/ viernes 26 de abril de 2024

Añoranzas de la infancia “Porque la infancia es el único discípulo del arte”

“Porque la infancia es el único discípulo del arte”

Sabemos que, como adultos todos tenemos recuerdos de la infancia, aquellos que se desvanecen en el tiempo y que solo algunos de estos, forman la piedra angular de la concepción de nuestros comienzos.

Porque sin duda, convertirse en adulto podría ser confuso y abrumador; además de ser un verdadero desafío, especialmente cuando entran en juego las relaciones interpersonales y/o amorosas, que pueden ser complejas y al mismo tiempo desordenadas.

Recordar que en la infancia, cuando se nos presenta algún “problema” siempre recurrimos a mamá, papá, a un hermano mayor o inclusive a un abuelo, para que nos ayuden a resolver aquel problema, que puede parecernos gigantesco y que ahora como adultos, simplemente lo percibimos como irrisorio e insignificante.

Infancia inundada de emociones y sentimientos, donde tenemos alegría y nostalgia, pero también tragedias, perdidas, carencias y desafortunadamente experiencias nada gratas como: el maltrato y las agresiones.

De tal forma, que los componentes de la vida están esparcidos, por lo que tratamos de armarlos como un rompecabezas, para darle el verdadero sentido de pertenencia y la sencillez de la infancia.

Tiempo que hemos compartido, el cual nos hace recordar un pasado, allá donde los cielos gestan lluvias oblicuas, que se acumulan en un rio, que se escucha a sí mismo, con un idioma estival, festivo y lúdico.

Aquel que se resiste de no ser olvidado por el paso del tiempo. Misterio de quien le da identidad, cuando también se presenta la enfermedad y la tragedia, “in-mociones”, que forjan el carácter y palidecen por el cristal de la ventana, aquel que nos permite tocar una estrella con la mirada, mientras cantamos nuestra historia hacia los cuatro puntos cardinales.

Recuento de la vida deletreada, aquella que arroja el vuelo de la golondrina; desde las canciones de cuna, los juegos, los cuentos, las retahílas, y los poemas; que conforman los movimientos fulgurantes de composiciones sonoras del habla cotidiana, aquellas que marcan la impronta de la infancia que no podemos olvidar, entre brincos, travesura y peripecias, que están guardadas en la memoria.

Recordemos que la vida, es el arte más costoso que existe desde que tomas conciencia, de tal forma que cuando sucede un tropiezo, quieres detener la película, rebobinarla para volver a empezar, y sustraer el tiempo transcurrido, para seguir al sol en ese movimiento de armonía, bajo el dominio del cosmos.

Vivir con el tiempo justo, que se muestra fugaz y repentino por la pasión, la libertad y el romanticismo, con la afición de venerar nuestro pasado, conscientes de que podría ser doloroso por el aprendizaje adquirido.

Así que estimado lector, podría preguntarle;

¿Cuántos recuerdos de su infancia caben en su memoria?

Recordemos que la infancia, es como un pequeño barco de papel, en el cual todos vamos trepados; pero mientras transcurre su curso, algunos lo abordan, pero otros tenemos que descender, según el orden de los cielos; porque simplemente tenemos que abordar otro vehículo, que nos permita redescubrir, los horizontes de otras etapas de la vida.

Las voces de un infante aclaran el aire, aunque afuera este nublado, el silencio es un graderío en el desierto; porque no podemos negar que nacemos y nos integramos, a un vocerío de luz, a ser los oyentes de melodías de palabras y expresiones, que nos irán estructurando como hablantes dentro de una infancia inagotable.

Importante mencionar, que cuando una casa no está habitada por un niño o una niña, con el tiempo se llenará de caprichos, rutinas y manías.

Es así como crecemos, dentro de un entramado de ritmos y frases, que nos dan identidad desde que somos niños, con el único propósito de no olvidar la etapa de la infancia, que debe ser fortalecida, cuidada y amada.

Emoción compartida, para comprender una condición de tiempo, en el que germina todo a través del alma de un niño, que se muestra soñadora e ingenua, dentro de su propio mundo, integrada a un tejido social establecido por los adultos.

Porque el niño; piensa se mueve y observa; pero también calla, imagina, dibuja, trabaja, juega, mira televisión, tiene hambre, se enferma, escucha gritar a los adultos, y recibe regaños.

Porque sin duda cuando nace un niño, el mundo se fortalece, pero cuando nace una niña, aparece el perfume y la belleza del paisaje.

Pequeñas criaturas mágicas, protegidas por el cielo.

¿Será cierto?


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viernes 23 de agosto de 2024

¿Y usted tiene discreción?

En el mundo dominado por las redes sociales, la premisa es publicar todo lo que hacemos; así. que es muy común, que las personas siempre estemos presumiendo de nuestros logros o nuestros méritos, buscando la admiración de los demás. Por lo que, exponernos y exponer todo lo que hacemos está de moda. Da igual de lo que se trate: lo que cocinamos, cuándo viajamos, qué ropa utilizamos y dónde la compramos, los logros de nuestros hijos, o qué hacemos cuando nos aburrimos, y hasta las peripecias que hace nuestro perro. El propósito es compartir y exponer la vida privada, la cotidianeidad de cada uno, para que la “vean” nuestras amistades más cercanas, pero además la mayor cantidad de gente. Así, en un mundo de infinitos escaparates, la discreción parece ser un valor que ha quedado en desuso, o en todo caso olvidado. La discreción, hace referencia a la cautela, para no contar lo que uno sabe o para guardar un secreto, cuando no hay necesidad de que lo sepan o conozcan los demás. A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos, que ni siquiera sabemos que existen, ni las consecuencias que nos van a generar. Además, es habitual entre nosotros, que compitamos con quienes nos rodean, para conseguir figurar en los primeros puestos, buscando el reconocimiento social. Curiosamente en este contexto, la discreción resulta ser una virtud escasa, que facilita la convivencia y las relaciones personales, tanto en los entornos laborales, como en los domésticos o familiares. Frente a estos escenarios, una persona discreta sabe ser cautelosa y callar cuando es conveniente; además también es reservada, especialmente con los asuntos de los demás. Curiosamente una persona con estas cualidades, es confiable y un confidente ideal, con la que podríamos compartir una preocupación, un problema o incluso confiarle un secreto íntimo o privado. Porque estos secretos, no serán compartidos, ni medio compartidos, con otros. Una persona discreta, sabe actuar y hablar con tacto, desde la cercanía, haciendo siempre sentir cómoda a otra persona. Suele ser sensata y no busca figurar, ni ser protagónico. Por lo general no habla de sí misma, ni de sus virtudes ni de sus méritos frente a terceros. Aunque es consciente de ellos y de su valor, se siente más cómoda haciendo visibles las virtudes y los méritos de los demás. No tiene prisa, ya que siempre sabe esperar, hasta que llega el momento oportuno para actuar. Es importante referir, que las personas faltas de discreción, se verán en dificultades para ocultar su verdadero ser, y tratarán de enmascarar todo con excusas. Podríamos mencionar que el valor de la discreción, es directamente proporcional a la prudencia. La discreción es simplemente la base de la confianza. Que extraño se “escucha” que la discreción es la base la confianza; recordemos que la confianza, es resultado de un proceso de conocimiento y aprendizaje, la cual podemos perder en un instante. Porque estimado lector sin dudarlo, usted y un servidor, no nos sentiríamos seguros de compartir información, con personas que puedan darla a conocer con otras personas, con quienes no tenemos empatía o no conocemos. Lo más recomendable es que, si usted desea ser generoso, hágalo con cualquier cosa, menos con la información de los otros. Recuerde que una persona prudente se comporta, con sensatez, eligiendo en cada momento el comentario oportuno, también tiene el control con la información, al ejercer la discreción evitando traicionar el secreto o la intimidad de otros. Esto es un ejemplo de respeto, hacia quien le ha confiado información personal y privada; además es una muestra de lealtad. Y lo más importante una persona discreta y prudente, entiende y valora las emociones que puede sentir el otro y procura no provocar su dolor. Porque una frase o una conducta imprudente, acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de usted. Recuerde que la confianza, es básica en las relaciones personales. Sin ella no podemos mantener relaciones profundas, tan solo frívolas, y superficiales. Porque una de las ventajas de ser prudente, es que usted consigue tener relaciones personales de calidad y respeto. Así que estimado lector, la pregunta obligada: ¿Y usted tiene el poder de la discreción?

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