El presidente López Obrador entregará la banda presidencial en unos días a Claudia Sheinbaum, su compañera de lucha, una mujer muy cercana a él; todo salió como lo esperaba, la continuidad de la llamada Cuarta Transformación está asegurada seis años más.
Así mismo, apresuró la aprobación de sus reformas, para dejar todo tal como lo había planeado y de esa manera presumir, que su mandato ha sido el mejor en décadas y por supuesto, dejar plasmado su nombre con letras de oro en la historia de México, está bien, se vale, sin embargo, aun cuando su gestión tuvo aspectos positivos, quedó lejos de lo prometido en campaña y quizás ese fue su primer gran error, prometer sin antes razonar, es absurdo que haya asegurado, que durante su mandato no habría una sola masacre, la triste realidad es que finalizará como el sexenio con más homicidios en la historia, literalmente el país hundido por un tsunami de violencia e inseguridad.
Así mismo, prometió que su gobierno esclarecería la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, tampoco se cumplió. En la mayoría de sus discursos dijo que estaba comprometido con los más pobres, no lo dudo, tan es así que incrementó el salario mínimo en porcentajes nunca vistos, sin embargo, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la pobreza extrema incrementó en su sexenio, pues en el 2018 había 8.7 millones y en el 2022 subió a 9.1 millones de habitantes en pobreza extrema.
En materia de salud, afirmó que tendríamos un sistema similar al de Dinamarca, pero no pudo materializarlo. Frecuentemente señaló la corrupción que hubo en los gobiernos del PRI y PAN, lo cual es cierto, pero en lugar de rechazar sin excepción, a todos esos malos políticos, se relacionó con varios de ellos e incluso los invitó a su gabinete. También dijo que enjuiciaría a los expresidentes corruptos, pudo ordenar una investigación minuciosa a cada administración sospechosa, y si encontraban delitos, presentar una denuncia, pero prefirió convocar a una consulta popular, la cual no fue válida, pues no alcanzó el 40% de participación.
Así mismo, en plena campaña, señaló que haría historia en al acceso a internet, la población tendría acceso gratuito en escuelas, parques, carreteras y oficinas públicas, la ciudadanía aún espera ese beneficio. Su propaganda electoral, decía que era el único candidato que planteaba una propuesta para reconciliar al país, sin embargo, sus frecuentes descalificaciones a la iglesia católica, prensa, medios de información, UNAM, clase media y alta, además del apoyo desmedido a países dictatoriales como Nicaragua y Cuba, contribuyeron para que la sociedad mexicana está más dividida que nunca.
Claudia Sheinbaum, tomará las riendas del país en muy pocos días, la sucesora que López Obrador eligió, creo que ni en los años dorados del PRI sucedía eso.
Los detractores de López Obrador dicen que no se irá del todo, muchos asuntos pasarán todavía por su escritorio e incluso tomará decisiones, pero Claudia, ha demostrado carácter, es difícil pensar que ya estando en el poder, siga siendo una “corcholata”, como él mismo llamó a sus candidatos. Claudia durante su campaña fue mesurada, no hizo promesas absurdas, ojalá que esa sensatez e inteligencia, se vean reflejados en su mandato, para luego lograr la anhelada reconciliación en el país.
Deseo que López Obrador se quede allá, en su famoso rancho, tal como lo prometió hace unos meses, alejado de la vida pública. Gracias por su trabajo y hasta nunca, señor presidente.
Licenciado en Comunicación. Tesorero de la Asociación de Editorialistas. Coautor de diversos libros.
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