/ viernes 26 de julio de 2024

Aprender a desaprender

Comúnmente, tenemos la idea que podemos hacer las cosas siempre de la misma manera y que no existen otras formas de hacer siempre lo mismo.

Pero, si exploramos otras posibilidades para recrear o transformar la forma como elaboramos las cosas, nos daremos cuenta que este es un proceso de enseñanza- aprendizaje.

Por supuesto, que usted deberá atreverse a cambiar las formas de hacer las cosas, es decir a cambiar la rutina y romper con esquemas monótonos.

Esto significa aprender a desaprender, es dejar de hacer lo mismo de la misma manera. Es decir, encontrar o descubrir que existen otros caminos que permiten llegar al mismo lugar, dejando las limitaciones que comúnmente tenemos, por otras que no hemos experimentado.

Recordemos que aprendemos automáticamente desde el momento de nacer.

De tal forma, que todo en la vida es un constante aprendizaje en donde voluntaria o involuntariamente, el ambiente y el entorno nos motiva a adoptar nuevas ideas y nuevas habilidades, para “desaprender”, lo cual podría ser contradictorio, pero la idea fundamental de desaprender, es independizarse de conceptos o ideas que se inculcan en la vida y en el entorno de una persona.

Pero no es nada fácil, ya que cambiar de creencias y las costumbres adquiridas, es algo muy complejo, sobre todo cuando éstas se admiten, como las únicas que existen, sin embargo en la mayoría de los casos, desaprender no solo es necesario y útil, si no también comprensible ya que, al ensayar nuevas formas de aprender, se alcanzan nuevas metas.

Aunque parezca trabalenguas, el desaprender, también significa aprender y volver a reaprender.

También no podemos olvidar que, en el proceso del aprendizaje, por supuesto que llegaremos a equivocarnos.

En tiempos de informática y conectividad, aprender cosas o temas nuevos, podría ser complicado cuando pretendemos saberlo todo, en especial frente a escenarios de cambios y evoluciones constantes. Así que, podríamos correr el riesgo de quedarnos anticuados y/o arcaicos.

Lo más recomendable es explorar nuestra forma de pensar y las interpretaciones para comprender una determinada situación.

Por consiguiente, es transformar la forma de observar, lo que parece el mismo problema y escuchar, todo aquello que no se dice.

Que extraño suena todo esto, pero es importante observar y escuchar, lo cual implica desarrollar nuevas capacidades de actuar para lograr un resultado diferente.

Desaprender es hacer simplemente un esfuerzo consciente para “desconocer” patrones establecidos, abandonando zonas de comodidad intelectual; es decir salir del estado de confort, en el que nos encontramos.

Por otra parte “Reaprender” es una tendencia de actualizarse para reintegrar y reincorporar nuevas conexiones, de esta forma adquirimos nuevos hábitos intelectuales, que nos ayudan al crecimiento personal.

Pero no olvide, que es necesario apoyarse en un recurso muy importante: la confianza en uno mismo y en los demás.

Será el momento de mirar desde otro ángulo y encontrar ideas, que no habíamos tenido, para llegar a ellas, por caminos no frecuentados.

Recordemos que los conocimientos fincados en prejuicios, se pueden convertir en lastres; de ahí que innovar también es “aprender a desaprender” para construir algo nuevo utilizando las ideas y la imaginación.

Es crear y formular estrategias diferentes, para resolver los problemas, solo así tendremos emociones positivas, al mismo tiempo es una forma saludable de eliminar pensamientos gravosos, que nos impiden disfrutar del momento presente.

Las empresas más competitivas, recomiendan a sus empleados y directivos, un cambio de mentalidad para enfocar nuevas estructuras; porque si no hacen un cambio de mentalidad, corren el riesgo de quedarse como individuos ineficientes, obsoletos, inoperantes y aburridos.

Además, podrían ser remplazados por personal, que trae nuevas propuestas, con una visión de capacidad de cambio, con nuevas fórmulas organizativas y nuevos modelos laborales.

Porque sin duda para “aprender es necesario desaprender”. Es decir, debemos “vaciar” nuestra mente; identificar y poner en duda las creencias, ideas y conocimientos previos que nos impiden comprender y aceptar nuevas informaciones.

Porque, si tenemos un vaso lleno de agua y queremos poner otra debida en él, primero tendremos que vaciarlo.

¿Sera cierto?

Comúnmente, tenemos la idea que podemos hacer las cosas siempre de la misma manera y que no existen otras formas de hacer siempre lo mismo.

Pero, si exploramos otras posibilidades para recrear o transformar la forma como elaboramos las cosas, nos daremos cuenta que este es un proceso de enseñanza- aprendizaje.

Por supuesto, que usted deberá atreverse a cambiar las formas de hacer las cosas, es decir a cambiar la rutina y romper con esquemas monótonos.

Esto significa aprender a desaprender, es dejar de hacer lo mismo de la misma manera. Es decir, encontrar o descubrir que existen otros caminos que permiten llegar al mismo lugar, dejando las limitaciones que comúnmente tenemos, por otras que no hemos experimentado.

Recordemos que aprendemos automáticamente desde el momento de nacer.

De tal forma, que todo en la vida es un constante aprendizaje en donde voluntaria o involuntariamente, el ambiente y el entorno nos motiva a adoptar nuevas ideas y nuevas habilidades, para “desaprender”, lo cual podría ser contradictorio, pero la idea fundamental de desaprender, es independizarse de conceptos o ideas que se inculcan en la vida y en el entorno de una persona.

Pero no es nada fácil, ya que cambiar de creencias y las costumbres adquiridas, es algo muy complejo, sobre todo cuando éstas se admiten, como las únicas que existen, sin embargo en la mayoría de los casos, desaprender no solo es necesario y útil, si no también comprensible ya que, al ensayar nuevas formas de aprender, se alcanzan nuevas metas.

Aunque parezca trabalenguas, el desaprender, también significa aprender y volver a reaprender.

También no podemos olvidar que, en el proceso del aprendizaje, por supuesto que llegaremos a equivocarnos.

En tiempos de informática y conectividad, aprender cosas o temas nuevos, podría ser complicado cuando pretendemos saberlo todo, en especial frente a escenarios de cambios y evoluciones constantes. Así que, podríamos correr el riesgo de quedarnos anticuados y/o arcaicos.

Lo más recomendable es explorar nuestra forma de pensar y las interpretaciones para comprender una determinada situación.

Por consiguiente, es transformar la forma de observar, lo que parece el mismo problema y escuchar, todo aquello que no se dice.

Que extraño suena todo esto, pero es importante observar y escuchar, lo cual implica desarrollar nuevas capacidades de actuar para lograr un resultado diferente.

Desaprender es hacer simplemente un esfuerzo consciente para “desconocer” patrones establecidos, abandonando zonas de comodidad intelectual; es decir salir del estado de confort, en el que nos encontramos.

Por otra parte “Reaprender” es una tendencia de actualizarse para reintegrar y reincorporar nuevas conexiones, de esta forma adquirimos nuevos hábitos intelectuales, que nos ayudan al crecimiento personal.

Pero no olvide, que es necesario apoyarse en un recurso muy importante: la confianza en uno mismo y en los demás.

Será el momento de mirar desde otro ángulo y encontrar ideas, que no habíamos tenido, para llegar a ellas, por caminos no frecuentados.

Recordemos que los conocimientos fincados en prejuicios, se pueden convertir en lastres; de ahí que innovar también es “aprender a desaprender” para construir algo nuevo utilizando las ideas y la imaginación.

Es crear y formular estrategias diferentes, para resolver los problemas, solo así tendremos emociones positivas, al mismo tiempo es una forma saludable de eliminar pensamientos gravosos, que nos impiden disfrutar del momento presente.

Las empresas más competitivas, recomiendan a sus empleados y directivos, un cambio de mentalidad para enfocar nuevas estructuras; porque si no hacen un cambio de mentalidad, corren el riesgo de quedarse como individuos ineficientes, obsoletos, inoperantes y aburridos.

Además, podrían ser remplazados por personal, que trae nuevas propuestas, con una visión de capacidad de cambio, con nuevas fórmulas organizativas y nuevos modelos laborales.

Porque sin duda para “aprender es necesario desaprender”. Es decir, debemos “vaciar” nuestra mente; identificar y poner en duda las creencias, ideas y conocimientos previos que nos impiden comprender y aceptar nuevas informaciones.

Porque, si tenemos un vaso lleno de agua y queremos poner otra debida en él, primero tendremos que vaciarlo.

¿Sera cierto?

ÚLTIMASCOLUMNAS
viernes 23 de agosto de 2024

¿Y usted tiene discreción?

En el mundo dominado por las redes sociales, la premisa es publicar todo lo que hacemos; así. que es muy común, que las personas siempre estemos presumiendo de nuestros logros o nuestros méritos, buscando la admiración de los demás. Por lo que, exponernos y exponer todo lo que hacemos está de moda. Da igual de lo que se trate: lo que cocinamos, cuándo viajamos, qué ropa utilizamos y dónde la compramos, los logros de nuestros hijos, o qué hacemos cuando nos aburrimos, y hasta las peripecias que hace nuestro perro. El propósito es compartir y exponer la vida privada, la cotidianeidad de cada uno, para que la “vean” nuestras amistades más cercanas, pero además la mayor cantidad de gente. Así, en un mundo de infinitos escaparates, la discreción parece ser un valor que ha quedado en desuso, o en todo caso olvidado. La discreción, hace referencia a la cautela, para no contar lo que uno sabe o para guardar un secreto, cuando no hay necesidad de que lo sepan o conozcan los demás. A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos, que ni siquiera sabemos que existen, ni las consecuencias que nos van a generar. Además, es habitual entre nosotros, que compitamos con quienes nos rodean, para conseguir figurar en los primeros puestos, buscando el reconocimiento social. Curiosamente en este contexto, la discreción resulta ser una virtud escasa, que facilita la convivencia y las relaciones personales, tanto en los entornos laborales, como en los domésticos o familiares. Frente a estos escenarios, una persona discreta sabe ser cautelosa y callar cuando es conveniente; además también es reservada, especialmente con los asuntos de los demás. Curiosamente una persona con estas cualidades, es confiable y un confidente ideal, con la que podríamos compartir una preocupación, un problema o incluso confiarle un secreto íntimo o privado. Porque estos secretos, no serán compartidos, ni medio compartidos, con otros. Una persona discreta, sabe actuar y hablar con tacto, desde la cercanía, haciendo siempre sentir cómoda a otra persona. Suele ser sensata y no busca figurar, ni ser protagónico. Por lo general no habla de sí misma, ni de sus virtudes ni de sus méritos frente a terceros. Aunque es consciente de ellos y de su valor, se siente más cómoda haciendo visibles las virtudes y los méritos de los demás. No tiene prisa, ya que siempre sabe esperar, hasta que llega el momento oportuno para actuar. Es importante referir, que las personas faltas de discreción, se verán en dificultades para ocultar su verdadero ser, y tratarán de enmascarar todo con excusas. Podríamos mencionar que el valor de la discreción, es directamente proporcional a la prudencia. La discreción es simplemente la base de la confianza. Que extraño se “escucha” que la discreción es la base la confianza; recordemos que la confianza, es resultado de un proceso de conocimiento y aprendizaje, la cual podemos perder en un instante. Porque estimado lector sin dudarlo, usted y un servidor, no nos sentiríamos seguros de compartir información, con personas que puedan darla a conocer con otras personas, con quienes no tenemos empatía o no conocemos. Lo más recomendable es que, si usted desea ser generoso, hágalo con cualquier cosa, menos con la información de los otros. Recuerde que una persona prudente se comporta, con sensatez, eligiendo en cada momento el comentario oportuno, también tiene el control con la información, al ejercer la discreción evitando traicionar el secreto o la intimidad de otros. Esto es un ejemplo de respeto, hacia quien le ha confiado información personal y privada; además es una muestra de lealtad. Y lo más importante una persona discreta y prudente, entiende y valora las emociones que puede sentir el otro y procura no provocar su dolor. Porque una frase o una conducta imprudente, acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de usted. Recuerde que la confianza, es básica en las relaciones personales. Sin ella no podemos mantener relaciones profundas, tan solo frívolas, y superficiales. Porque una de las ventajas de ser prudente, es que usted consigue tener relaciones personales de calidad y respeto. Así que estimado lector, la pregunta obligada: ¿Y usted tiene el poder de la discreción?

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