Un buen gobierno siempre está distinguido por buscar buena política pública para los ciudadanos. Esto implica velar por la continuidad de las acciones emprendidas durante un período de administración; y no hay otra manera de garantizar la continuidad que estableciendo instituciones sólidas con reglas claras y objetivos definidos.
De otro modo la política pública se transforma en acciones clientelares que solamente funcionan de manera temporal para abonar popularidad al proyecto político de algún partido o de alguna persona.
Esa es la función primordial de los fideicomisos y los fondos, así como de tantas instituciones que por muchos años se han ido creando en el país, y que de manera arbitraria el actual gobierno Federal parece estar empeñado en desmantelar para concentrar los recursos y el poder, como se hizo por muchos años en el pasado, y así establecer un régimen autoritario y centralista.
Esta semana, fuimos testigos de graves afectaciones a las instituciones de nuestro país. Por un lado, nos enteramos de la aprobación de la constitucionalidad de la consulta ciudadana para enjuiciar a los expresidentes, acción que atenta contra los principios de justicia, y la transforma en un acto de popularidad. Y por otro lado, nos enteramos de la intención por parte del partido en el poder, de desaparecer 109 fideicomisos dedicados a financiar la ciencia, el deporte y la cultura de nuestro país.
Estas acciones atentan de manera directa contra miles de mexicanos que han dedicado sus vidas al estudio, a la investigación, al desarrollo de las artes y al cultivo de alguna destreza deportiva. Construir instituciones sólidas es la única manera de hacer que México sea un país de oportunidades, un país donde se apoye el talento y el esfuerzo; sin embargo, pareciera que el distintivo más claro de este gobierno federal es, precisamente, destruir las instituciones que fueron construidas en el pasado.
Desde el municipio de Chihuahua son muchos los ejemplos que hemos experimentado de cómo nos afecta la desaparición de este tipo de programas. Por ejemplo, el año pasado fue desmantelado el programa de Sedesol para las estancias infantiles, y aun estando fuera de las responsabilidades del municipio, en Chihuahua asumimos esta política pública generosa con nuestras niñas y niños.
También está la constante amenaza de desaparecer otros recursos como el FORTASEG, el Fondo de desastres Naturales, el Fondo minero y el Fondo metropolitano, que por mucho tiempo han funcionado para inyectar crecimiento a la vida de los municipios y que ahora, repentinamente parecen haber perdido toda importancia.
Un claro ejemplo de lo grave que son estas acciones está en nuestra querida Ciudad Juárez, donde por mucho tiempo se ha omitido la inversión bien planeada y ejecutada en obra pública y seguridad. Esto por supuesto se ha transformado en un rezago de crecimiento y de condiciones dignas para los juarenses. Y aun siendo una ciudad tan importante para la economía de nuestro país, el gobierno Federal desmantela recursos como estos, que impactan negativamente de manera directa en la vida de loss ciudadanos.
Pareciera que la finalidad de estas medidas no es otra que colapsar a los estados y municipios, de forma que el poder y toda capacidad de decisión quede de forma exclusiva en manos de la federación. Por ello, ahora es más indispensable que nunca mantener la unidad para alzar la voz, y detener esta tendencia centralista que amenaza con llevarse años de crecimiento en nuestro país.
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