La sentencia condenatoria en contra de Genaro García Luna y las palabras expresadas por el Juez Brian Cogan sobre su doble vida y su responsabilidad en la crisis de violencia, inseguridad y crecimiento del narcotráfico no son sorpresivas. Creo que, incluso los panistas que nunca coincidimos con García Luna y sus políticas, sentimos que efectivamente ha tenido vigencia la justicia, aunque sea en Estados Unidos.
Sin embargo, quedan interrogantes fuertes que debemos hacernos y reflexiones sobre la desafortunada crisis de inseguridad que seguimos padeciendo, ya qué si todo era culpa de García Luna, el Mayo y el Grande – detenidos todos en los Estados Unidos - ¿Por qué seguimos viviendo esta ola imparable de inseguridad y violencia? Entonces, ¿De quién es la culpa?
La respuesta es que no es tan sencillo como el discurso oficial lo ha hecho ver. La inseguridad, la corrupción, la colusión y la violencia desafortunadamente es más compleja. No basta con sancionar a los personajes que cometieron delitos, sino que deben atacarse las redes institucionales y del crimen organizado que permiten sus operaciones. Sin desmantelamiento financiero y operativo: este es el cuento de no terminar.
También es importante la rendición de cuentas en nuestro país, empezando con que tengamos claro cuáles, cuántas y qué estado guardan las carpetas de investigación en contra de estos personajes y de las redes que los acogen.
Para muestra, un botón. El descongelamiento de las cuentas bancarias de Linda Cristina Pereyra, esposa de Genaro García Luna, es un síntoma alarmante de las debilidades estructurales de la Fiscalía General de la República (FGR), el caso básicamente se cayó ante los Tribunales.
El descongelamiento de estas cuentas, ordenado en febrero de 2023, representa un revés simbólico y jurídico en el combate al crimen organizado. Las incautaciones de bienes son herramientas vitales para desmantelar las estructuras financieras que alimentan el crimen. Sin embargo, la FGR no logró sustentar adecuadamente lo que provoca un inquietante cuestionamiento: si en un caso de tan alto perfil se muestran estas fallas, ¿Qué tan preparado está el sistema para enfrentar los miles de casos que no llegan a las portadas internacionales?
El fallo a favor de Pereyra envía un mensaje devastador a la ciudadanía: impunidad y desprotección. La percepción pública es crucial en cualquier sistema judicial, y en este caso, la imagen de Pereyra sonriendo afuera de la corte de Brooklyn, mientras algunos manifestantes le exigían “devuelvan lo robado”, es un retrato de la frustración.
García Luna, acusado de crímenes gravísimos, debe ser juzgado con el más alto rigor también en México, no puede quedarse en la retórica o en gestos simbólicos. Necesitamos que las instituciones no solo actúen, sino que lo hagan con precisión quirúrgica y con investigaciones tan implacables como los criminales a los que pretende combatir para efectivamente erradicar y disuadir la actividad criminal.
La lucha contra la corrupción no puede permitirse errores. Lo que está en juego no es solo el futuro de una familia, sino la fe de millones de mexicanos en un sistema que debería garantizar que, sin importar el poder o la influencia de los involucrados, la justicia prevalezca.
¿Fracaso judicial o ineficacia institucional? Lo cierto es que, si no somos capaces de corregir estos errores, seguiremos viendo más sonrisas como la de Linda Cristina Pereyra, reflejando, no solo su triunfo personal, sino la derrota de todo un sistema que aún no encuentra la forma de estar a la altura de sus promesas.
Y ¿Los mandos policiales no sabían lo que hacía su jefe, estando tan cercano a él?