Es en los tiempos electorales que vivimos actualmente cuando la naturaleza humana saca a relucir sus lados oscuros. Las campañas sucias empiezan a enlodar el proceso que estamos viviendo los chihuahuenses. ¿Porqué una barbarie electoral? Porque estamos en un sentido de salvajismo y civilidad en tiempos de evolución política. El término barbarie, proviene de la antigüedad, donde ciertas culturas que no hablaban latín y/o griego eran denominadas como bárbaras.
La legislación actual ha permito que entre lo legal y lo ilegal se conviertan esas lagunas en tapones de trapo sucio para violentar sistemáticamente los principios que regulan los procesos electorales en México. En los rincones más alejados de la Ciudad de México, así como en nuestra frontera, en Ciudad Juárez, se escudan bajo ciertos alegatos de “leguleyos” cuya característica principal es ser picapleitos y carecer de una total deontología en el ejercicio de la profesión a la que juraron con estricto apego cumplir al recibir el título universitario que ostentan para defender la justicia con la aplicación del derecho.
¿Entonces la aplicación del derecho lo usan para atropellar la justicia? Así, vemos en la práctica que hay un conjunto de actores políticos que han empezado a ser considerados como violadores electorales sistemáticos. Creen que lo que hacen está bien, sin embargo, lo que buscan es el poder por el poder mismo. Sin temor a equivocarme han sobrepasado ya los límites establecidos en los topes de campaña a través de una simulada campaña de difusión de sus plataformas electorales, de su imagen pública, y en la promoción del voto hacia los partidos que los postulan. No les extrañe que les notifique el INE que no pueden darles sus constancias como candidatos porque simplemente violaron la ley electoral y después se dicen perseguidos políticos buscando ser rebeldes sin causa.
Hoy la ciudad está tapizada de espectaculares de todos los tamaños, parece que están vendiendo hamburguesas, creen que con espectaculares van a comprar el voto de los ciudadanos. Creo que los ciudadanos han definido ya en la gran mayoría de los casos su intención de participar, lo harán por aquellos candidatos que hoy ofrecen soluciones a un problema que tenemos en la mente de cada uno de nosotros.
La actual pandemia, lo hemos dicho ya antes, tendrá un papel predominante en el desarrollo de las campañas que inician el 29 de abril en las que se elegirán a los presidentes municipales, regidores, síndicos, diputados locales. Las campañas de gobernador y diputados federales ya iniciaron. La fecha para salir a votar será el 6 de junio. Los ciudadanos no podrán ahora tener la opción de acercarse con los candidatos de manera presencial. Las redes sociales empezarán a tener un papel predominante en las elecciones más grandes de la historia.
En un mundo en medio de la pandemia ¿Qué valen los discursos y las porras en las plazas vacías? ¿Seguirán promocionando servicios y productos inexistentes? Así es el mundo de la política corrompida que estamos viendo, los valores humanos han pasado a un segundo término e insólitamente, puedes escuchar a candidatas y candidatos que no salen de la burbuja en la que viven porque “nos ven como seres humanos”. Sólo faltó decir que hasta nos saludaban en prueba de ese “amor” que le tienen a nuestra ciudad. Faltan hechos no palabras.
La respuesta es muy simple, hay que dignificar el sentido de la política. Las definiciones teóricas indican que la política es el ejercicio de las relaciones de poder para proveer el empoderamiento de la sociedad. ¿Qué pasó con la propuesta esencial de los pueblos que han sido gobernados bajo esta teoría? Que se les quitó el poder a las comunidades y se estableció un sistema donde no se privilegia la participación ciudadana, las decisiones son cupulares, la obra pública no se consensa, los planes de gobierno y de desarrollo urbano y territorial son documentos de trabajo, un catálogo de buenas intenciones que se quedan guardados en los cajones de los escritorios de los funcionarios públicos.
En conclusión, necesitamos evolucionar, promover la participación ciudadana, evaluar a los candidatos y a las candidatas, decirle no al salvajismo político que a base de denostaciones violentan al ser humano. Es tiempo de decir que se cuiden las acciones que como una amenaza bárbara pueden presentarse frente a los candidatos y dejarlos en calzones ante la nula presencia de propuesta de gobierno. Faltan ya pocos días para el inicio de las campañas locales, entretanto, seguiremos guardando los tiempos que vendrán a cambiar el rostro de Ciudad Juárez y de Chihuahua.