Por César M. Fernandez
El estado mexicano con la mayor frontera con Estados Unidos es Chihuahua. Este estado cuenta con una extensa línea fronteriza que se extiende aproximadamente por 3,200 kilómetros, colindando con varios estados de EE. UU. Esto no siempre fue asi en realidad chihuahua no era un estado fronterizo pero a lo largo de la historia, esta frontera ha tenido múltiples cambios el más significativo de ellos se gestó durante el siglo XIX, un periodo en el que se establecieron nuevas fronteras y se definieron las relaciones políticas y territoriales. En este análisis, se abordará la colindancia de Chihuahua con la incipiente República de Texas entre 1836 y 1845, así como la forma en que esta comoleja situación generó la persecución de mexicanos en su antigua patria por la “supremacía” racial anglosajona.
Contexto Histórico
En 1836, Texas declaró su independencia de México, dando lugar a la creación de la República de Texas. Este movimiento fue impulsado por múltiples factores, incluidas las tensiones entre los colonos anglosajones y el gobierno mexicano. Las políticas de México, que abolieron la esclavitud y promovieron derechos iguales para todos los ciudadanos, chocaron directamente con los intereses de los colonos anglosajones, muchos de los cuales eran propietarios de esclavos. La nueva república, aunque efímera, marcó un cambio en la dinámica territorial, afectando directamente a su vecino, Chihuahua.
Colindancia con la República de Texas
Durante los catorce años en que Chihuahua colindó con la República de Texas, la relación entre ambas regiones fue compleja. Chihuahua, en el norte de México, se vio influenciada por la presencia de colonos texanos y los cambios migratorios que esto implicó. La frontera era, en muchos aspectos, una línea difusa, donde las tensiones entre mexicanos y texanos se intensificaron frecuentemente lo cual generó un enorme resentimiento en los texanos rencor que prevalecería por décadas.
Racismo y Persecución en Texas
La supremacía blanca se consagró en la constitución de Texas de 1836, reflejando los valores de los anglosajones que habían decidido separarse de México. Este contexto abrió la puerta a una violencia racista sistemática contra personas de ascendencia mexicana. Historiadores como William D. Carrigan y Clive Webb han documentado numerosos episodios de linchamientos y violencia perpetrados por turbas que justificaban sus acciones con acusaciones poco fundamentadas, desde el abigeato hasta la brujería.
Entre las razones dadas para estos linchamientos se incluían acusaciones de robo de ganado, asesinato, hacer trampa en juegos de azar, o incluso por comportamientos considerados “inapropiados” como tocar un violín o expresar lealtad a figuras mexicanas. La criminalización de las prácticas culturales y sociales de los mexicanos promovió un ambiente de miedo y represión que perpetuó el racismo en la región.
Consecuencias para Chihuahua
La situación en Texas tuvo una repercusión inmediata en Chihuahua. Las tensiones crecieron en la región, ya que muchos migrantes y descendientes de mexicanos comenzaron a sentir la amenaza del racismo y la violencia y es que en este punto tenemos que comprender que Texas era un estado hermano de Chihuahua tal como lo es Sonora en la actualidad pero esto cambió con la invasión de los anglosajones. A medida que se consolidaba la frontera entre México y Texas, las personas de raíces mexicanas vivían bajo la constante vigilancia y hostilidad de sus vecinos anglosajones quienes buscan cualquier descuido para lincharlos, ahorcarlos o quemarlos.
Las noticias sobre los linchamientos en Estados Unidos lograron cruzar la frontera y llegar a México, donde en múltiples ocasiones, las autoridades mexicanas expresaron su preocupación y emitieron quejas oficiales ante los funcionarios estadounidenses. Estos actos de violencia provocaron que ciudadanos mexicanos, tanto en su país como en el extranjero, se unieran para protestar contra dichas prácticas. En algunos casos, algunos de ellos incluso tomaron venganza por la muerte de sus compatriotas, asesinando a quienes consideraban responsables. Aunque muchos testimonios escritos sobre los linchamientos se han perdido con el tiempo, las imágenes de esos fatídicos eventos han perdurado. En su momento, las fotografías capturadas de estos actos de brutalidad se transformaron en un macabro souvenir; los linchamientos se convirtieron en espectáculos de masas, y los fotógrafos locales registraban estos episodios, reproduciendo las imágenes en postales que luego eran vendidas al público.
Conclusión
La colindancia de Chihuahua con la República de Texas y, posteriormente, con los Estados Unidos, ha sido marcada por una historia de conflicto, desplazamiento y racismo. La persecución de mexicanos en Texas, con raíces profundamente arraigadas en la ideología de supremacía blanca, reflejó un patrón de violencia que sobrevivió hasta 1919. Hoy, el reconocer y abordar estas realidades es crucial para entender no solo la historia de Chihuahua, sino también las continuas luchas contra el racismo y la búsqueda de justicia social es imperativo analizar estos episodios de racismo para tener un presedente de hasta que punto la crueldad pude llegar.
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