"Las comunidades de aprendizaje permiten a los participantes aprender los unos de los otros, romper jerarquías tradicionales y abrir un espacio para la construcción colectiva de conocimientos en un entorno inclusivo." Henry Jenkins
Tengo la fortuna de impartir desde hace ya algunos años en la Universidad para grupos del programa del doctorado en educación, la asignatura “Sistemas educativos y escuelas exitosas” en donde se desarrolla dentro de otras cosas, la revisión de las principales características que han implementado países que obtienen los mejores lugares en educación, así como diferentes modelos de escuelas que tienen resultados destacables, dentro de ellos, el modelo de las comunidades de aprendizaje.
Las escuelas que siguen este modelo se centran en la transformación educativa y social mediante la participación de estudiantes, maestros, familias y miembros de la comunidad, basándose en interacciones igualitarias y aprendizaje dialógico. Este enfoque promueve el trabajo colaborativo y solidario, donde los grupos interactivos, conformados por estudiantes heterogéneos y guiados por adultos voluntarios, son esenciales para el aprendizaje significativo. Esta dinámica fomenta el diálogo, la participación y mejora tanto el rendimiento académico como la convivencia escolar, valorando las opiniones y aportaciones de todos, sin importar su origen o nivel de conocimiento.
Las escuelas que siguen este modelo adoptan prácticas como las tertulias literarias dialógicas, donde se debaten obras de alto valor literario desde un enfoque igualitario, invitando a todos los participantes a compartir sus reflexiones y a aprender de los demás. Estas tertulias no solo enriquecen el conocimiento académico, sino que también ayudan a desarrollar habilidades críticas y a fortalecer los lazos entre los miembros de la comunidad.
Las escuelas que implementan el modelo de Comunidades de Aprendizaje promueven bibliotecas tutorizadas con voluntarios que refuerzan el aprendizaje autónomo y fomentan el hábito de la lectura, extendiendo el proceso educativo más allá del aula e involucrando a las familias. Este modelo también se caracteriza por la resolución de conflictos a través del diálogo, creando un entorno escolar inclusivo y pacífico donde los estudiantes adquieren habilidades como la empatía, la negociación y la cooperación.
El personal docente, bajo una formación continua, asume el rol de facilitador del aprendizaje colaborativo, y los directores escolares coordinan la participación de docentes, voluntarios y familias, garantizando que la planificación pedagógica sea un proceso compartido y orientado a las necesidades de la comunidad escolar. Se distinguen por ser espacios de inclusión y participación, donde todos los miembros de la comunidad tienen un rol importante en la construcción del conocimiento y en la mejora de la convivencia.
Este enfoque demanda un liderazgo escolar flexible y una estructura organizativa que promueva el diálogo y la solidaridad, creando entornos educativos que no solo impactan en el rendimiento académico, sino también en la cohesión social de las comunidades en las que se insertan. Porque la educación es el camino...
Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Docente investigador en la URN.
manuelnavarrow@gmail.com
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