El canto de las sirenas es una expresión popular en México. ¿Qué es lo que significa? Al menos en nuestros oídos hemos escuchado esta frase cuando alguien quiere convencer a otros de tomar decisiones o bien alimentar el ego con engaños, con discursos elaborados de forma convincente, que al ser escuchados agradan el oído e incluso pueden ser tan maravillosas las palabras que casi es imposible descubrir lo que hay detrás de ello.
Existen dudas razonables para señalar que como lo indica el nombre de este artículo de opinión es si en realidad hay una consulta ciudadana o es una consulta popular. Desde mi opinión, considero que no es ni lo primero ni lo segundo. La consulta surge a raíz de una promesa no cumplida por el ejecutivo, de realizar una consulta para que fuera evaluado y si la mayoría decidía que se fuera, se iría. Sin embargo, ya en el poder, cambiaron los discursos y la llamada consulta se convirtió en una iniciativa presidencial para como en el caso del juicio sumario en contra de Jesús, se lavó las manos como Poncio Pilatos y distrajo la atención a un tema que no debe siquiera preguntarse.
¿Qué va a consultarse? Si debe aplicarse la ley a quienes han violado los derechos de los otros. Como en el canto de las sirenas, la pregunta que estará en la papeleta (no en la boleta electoral) es a siguiente: ¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?
Como se observa, habrá dudas sobre lo que se quiere preguntar, el lenguaje utilizado es técnico, las expresiones “marco constitucional”, “actores políticos”, “decisiones políticas”, “justicia” y “derecho” tienen una fuerte carga conceptual y teórica que no necesariamente es inteligible para toda la población. Preguntas sencillas hubieran sido más que necesarias, temas más profundos y toma de decisiones sobre políticas públicas debieron incluirse para que no solo fuera una pregunta que debe explicarse y que se resumen en la siguiente idea: debe aplicarse la ley a quienes cometieron delitos y violaron derechos ciudadanos durante su mandato.
La pregunta es, cómo lo considero innecesaria. Debe aplicarse la ley a quien la viole, sea el mismo presidente de la república o sea el delincuente más buscado por la justicia. Supone que debe consultarse si se aplica la ley o no, recalca que en México la justicia es selectiva. En este caso debe castigarse a quienes violan la ley para no aplicar la ley. Se convierte en un galimatías y un discurso tan convincente de las partes (los actores políticos) que sonara precisamente como el canto de las sirenas en la mitología griega.
Los resultados de la “consulta popular” ya la conocemos, se votará afirmativamente para que los “actores políticos” sean procesados de acuerdo “al marco constitucional y legal”, para “esclarecer” las “decisiones políticas” que tomaron en ejercicio de sus funciones y hacer “justicia” y reparar el daño a los “derechos” violentados de las “posibles víctimas”. No hay vuelta de hoja, salvo que como en el juicio a Jesús sean liberados los “Barrabás” y condenen a los inocentes.
El resultado de la consulta será dado conocer de manera inmediata, costarán una millonada, y para que sea vinculante (es decir, que proceda iniciar los procesos jurídicos) es necesaria que salgan a la consulta popular más del 40% del listado nominal. Atreverse a decir que no procederá el resultado de la consulta sería mucho ego y vanagloria personal, pero a simple vista, se antoja difícil que salga a participar un 40% del listado nominal, más cuando hay una división ideológica y social impulsada por el poder ejecutivo.
En las elecciones del pasado 6 de junio del presente año, salieron a las urnas el 52.66% de los ciudadanos a nivel nacional; en Chihuahua la participación fue del 46.73%. Hubo una intensa campaña, miles de candidatos, funcionarios electorales, un intenso debate en las candidaturas a gobernadores y por supuesto la cereza del pastel que fue la repartición de los 300 cargos de diputados de mayoría relativa y los 200 de representación proporcional. Hoy, no hay esa efervescencia política, la pregunta no llama la atención (insisto, debieron ser consultados más temas nacionales, estatales y municipales) y los ciudadanos no están informados de lo que están preguntando. En fin, es un ejercicio democrático, una primera consulta que deberá ser mejorada en los próximos ejercicios.
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Atentamente.
Dr. José Eduardo Borunda Escobedo