrar el dinero que recibimos de los impuestos que pagamos todas y todos con esfuerzo. Igual que en casa decidimos cuánto usar para comida, salud o carreteras, el gobierno hace lo mismo con hospitales, escuelas, carreteras y seguridad.
El Presupuesto de Egresos no es solo números; refleja las prioridades del gobierno. Dicen que donde está el dinero, está el corazón. Este presupuesto muestra un México desconectado de sus necesidades urgentes, especialmente en Chihuahua.
El gobierno federal apuesta por endeudarse, financiando sus prioridades a costa del futuro. Este endeudamiento no solo lo pagaremos nosotros, sino también nuestras hijas, hijos y nietos. Más preocupante aún son los recortes en áreas esenciales como salud, educación y seguridad.
En salud, el presupuesto pasará de $101,113 millones en 2024 a $66,693 millones en 2025, un recorte del 34%. Esto significa menos medicamentos, más filas, menos personal médico y, en casos graves, más vidas en riesgo. Muchas familias tendrán que recurrir a servicios privados, gastando en promedio hasta $8,000 pesos al año por esta deficiencia.
En educación, el panorama es desolador. Con el presupuesto más bajo desde 2013, sueños como ser doctores, maestras o ingenieros se ven en peligro. Las becas se reducirán y más jóvenes abandonarán la escuela. El gasto educativo será solo el 3.2% del PIB, muy lejos del 6% recomendado por la UNESCO, condenando a México a un futuro con menos oportunidades.
En seguridad, con un 64% de los mexicanos sintiéndose inseguros, los recortes agravarán esta crisis. Habrá menos policías, patrullas y tecnología para enfrentar el crimen. Las familias seguirán viviendo con miedo, mientras el gobierno recorta los recursos que podrían darles tranquilidad.
En alimentación, el recorte al campo afectará la producción de alimentos básicos como maíz y frijol, incrementando los costos de la canasta básica. Con un aumento del 12% en el kilo de tortilla este año, es probable que el próximo veamos algo similar. Alimentar a nuestras familias será cada vez más caro.
Con un 4.6% menos de recursos para estados y municipios, habrá deterioro en hospitales, escuelas, carreteras y servicios básicos. Es como dejar de reparar goteras o el drenaje porque ya no alcanza.
Mientras tanto, el Tren Maya recibirá $40,000 millones de pesos. Este proyecto, que ya ha costado cuatro veces más de lo planeado, no resuelve las necesidades inmediatas de las familias mexicanas. Es como comprar un auto de lujo mientras tus hijos no tienen útiles escolares y la casa necesita reparaciones urgentes.
El presupuesto no es solo números. Es nuestra calidad de vida, el futuro de nuestros hijos y la seguridad de nuestras familias. Mientras el gobierno prioriza proyectos millonarios, nos enfrentamos a un día a día más caro, más inseguro y con menos oportunidades.
Los recursos públicos no son del gobierno, son de todas y todos. No podemos callar mientras recortan lo que realmente importa: salud, educación, seguridad y alimentación. Informémonos, hablemos y exijamos un presupuesto que refleje nuestras prioridades. Porque un país que abandona a sus familias no tiene futuro. Es hora de levantar la voz.
Joss Vega
@JossVegaCUU
Lic. en Psicología y Derecho. Diputada local del PAN por el distrito XV